El primer paso en una situación difícil es pensar diferente. Hace poco recibí un mail que hablaba sobre Albert Einstein y las lecciones de superación que nos ofrece su forma de pensar. Él fue el único de su grupo que no pudo graduarse de la universidad, por lo que tuvo muchas dificultades para encontrar trabajo. Además, se vio obligado a huir de su tierra natal y convertirse en ciudadano suizo por nacer en el primer país ocupado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Dijo: “Crisis mundial. No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo.”
La humanidad ha pasado por muchas crisis. Estados Unidos ya vivió una gran depresión económica durante los años 30 y 40. Las dificultades no son novedad, salir de ellas sí puede serlo. La crisis es la mejor bendición para las personas y países porque trae progreso. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno. En esas situaciones complicadas es que nace la inventiva, los descubrimientos y las estrategias. Quien supera los problemas se supera a sí mismo. Aquellos que atribuyen su derrota a la mala situación, violentan su talento y le da más importancia a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis es la incompetencia y la pereza para encontrar soluciones. Sin dificultades la vida es una rutina y una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos porque todo viento es caricia. Hablar de ella es promoverla y callar es resaltar el inconformismo. En vez de eso, trabajemos duro, acabemos con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer superarla.
El entender la crisis como una oportunidad es un cambio de pensamiento difícil. Lo que uno piensa y vive durante los situaciones críticas no es ideal para tomar decisiones, pero es necesario cambiar de mentalidad y pensar que esos momentos son propicios para recibir bendición y milagros. Lograrlo depende de creer que verdaderamente somos hijos de Dios y que nuestro Padre todo lo puede.
La Biblia también habla de crisis. Éstas forjaron a los mejores líderes del pueblo de Dios. De la crisis en medio de los egipcios salió Moisés; del tiempo de hambre surge José; del tiempo de incredulidad y de falsos dioses, nació Daniel; de la penuria de pasar 40 años en el desierto salieron Caleb y Josué. La Palabra nos enseña a tomar ventaja de las dificultades.
Cuando tenía entre 8 y 9 años jugábamos con los perros boxer del vecino. El juego era peligroso y consistía en salir corriendo hacia el barranco mientras el vecino soltaba a sus perros. Nos daban unos minutos de ventaja para que tuviéramos la oportunidad de subirnos a los árboles. Por supuesto, el objetivo era escapar de los perros y evitar que nos atacaran. Tu mayor bendición es tener fe y creer que Dios puede llevarte delante de la crisis.
Josué y Caleb aprovecharon la crisis de los 40 años en el desierto. Fueron como espías mandados por Moisés a ver la tierra prometida. De los diez que enviaron, 8 vieron gigantes y dos vieron uvas enormes en una tierra donde fluía leche y miel. Equivocadamente, la mayoría vieron los problemas y no las bendiciones. Dice la Palabra que el Evangelio es locura. La crisis es la mejor oportunidad del cristiano para demostrar que tiene un Dios todopoderoso.
El problema de ir delante de la crisis es cómo la vemos y pensamos. Dios nos da la seguridad de que es nuestro sustento, proveedor y sanador, entonces no hay crisis que pueda alcanzarnos. Cambia tu pensamiento y entiende que una situación difícil puede ser tu mayor oportunidad. Si investigas sobre la recesión de los 30’s descubrirás que los millonarios surgieron de una crisis. Fueron creativos y pensaron alternativas. Mientras unos se desesperaban, otros decían: “Hoy Dios está conmigo, y voy adelante. Hoy las bendiciones me alcanzarán”.
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