Revista Opinión

Rencor

Publicado el 05 marzo 2018 por Jcromero

Solo desde el rencor se puede entender la incomprensible negativa a la exhumación de los restos humanos sepultados en cunetas y fosas comunes; solo desde el sectarismo puede financiarse la repatriación de los muertos de un bando y mantener sepultados a los del otro; solo desde la adhesión incondicional puede negarse la condena de un régimen como el franquista. ¿Será posible que un día esta peculiar democracia supere los horrores de la guerra y la dictadura?

Pasos hacia el pesimismo. El Valle de los Caídos es un lugar macabro, un monumento levantado en Cuelgamuros, Sierra de Guadarrama, como exaltación de la victoria franquista. Allí se depositaron restos de republicanos muertos o asesinados que fueron trasladados a este recinto, desde diferentes lugares de España, sin consentimiento de sus familias. Luego, puro ensañamiento, se depositaron los restos del verdugo. Se trata de un monumento y fosa común que representa la victoria de un bando y la humillación del otro.

Recientemente se presentó una iniciativa parlamentaria para promover la nulidad de los juicios celebrados por el franquismo, encomendar al Estado la tarea de localizar y exhumar las fosas con los cuerpos de más de 100.000 represaliados así como retirar los restos del dictador del Valle de los Caídos. Ahora sabemos que el grupo de los populares veta esta iniciativa. Dicen que lo hacen por los gastos que conlleva; mienten. Nunca hay dinero para aquello que incomoda la zona de confort en la que parasita esta derecha que gobierna.

Hace unos días un grupo de eurodiputados visitaron el Valle de los Caídos para denunciar "la situación de apología del franquismo" que supone el mantenimiento de este monumento. Durante el transcurso de la visita, uno de ellos es amenazado de muerte . ¿Tenéis alguna duda que los cuerpos de seguridad del Estado trabajarán sin descanso hasta identificar al amenazador y que la fiscalía procederá de igual manera? ¿Tenéis alguna duda? Yo, tampoco.

El veto permanente del PP a condenar el régimen dictatorial, la agitación alentada desde espacios de poder cada vez que, por ejemplo, se hace referencia a la Ley de Memoria Histórica o la amenaza al eurodiputado son ejemplos de la vigencia de un sector empeñado en mantener vivo el enfrentamiento y avivar el rencor.

Con una arrogancia ofensiva, conminan a dejar en paz a los muertos. Dicen que hay que respetar la historia, que mover los restos es remover el pasado, abrir viejas heridas. Precisamente, se trata de eso; de dejar a los muertos en paz, identificados y sepultados dignamente. Respetar la historia, dicen. Ignoran que la historia no se respeta, se conoce y estudia o se ignora. ¿Cómo vamos a respetar a tantos malnacidos como habitaron en ella? Y, en todo caso, una cosa es conocer y aceptar la historia y otra cosa ser cómplices de sus personajes más sanguinarios o seguir ensalzando al tirano y a sus secuaces de poder y rencor constante.

Escucho a Keith Jarret, Gary Peacock y Jack DeJohnette:


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