Revista Cultura y Ocio
"Hasta entonces la pequeña había leído en voz alta; ahora, casi de pronto, se le cerraron los ojos. Sus padres se miraron sonriendo, Fridolin se inclinó sobre ella, le besó el rubio cabello y cerró el libro, que descansaba sobre la mesa todavía por recoger. La niña pareció haber sido sorprendida en falta.
- Las nueve -dijo su padre-, es hora de irse a la cama."
Todos hemos oído hablar de Eyes Wide Shut pese a que hace ya unos cuantos años que se estrenó, incluso muchos hemos visto la película. Lo que tal vez no hayáis hecho es acercaros al libro que la inspiró. En realidad yo tampoco lo había hecho hasta no hace demasiado, pero el acercamiento me ha resultado muy interesante. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Relato soñado.
Conocemos a Fridolin, un joven médico vienés, casado con Albertine hace ya algunos años. Ambos tienen una hermosa niña y viven una vida acomodada en un matrimonio aparentemente feliz. Sin embargo, una noche acuden a un baile de máscaras cosechando un relativo éxito entre el sexo opuesto y, al comentarlo la noche siguiente, en un arranque de sinceridad, se confiesan los deseos sentidos y no realizados por otras personas en una especie de pugna cuya consigna fuera "y yo más". Tras esto, y aprovechando una llamada nocturna, Fridolin parece lanzarse a consumar una infidelidad como venganza por la no consumada de su esposa.
La primera diferencia que existe entre este relato largo o novela corta de poco más de cien páginas y la película, es la ambientación. Estamos en Viena, en 1920, un momento y un lugar con una sociedad muy diferente a la actual. Es en este marco en el que se nos presenta a esta pareja, hermosa, feliz y aparentemente estable y sólida. Y es justo esta pareja la utilizada por el autor para experimentar con las pasiones y los deseos ocultos bajo la superficie, permitiendo que los sueños y la realidad se den la mano en el camino de las fantasías de ambos.
No en vano el libro comienza con una niña acostándose, dormida, para que sus padres puedan asistir a la mascarada. Como tampoco lo es que una vez más se acueste a dormir para que puedan sincerarse entre ellos. Y a partir de aquí, con el doctor en la calle buscando la oportunidad, hablando con otras mujeres y pensando en la propia, jugarán autor y lector a sobreentenderse. Una noche en la que se acercará a mujeres que le brindarán la oportunidad de resarcirse por esa ofensa no consumada, y en la que se descubrirá entre excusas de hombre recto que, sin embargo, no le ayudarán a aliviar el escozor provocado por esa duda.
No necesita Schnitzler de mucha extensión ni demasiadas palabras para dejarnos una historia magnífica. Un juego en el que nos veremos sopesando si Fridolin sueña o acaso es el narrador quien lo está haciendo, pero en el que disfrutaremos al entrar. Un ambiente decadente y brumoso para hablar de sensibilidad, amor, pasiones que atormentan y también de esos frágiles equilibrios que hay entre sueños y realidad que pueden acabar revelando los temores de esta pareja. Una historia con un final abierto, para que el lector decida, o juzgue o tal vez, tras haber hecho la lectura, se descubra pensando en la historia de una forma mucho más personal de lo que pensó en un primer momento.
Un descubrimiento del que he disfrutado de la mano de un autor cuya obra os recomiendo. Merece la pena que lo descubráis.
En este caso la adaptación al cine me parece magnífica, con diferencias notables (para empezar el momento en que se desarrolla), pero muy bien llevada a cabo. Lo cual me lleva a la duda de hoy; ¿sois de los que buscáis los libros en los que se basan las películas o por el contrario los apartáis de las listas de pendientes considerándolos ya leídos?
Gracias