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Hoy el verdadero friki es el que no está en internet.
La consultora Llorente y Cuenca ha publicado el libro Reputación y ciudadanía que encontrarán gratis aquí. Creo que es pertinente para entender el resultado de las últimas elecciones y de las próximas. La ciudadanía está harta del actual sistema de representación y la falta de adaptación de la oligarquía política de este país determinará un final parecido al de los dinosaurios.
Les comparto una notas de la presentación del mismo vía Enrique Dans para abrir boca.
- Reputación como componente líquido, como moneda constante, como economía
- La reputación está en la red
- La red ha cambiado: desde 1996 hasta nuestros días. Canales como meras herramientas, y dinosaurios buscando la regulación de los que no entienden. Los delitos son delitos y los delincuentes son delincuentes estén en la red, en la calle, en un periódico, en la radio o en la televisión
- Buscadores como componente imprescindible de esa gestión de la reputación. El ego-search y su importancia
- Ciudadanía como reputación colectiva, como fenómeno de administración necesaria para la vida en sociedad
- Insultar a la ciudadanía, sea calificándolos de perroflautas, de piratas o de lo que sea, va contra la reputación de cualquiera, y es un pecado que no se perdona
- La política como gestión, como administración, como eficiencia. Ideologías clásicas reducidas a la caricatura, a algo mucho peor que el opio del pueblo
- Política como última gran "industria" sujeta a la disrupción. Refuerzo del vínculo entre representantes y representados, gestión profesional y limpia, instrumentos ciudadanos de control, y consultas como método habitual en lugar de cartas blancas cada 4 años. Votar cada 4 años es a democracia lo que hacer el amor cada 4 años es a vida sexual.
- La ciudadanía reclama una ley electoral que verdaderamente represente en las cámaras lo que los ciudadanos votan en las urnas, que unos políticos preparados y no corruptos respondan a quienes les votaron, que los jueces sean verdaderamente independientes, y que existan controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política en todo momento.
- No son de derechas ni de izquierdas, de hecho, las etiquetas cada vez les resultan más grotescas y absurdas. Son ciudadanos. Y quieren cambiar la metodología con la que nos gobernamos.