‘Relaxing-café party’ y el ancho de vía ibérico

Si la madrugada del domingo retrasamos los relojes una hora, ya de día muchos observaron no sin alegría que sus relojes, parados hace décadas, marcaban la hora. Fue en la manifestación contra la derogación de la doctrina Parot, dictada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

El PP creó en su día un caballo de Troya y le dio forma y subvenciones bajo el paraguas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. La AVT engloba una parte, solo una, de los cientos de miles de víctimas de atentados de ETA, pero deja fuera a muchos, demasiados, y no solo de la banda terrorista. Tampoco incluye a otras víctimas que no son del relaxing-café-con-leche party, heredero del tea party USA.

El monstruo creado por el PP se fue utilizado en su día como arma política para azuzar las conciencias de esa mayoría silenciosa (¿recuerdan?) que no sale a protestar a las calles ni ejerce de lobby día sí y día también. La AVT, enarbolando el estandarte de la justicia, quiere también venganza y no acata la resolución de un tribunal europeo que consideran amañada y politizada, y en esto sí que saben de lo que hablan.

Este relaxing-café-con-leche party, que podría encontrar en la Pantoja, por poner solo un ejemplo, su líder espiritual e ideológico, vuelve a construir su vía de ancho ibérico propio, defensiva, que obstaculice el libre paso de los bárbaros del norte de Europa (sí, los que pasan el informe Pisa con nota) y la modernidad, aun cuando esa modernidad venga de una Europa burócrata, titubeante y ajena al sur. Spain is different, sí: seis millones de parados sin que se produzca un crack que lo haga saltar en pedazos lo avalan, un consumo herido de muerte en una economía de mercado regida por la oferta y la demanda, un país que destruye su paisaje y sus recursos, que castiga las energías renovables, la investigación, una sanidad modélica y una educación plural. Solo el quebranto del relaxing-café-con-leche party bruñendo su orgullo mancillado y el desaire de los suyos, ya en el poder.

Y entre tantos miles, mayoría silenciosa que no salió el 15M ni se manifiesta salvo en algunas cosas, ¿nadie pudo avisar a Ana Botella de que el jersey en la espalda, a modo de adorno, rodeando el cuello con las mangas pertenece también al pasado? ¿O es solo una declaración de intenciones entre tanta crispación, un ancho de vía ibérico por si alguna idea refresca?