Matteo Renzi impone la ley de elecciones de su partido con 334 votos pero consigue el rechazo total de los grupos de oposición que saliron fuera del Parlamento y el voto contrario de 43 miembros del Partido Democrata.
Se llama "Italicum" e irá a reemplazar la ley denominada "Porcellum", ideada por Fuerza Italia y Liga Norte y ya ha sido acusada de ser antidemocrática y de favorecer un solo partido al poder y de favorecer un solista partido al poder, porque permite de obtener 340 miembros al partido que consigue el 40% o vence el balotaje a la segunda vuelta, o bien la mayoría absoluta de la Camara de los diputados.
El primer ministro se ha alegrado en twitter, comentando: "Empeño mantenido, promesa respetada. Italia necesita de quien no dice siempre no. Adelante, con humildad y ánimo" y la fuerte ministra de las reformas Maria Elena Boschi le ha hecho eco: "Nos han dicho no la haréis nunca, se equivocaron, ¡Lo logramos ! Ánimo Italia, clara alusión a la minoría del partido conducida por los ex líderes Bersani y Letta.
La nueva Ley de Elecciones establece, además de la regla del 40% y del segundo escrutinio (donde participan el primero y el segundo partido sin alianzas con otros), la candidatura bloqueada de las cabezas de lista que podrán presentar la candidatura en diez circunscripciones, la barrera del 3% por los partidos de oposición que de dividirán la cuota proporcional y la la igualdad de genero en las candidaturas entre hombres y mujeres.
Esta ley, de hecho, favorece un blindaje del gobierno con el partido de mayoría muy fuerte y dos partidos de oposición que se alternarán al segundo escrutinio y un relevante poder del jefe del gobierno y un fuerte poder del jefe del gobierno que puede nombrar todavía sus miembros más fieles a la cabeza de las listas y por lo tanto influir en la estructura del partido y del Parlamento.
Las oposiciones, a cuyo se ha unido un gran coro de intelectuales, (entre cuyo también el ex director del influyente periódico Corriere della Sera), ahora esperan que el nuevo Jefe de Estado no firma la ley, pero es difícil que Mattarella pueda expresar un dictamen de adversidad a la Constitución y alinearse contra Renzi, causando la crisis de gobierno y elecciones anticipadas.
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