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Resaca del día de la Prosti-(perdón: Consti-)-tución...
Publicado el 08 diciembre 2012 por AnticuarioUn día como ayer, hace ya 34 años, una camarilla, usurpando el poder del estado, se empeñó en perpetuar su privilegio en el tiempo, redactando un documento para engatusar al pueblo y dejarlo
dormitando en el limbo mediático por la eternidad.
Este documento fue el acta fundacional de la nueva oligarquía, que sería la encargada de vender nuestro país al gran capital. Había que contentar a distintos poderes territoriales de nuestro país y así se hizo. Se le dio una apariencia de buenas intenciones y una gran campaña de marketing lo vendió dentro
y fuera como si de las tablas de la ley otorgadas a Mosés en el Sinaí se tratara. Fue una gran campaña mediática y todo el mundo se convenció de que la nueva españa, con su flamante carta magna era un estado moderno democrático que podía codearse a nivel mundial con los grandes países como EEUU, Canadá, Alemania, Suecia, Inglaterra, etc...
El desastre actual, con un pueblo instalado en el electroencefalograma plano merced a la idiotización
colectiva sistemática perpetrada por el poder mediante sus medios de dominación (perdón: de comuni-cación), sólo puede subsanarse con una revolución. Una revolución que elimine de un día para otro este caos.
A río revuelto, ganancia de pescadores, suele decirse. Y en este río revuelto más que pescadores hay muchos pecadores. Y cuando el pecado abunda en el mundo Dios suele enviar una catástrofe para castigar a una humanidad extraviada. El castigo divino trata de erradicar el pecado en el mundo y recomenzar la vida con un resto fiel al Señor. La guerra santa persigue idéntico objetivo y en la historia
sagrada se considera que los judíos cuando huían de los egipcios o cuando el joven David se enfrentó al filisteo y en otros muchos otros combates se consideraba que el pueblo elegido contaba con el favor de Dios y por eso una y otra vez inexplicablemente vencían a sus enemigos por terribles que estos fueran...
La presente crisis económica es una guerra. Si es santa o no el tiempo lo dirá. La apariencia del conflicto es ésta: los ricos pretenden robar a los pobres, utilizando sus baluartes, que son los estados modernos, las entidades financieras y las multinacionales (que están a su merced), como es de sobra conocido. Dicho de otro modo: pretenden que su situación privilegiada se mantenga y aumente todavía a costa de arrebatar al pueblo aquello poco que tiene: sanidad pública, seguridad social, enseñanza pú-blica, todo lo que significa protección social en definitiva. Es un problema de codicia. Siempre lo ha si-do...Esa gente que nunca tiene suficiente, siempre quiere más...Pero esta vez el pueblo no tragará. Ya ocurrió en el pasado. Véase en la Revolución Francesa o en la Revolución Rusa. Todo aguante tiene un límite, luego viene una rabia espantosa que cubrirá de sangre todo el escenario hasta que se sustancie un nuevo equilibrio, un nuevo orden.
Por fortuna ahora todos somos más civilizados, más educados, más instruídos y matar ya no apetece tanto como antiguamente. Pero lo que tampoco apetece es morir en vida y padecer escasez sólo para que el privilegio se mantenga y goce a sus anchas, una abundancia que no ganó en combate alguno y que además es injusto e inmoral. Eso tampoco apetece nada. Ojala el universo fuera todo abundancia
por doquier y ésta pudiera llegar a todos. Si así fuera no tendría sentido que el poder fuera tan mezquino y cicatero con el pueblo. La impresión que muchos tienen, quizá certera o quizá equivocada, es que los recursos universales son escasos y se concentran en pocas manos. Y que su aprovechamiento por parte de unos pocos impide el desarrollo de los demás: el desarrollo y crecimiento de un selecto grupo provo-ca el estancamiento de la inmensa mayoría y su correspondiente pobreza por falta de oportunidades.
Para alcanzar un cambio real y efectivo debemos seguir el ejemplo de Islandia. Ellos pudieron solucionar sus problemas. Nosotros también lo conseguiremos. El pueblo español ha dado ya repetidas
muestras de hartazgo. Ha enseñado ya sus dientes repetidamente ( movimiento 15-M, huelgas generali-zadas y el desencanto popular que se aprecia por doquier...) La clave del triunfo de Islandia fue ceñirse a pocos puntos y muy concretos de reivindicación. Gente super preparada y competente tenemos en el pueblo, muy superior a los que pretenden dirigirnos desde las agencias estatales (donde el aparato siem-pre promociona al mediocre porque considera al individuo brillante una amenaza). Mentores intelectu-ales de la talla de José Luis Sampedro o Antonio García Trevijano son el faro que alumbra la senda a caminar, como Gandhi inspiró a aquella India sometida por el imperio colonial británico. La ejempla-ridad de unos pocos puede devolvernos la dignidad y el respeto al resto, a los que luchamos por un futuro sin hipotecas para nuestros hijos.
Punto Cero: Convocar un referéndum para someter a la ciudadanía un programa básico de reforma
consistente en los cuatro puntos siguientes:
Punto Uno: Derogar la Constitución de 1978, palmario fracaso que sólo ha servido para engordar a unos pocos y consagrar la división e insolidaridad dentro de nuestro país. Con el desmantelamiento del
"estado de las autonomías" se producirá un ahorro explosivo que hara bajar la famosa "prima de riesgo"
hasta valores despreciables.
Punto Dos: Suprimir inmediatamente toda subvención a partidos, sindicatos, ayuntamientos, igle-sias, fundaciones, organismos e instituciones diversas. Eliminar el Senado y la Corona de una vez,
instituciones obsoletas e inoperantes, que sólo engordan a sus integrantes enpobreciendo a la mayoría
social que las sustentan con sus impuestos.
Punto Tres: Hacer una criba. Se trata de recuperar lo perdido por la sociedad. O más bien lo robado
si preferís el lenguaje coloquial. Se procedería entonces a una caza de brujas para restituir al erario público de los latrocinios y desfalcos diversos y repetidos por actuaciones dolosas y fraudulentas de dirigentes políticos, empresariales y de entidades financieras, con el fin de encarcelarlos y expropiarles de su patrimonio en la medida en que su actuación haya perjudicado a la sociedad. A los políticos y ex-políticos se les pedirá cuentas de su gestión. En este apartado podríamos llegar a ver pasar por el banquillo de los acusados a ex-presidentes, ex-ministros y ex-altos cargos que con su acción u omisión
hayan contribuído a la ruina del país. A los dirigentes de empresas importantes españolas se les podrá
exigir responsabilidad por su gestión y tendrán que responder con su patrimonio si resultaran culpables.
A los dirigentes de banca bien se les puede procesar por responsabilidad en su mala gestión así como por la ilegal práctica de la auto-contratación por la cual se auto-asignan retribuciones muy por encima
de lo permitido. Se les podrá expropiar todo lo percibido indebidamente durante todos estos años, a fin
de compensar el grave daño que su actuación ha causado a la economía y a la sociedad. En este apartado podríamos ver pasar en el banquillo de los acusados a Botín, Blesa, Rato, Serra y tantos y tantos otros ladrones de guante blanco...
El sueldo de los banqueros por Antono García Trevijano.
Punto Cuatro: Expropiación y nacionalización de las principales empresas productoras de energía
cuyo oligopolio está estrangulando la actividad económica, lastrándola con el oneroso peaje de unos
costes indebida, excesiva y fraudulentamente elevados para los consumidores. Esta medida persigue
conseguir la reactivación de la economía, mediante un suministro más económico y cercano al coste
real de la misma.
Oligopoly: el juego de la energía
Son unos puntos muy sencillos y precisos: preguntar, suprimir lo obsoleto y corrompido para generar ahorro y abundancia de recursos, sanear y ajustar las cuentas a los responsables. Sólo a partir
de entonces, empezaremos a estar a gusto en Europa y en el Mundo. Todavía más: será entonces
cuando empiecen a respetarnos.