Revista Diario

Requisitos para dirigir una nación

Por Tenemostetas
Por Ileana Medina Hernández
Requisitos para dirigir una nación
El principal problema de la historia universal de la filosofía y del pensamiento es que la han escrito hombres que no se han embarazado, no han parido y no han cuidado nunca bebés ni niños pequeños. Eso significa, básicamente, que no saben nada de la vida.
Una sociedad dirigida, escrita y pensada por personas ajenas a la gestación, al inicio, al milagro y al cuidado de la vida, no puede ser una sociedad buena.
Hagamos el siguiente experimento:
Estudie usted durante más de 20 años. Estudie historia, filosofía, lengua, literatura... Leáse a todos los filosófos desde los presocráticos hasta los postmodernos. Leáse toda la buena literatura universal de las lenguas más habladas del planeta, y también de las pequeñas. Disfrútelo. Cuestiónese a los profesores y a los dogmas, lea e investigue por sí mismo.
Estudie ciencias. Física, Química, Matemáticas, y sobre todo, Biología, Ciencias Naturales. Aprenda y observe en el mundo real cómo funciona la vida en todas sus formas, desde las procariotas hasta los primates.
Termine la universidad. Luego haga un máster y un doctorado. Trabaje un par de años de becario, y otro par bien puteado en una gran empresa. Cambie de país, viaje, conozca las culturas de todos los continentes.
Si ha hecho todo eso antes de los 35 años, entonces, embarácese.
Conciba un hijo en un acto sexual apasionado e inolvidable con la persona que ama y que le ama.  Llévelo 9 meses en su vientre. Sienta cada mes como crece dentro de usted, sienta sus movimientos, sienta como se acomoda entre sus vísceras. Vívalo luna tras luna, sueñe con su cara, con su felicidad futura, con la vida que merece tener.
Páralo, permítale nacer naturalmente, sin interferencias externas. No permita que ningún extraño intervenga en el proceso. Espere su momento, busque su sitio, muévase, y sienta como la vida rompe sus entrañas y sabe nacer una criatura sana, palpitante y deseante.
Continúe el experimento. No se separe del bebé. SÓLO OBSERVE. Como buen científico usted sabe que no debe interferir en el experimento. Deje que el recién nacido haga lo que quiera. Sienta como repta sobre su cuerpo y busca la teta. Sólo desea eso: permanecer junto a usted y alimentarse de su pecho.
Continúe el experimento. No lo interrumpa. El bebé no puede desplazarse por sí mismo. Sólo quiere permanecer junto a usted, que usted lo transporte y lo lleve junto a sí  todo el día. 24 horas. Alimentándolo con su propio cuerpo.
24 horas. 7 días. 4 semanas. 9 meses. Otros 9 meses en los que el bebé no querrá ni podrá separarse de usted, solo irá sobre usted y comerá cuando lo necesite. No lo fuerce. Si lo coloca sobre cualquier superficie y se aleja, el bebé llorará y le reclamará. Como buen científico, usted no interferirá en el proceso que está observando. Se limitará a satisfacer las demandas del bebé, a dejarle actuar, a protegerle de los peligros, y a investigar sobre su conducta innata y sus deseos.
Pasará un año, y usted no se ha separado del bebé ni un solo minuto. Entonces el bebé será capaz de caminar por sí mismo. Pero todavía llora si usted desaparece de su campo visual. Tardará por lo menos 3 o 4 años en permitir que usted se aleje y se marche durante un rato.
Entonces, y sólo entonces, podrá usted, uniendo lo que ha aprendido durante estos 3 o 4 años, con todo lo que estudió los 30 años anteriores, llegar a sus propias conclusiones sobre la NATURALEZA DE LA VIDA HUMANA.
Quizás podrá entonces usted, escribir su propio tratado de filosofía, de psicología, de politología, de teología, o de fisiología humana. Podrá intentar definir lo que es el amor, las emociones, la empatía, la generosidad o la paciencia.
Quizás pueda usted entonces dirigir pueblos y países, fundar empresas, diseñar políticas sanitarias, dirigir el comercio y la política internacional.
Ser madre o padre -sobre todo de la forma en que se es madre o padre en la sociedad actual- no es garantía de aprender nada. También hay algunos sabios y sabias que no han necesitado parir ni criar para comprender el milagro de la vida.
Pero desde luego, parece muy difícil acertar teorizando sobre la humanidad, o dirigiendo la vida de un pueblo, si antes no se ha permanecido un buen tiempo amando, cuidando, observando, sosteniendo y satisfaciendo las necesidades físicas y emocionales de los niños pequeños.
¿Probamos a tener una sociedad dirigida por seres humanos que se hayan embarazado, parido, amamantado y criado a varios hijos del modo antes descrito, que hayan permanecido meses y años cuidando y nutriendo con su propio cuerpo a niños pequeños, y que además tengan DIGNIDAD,  LIBERTAD, CONOCIMIENTO, FORMACIÓN Y PRESTIGIO SOCIAL?
¿Cree usted que en un mundo así habría guerras, miseria, hambre, niños que se mueran de enfermedades curables, explotación, enajenación, abuso, violencia generalizada?
Pues ahora ya sabe a quien tiene que votar en las próximas elecciones.

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