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Relatos online, Taonos

Por Igork
El conjuroTAONOS (XIV)Relatos de fantasía14 de 22Relatos online, Taonos
   La señora soltó una carcajada que heló los corazones de los hombres. «¡Estúpido!», repitió. Sus pupilas parecían arder y su melena brillaba como si sus cabellos tuvieran luz propia. «¡A vosotros os condeno al infierno!». Levantó los brazos hacia el cielo y profirió palabras extrañas. Ciros la miraba. Se había transformado en una llama blanca sobre las rocas. Cuando su figura volvió a ser visible, señaló con ambos manos en dirección a las cascadas y pronunció un último conjuro. Un terremoto sacudió el lugar e hizo temblar a hombres y rocas. Pareció que la tierra se fuera a resquebrajar, cuando por las Gargantas apareció un alud de agua, barro y grandes piedras, que se desplomó por la vertical de la caída y descendió por el cauce del río, barriéndolo todo a su paso.El veguer de la Marca Sur presenció como los suyos desaparecían en un abrir y cerrar de ojos bajo aquel furioso aluvión. Con lágrimas brotando de sus ojos, levantó la vista y vio a aquella diosa del norte que lo contemplaba, desdeñosa, desde el risco. Aresha lo señaló y los salvajes empezaron a descender del paso y a salir de los bosques, al otro lado del cauce.Sólo contaba con la retaguardia. Imposible contenerlos. Preso de una súbita impotencia, recogió y lanzó un puñado de tierra contra la crecida que se había llevado al grueso del ejército y, a la vez, los salvaba del ataque de los montañeses. Un puñado de tierra contra unas fuerzas que desconocía.—Todo lo que no sea comida, agua y armas, ¡al suelo! —ordenó con voz imperiosa—. ¡Todo! Debemos ser ligeros como las gacelas del sur, vamos.Relatos online, Taonos
Pincha aquí para empezar la HistoriaQuedan 8 fragmentos para el final.
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