Autor: Andrés Velez Cuervo
Editorial: Colección Becas (Idartes/Cinemateca)
Esta Beca de Investigación ganadora de Idartes, no sólo es una profundización sobre el "género" del cine negro sino una contextualización de éste en el cine colombiano, y cómo su acercamiento si identifica con la realidad del país. Escrito por Andrés Velez Cuervo, uno de los investigadores, que mejor ha logrado identificar el valor del cine en la cultura popular, literaria y de su propio medio. Un trabajo que funciona en su contenido editorial, sustentado tanto en la investigación, como entrevistas a los directores y la visualización de las obras, explicadas en este libro.
"La denominación de "cine negro" propuesta por Nino Frank era también la consecuencia de la creación en 1945, en la editorial Gallimard, de la "serie noire" (título genérico creado por Jacques Prevert), pues varias de las producciones que llevaban el marchamo de "cine negro" estaban adaptadas de novelas de autores estadounidenses publicadas en esta colección con portadas amrillas y negras y bajo la dirección de Marcel Duhamel."
Para Noel Simsolo: "los historiadores del cine, dependiendo de su origen estadounidense, europeo o asiático, dan distintas definicones del cine negro. Algunos los consideran el brusco revelador de la otra cara de los espejismos del sueño americano y otros piensan que esta forma de cine amalgama las complejidades del alma humana en todas las circunstancias y en todos los países del mundo...."
"El noir pone de manifiesto una sociedad machista en la que la violencia verbal y física es un mecanismo de acción absolutamente legimitizado y normalizado."
"En virtud de esto podríamos decir que el noir es perfectamente un género del capitalismo. Pareciera ser que es el contexto de la glorificación del dinero en donde puede nacer este tipo de cine"; y esto queda claro en una frase del autor que dice que el noir es hijo del crac del 29, y ese es su mejor resumen.
Para Heredero y Santamarina el noir se fundamenta de esta forma:
" [...] el carácter problemático de sus personajes (de psicología siempre curva y nebulosa) es una visión pesimista del paisaje social, es un diagnostico moral preñado de incertidumbres y ambivalencias. Más que la violencia, la presión psicológica o la crueldad por sí mismas, el rasgo diferencial del género en este campo atiende a la representación supuestamente realista y descarnada, peor en verdad sumamente estilizada de estas conforme a patrones icónicos mucho más codificados de lo que parece a simple vista."
La casa de Atreo, Colombia, una república Noir.
El capítulo dedicado a Colombia y el Noir, el autor nos recuerda que "la sociedad capitalista de consumo con una clara tendencia a la primacía ética del poder económico, implicando ya de por sí, una crisis en los valores familiares y en la tradición del clan y grupo social cohesionado."
"El noir es famoso, entre otras cosas, por jugar como un enfant terrible que juega con sal y una lombriz, con las emociones y con la empatia del espectador, especialmente cuando lo empuja a su identificación con el criminal."
"Sabemos de sobra que el género negro es eminentemente fatalista. Allí, el desarrollo narrativo causal propio del drama desde la antiguedad se pone al servicio del fatum; no en vano el Noir es un heredero de la Tragedia Griega."