Revista Cultura y Ocio
He cometido el peor de los pecadosque un hombre puede cometer. No he sidofeliz. Que los glaciares del olvidome arrastren y me pierdan, despiadados.Mis padres me engendraron para el juegoarriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego.Los defraudé. No fui feliz. Cumplidano fue su joven voluntad. Mi mentese aplicó a las simétricas porfíasdel arte, que entreteje naderías.Me legaron valor. No fui valiente.No me abandona. Siempre está a mi lado. La sombra de haber sido un desdichado.
Hoy traigo un poema, hacía mucho que no me atrevía. Borges, autor representativo, nos dejaba estas palabras que me impactaron desde la primera vez que las leí. Su título, Remordimientos, no deja duda al lector sobre lo que nos encontramos. al menos, a mi no me la dejó. Me invade la melancolía al ver una vida gastada, comprobar un tiempo perdido y sufrir tal vez el peor de los castigos, el arrepentimiento.
Tal vez seguir el camino de las artes le supuso al autor una carga, una pena frente a lo que se esperaba de él. Tal vez por ser otro tiempo, otra vida, otro momento. Tal vez, sólo son suposiciones de una lectora que se encuentra estas palabras y las copia en un cuaderno repleto de poemas. La vida es una lucha. Una meta inalcanzable para el hombre que escribe. Incluso para el encumbrado que escribe este poema, y al que ya no tengo opción de explicarlo que se encoge el alma en palabras que resultan ser mundos de sentimiento a ojos de quienes lo leemos. O tal vez solo sea yo, que lo leo con unos ojos diferentes a los de otro lector y por eso me emociono. O tal vez, solo tal vez, justo por eso es poesía.
Veo la vida, la tierra, el aire, el fuego; y los veo como él dice, vida en movimiento. Esa curiosa armonía de los elementos que no puede evitar ser expuesta de una forma hermosa en pluma de Borges y que desluce ante la sombra de esa desdicha con la que pone fin a este hermoso poema.
Tal vez os suene triste mi entrada de hoy, pero así es como veo el Remordimiento. De hecho, nunca me gustó esta palabra: remordimiento. Porque toda ella en sí implica rechazo a algo consumado y, por lo tanto, una oportunidad perdida para hacer o deshacer. Y todo esto, sin poder hablar de métrica o de rima, es lo que veo en este poema. Siempre digo que la poesía es íntima por aquello que nos hace sentir al leerla y son ya muchas las veces en las que os cuento mis sentimientos ante las letras de otros. Hoy me gustaría saber una cosa. Si leéis este poema, detenidamente, sin prisa, regalando a Borges apenas un par de minutos de vuestras vidas, ¿qué es lo que os hace sentir? yo lo tengo claro: melancolía.
Gracias