Un conocido mío decía que los vampiros no existen, pero si nos pusiéramos todos de acuerdo en creer que existen, seguro que acabaríamos todos con un buen mordisco en la yugular. Por mucho que su afirmación suene un poco exagerada, no deja de ser cierta: cuando un número suficiente de individuos cree en algo, al final se acaban imponiendo independientemente de la lógica y el uso de la razón.
Una de estas creencias es que internet elimina los intermediarios, algo que nos han repetido hasta en la sopa los teóricos expertos, y más con toda la polémica que hemos tenido con lo de Blablacar, Uber, etc… Pero lo miremos como lo miremos, internet lo único que ha conseguido es concentrar los intermediados para darles un poder que no tenía nadie antes, ni siquiera el Corte Inglés.
Ahora bien, ¿como es posible que sigamos engañados con este concepto?, porque casi todos los proyectos que estoy viendo son precisamente para hacer de intermediarios: poner en contacto locales con gente que quiere alquilarlos, profesionales freelance con empresas, y así podría seguir. Es más, juraría que ninguna empresa que sea puramente de internet esté dedicada a crear nada, simplemente a unir a dos extremos de una cadena para a base de comisiones, generar su plan de negocio.
Así que si no hay empresas fabriles en el sector de internet -entendiendo que crean producto-, me repito de nuevo, ¿de dónde viene este concepto de que elimina intermediarios?. Quizás sea que confundo conceptos y la edad me está eliminando neuronas, y lo que realmente querían decir es que si se eliminan intermediarios, pero solo para crear uno gigantesco y que todos nos tengamos se doblegar a sus exigencias.
Cuando el mercado tenía muchos actores, quizás era difícil conocer quién podría ofrecer el mejor producto, pero por otro lado, tenías más facilidad de negociación. Ahora es todo lo contrario, sino está en Google no existe, sino está en Amazón no sirve para nada, y pronto, pasará lo mismo con el resto de intermediarios. Y esta posición de poder, hace que paguemos extraordinariamente más -aunque no os estéis dando cuenta- que con el antiguo modelo.
No es que sea un ludida que quiera romper las máquinas y ponerme a plantar patatas -aunque a veces me dan ganas- pero creo que a nivel de derechos, que no de facilidades, esta evolución creo que no nos ha beneficiado tanto como nos quieren hacer creer.
Pero volviendo a esos amigos con gran bagaje cultural y que se regodea en los dichos clásicos: sarna con gusto no pica.
Película: Catch Me If You Can
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