Revista Cultura y Ocio

Reseña #109: cariño, cuánto te odio

Publicado el 23 febrero 2018 por Alaluzdelasvelas


Reseña #109: Cariño, cuánto te odio
¡Hola, hola, hola!
 Un viernes más. Esta vez publico puntualmente, ¿eh? – Benditas entradas programadas, no sé qué haríamos sin ellas –. Como os comenté en la última entrada – que ya sabéis que podéis consultar haciendo clic aquí –, hoy toca la reseña de un libro que me enamoró desde la primera página. Un libro divertido, con ese toque de mala hostia que tanto nos gusta a veces, ¿sí? Pero no me enrollo más… ¡Dentro reseña!
Ficha técnicaRESEÑA #109: CARIÑO, CUÁNTO TE ODIO
Título:Cumbres borrascosasAutora:Sally ThorneEditorial:S.L.U. Espasa Libros Número de páginas: 416ISBN:9788467050455
Precio: 18,50€Sinopsis
 Lucy Hutton es la asistente de una editora de la vieja escuela, preocupada por la calidad de los títulos que publica. La editora se ve obligada a fusionar su pequeña editorial con una gran editorial comercial, y Lucy se ve obligada a trabajar con Joshua Templeman, el asistente del editor en jefe de la otra editorial, preocupado únicamente por las ventas. Lucy y Joshua se convierten inmediatamente en enemigos, pero del odio al amor ya sabemos que hay sólo un paso...Mi opinión
 Lucy tenía un sueño: trabajar en una editorial. Sueño cumplido, al menos hasta que Gamain– que así se llama la editorial para la que ella trabaja – se fusiona, por problemas económicos, con Bexley. El caso es que Gamainera la típica editorial coqueta, muy cercana, que adoraba los libros con sus toques estéticos requete-preciosos. Eso está genial, pensaréis. Ay, y tanto; al menos hasta que topamos con la editorial Bexley que es algo así como súper moderna, con un patrón de contratación establecido: si tienes una escoba metida por el culo, ¡contratada!, ¡contratado! Ojo, que esto es importante, aunque creáis que se me va la pinza.
 Lucy tenía un sueño, os decía; sueño que se va a la mierda con la fusión. En B&Gtiene que compartir despacho cada día con Joshua Templeman, un chico con un mal genio de cuidado. Estirado, estirado a dolor; así es nuestro Josh. Alguien que me cayó simpático, contrariamente a lo que podáis pensar y es que él dice las cosas tal cual son. A Lucy la mangonean, le cambian los plazos de entrega, la hacen trabajar hasta las tantas… por no saber decir “no”. Una palabra. Una estúpida palabra que, bueno, tal vez cueste alguna bronca, una o dos miradas rencorosas… Una palabra que brinda la libertad a Josh, pero que queda lejos de la encantadora Lucy.
 Me encanta. Así de claro. Hacía muchísimo tiempo que no me lo pasaba tan bien leyendo un libro y es que Sally Thorne tiene una forma de contar las cosas francamente maravillosa. Directa, sin ningún tipo de adorno o descripción innecesaria. Una mujer que nos brinda una novela no sólo divertida, sino también inspiradora porque, joder, Lucy tiene los ovarios muy bien puestos.  Trabajar con alguien a quien odias no es divertido. Jugar cada día al “juego de las miradas” y demás derivados que sólo buscan cargarse al contrario – metafóricamente hablando, por amor de Dios, no os horroricéis –, acaba con la paciencia de cualquiera.
 No pueden ser más diferentes. Lucy es simpática. Josh no. Lucy sabe cómo hacer amigos. Josh, al parecer, no. Pero ambos tienen algo en común: son muy competentes, tanto que hasta las entregas se convierten en un reto; y es que nuestros protagonistas, aunque trabajan para la misma editorial, tienen jefes diferentes. El de Josh, un cerdo estirado y pretencioso; la de Lucy, una mujer tremendamente intuitiva y encantadora(yo me pido trabajar para alguien tan guay).
 El punto de inflexión llega el día en que ambos jefes anuncian que hay un puesto de director general. Puesto por el que Josh y Lucy deben competir. Eso es genial, de verdad que sí, al menos hasta que nos damos cuenta de que nuestra encantadora protagonista no entiende realmente por qué Josh es tan rematadamente capullo con ella. Esto viene a santo de que Lucy tiene un sueño harto tórrido con su compañero de trabajo, sueño que tergiversa al contar, cambiando el protagonista – sí, se lo cuenta –. Sueño que le lleva a decir una mentira: tiene una cita. Una cita que Josh cree que es imaginaria. Una cita que convertirá la situación en una de no retorno.
 Quiero contaros más cosas, pero no puedo hacerlo sin que sean spoilers. Sólo diré dos cosas más. La primera es que el libro nos muestra una relación entre dos titanes. Sí, Josh es un capullo; pero Lucy también tiene genio, uno que a mí me arrancó muchas carcajadas. La segunda es que a veces las apariencias engañan.
 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler

 Me ha encantado. Esperad, más aún: me ha maravillado. Cada palabra, cada maldita palabra, vale la pena. Sally Thorne no se molesta en contarnos la típica historia de: chica-conoce-a-chico-y-se-enamoran, no. Nos muestra una historia en la que ambos son cabezones. Dos personas que evidentemente se gustan, pero no pueden superar la barrera de la competición profesional. Miento. Josh sí puede, Lucy todavía tiene que pensarlo.
 Llamadme tonta, pero a mí me sacó una sonrisa la forma cómo ambos cuidan del contrario. Ya no es tanto el hecho de que una impere sobre el otro o viceversa, no; es el hecho de que él la cuida cuando ella lo necesita, y ella planta cara a toda persona que le haga daño a él porque, ¡sorpresa!, Josh sabe que no es invencible. Gracias, Sally Thorne, por fin una historia que se sostiene. Tengo que hablar (escribir) muchas cositas. Por ejemplo, tengo que deciros que me encantó la idea de la partida de Paintball. No he jugado nunca, pero me muero de ganas. Dejando de lado mis preferencias, os diré que me pareció una muy buena idea para crear equipo en B&G, ya no hablemos de lo mucho que me gustó ver como Lucy se planta con un par de ovarios delante del tirador de turno, ni cómo él cambia los papales.
 Si queréis mi opinión, la autora se curra una historia no sólo tierna y divertida, sino también realista. Lucy está sola, porque su familia vive en otro estado, y ese chico con el que sale una vez se la pasa por el culo cuando ella se pone enferma. Me gustó que Josh se lo echara en cara, que le dijera “eh, yo realmente no tendría que estar aquí”. No es una cuestión de que él la salve a ella, porque si fuera así yo estaría hecha un ogro, creedme; es una cuestión de que él entiende que ella no quiere ayuda, por orgullo. ¿Quién despierta a su hermano, médico, a las tantas de la madrugada? No me jodáis.   Más cosas. El tira y afloja entre ellos me encantó. Me gustó que Lucy se acercara y se alejara, motivada por sus propios miedos, sus inseguridades y la incansable necesidad de lograr el nuevo puesto. Me gustó más todavía ver como él no intentaba pisarla en ningún momento, dejándole su espacio, permitiendo que lo conociera a su propio ritmo. Me gustó que se gustasen, sí. Porque la historia no va de sexo desmedido, ni de palabras grandilocuentes. No. La historia termina cuando se dicen la verdad y, ¡adivinad!, eso no la convierte en una mala historia. La convierte en una jodidamente maravillosa.
 Hubo un punto que hizo que, definitivamente, adorase la novela. La boda. La condenada boda del hermano de Josh. Si os soy sincera, me sorprendió saber con quién se casaba – no lo voy a desvelar, porque me pareció un acierto por parte de la autora –; pero me sorprendió más todavía que Lucy pusiera en su sitio al asqueroso Señor Templeman. Un tío que se merecía dos santísimas hostias pero, oídme (leedme), eso es sólo mi opinión.  El final es precioso, de esos que te dejan con una sonrisa bobalicona en los labios y te hace preguntarte por qué narices no has leído el libro antes. Leedlo, por favor, leedlo.
Con todo, Cariño, cuánto te odio es un libro muy divertido, tierno y cargado de mensajes positivos. Sally Thorne lo ha bordado. No podéis pasar de largo. Lucy vale la pena y Josh… Josh también.
Nota: 5/5
Citas
(…)-Alguna vez deberías intentar que no te importara una mierda la opinión de los demás. Es una sensación liberadora, te lo aseguro.(…)
(…)-Bueno, verás. La tenía en el sótano.-No es tan terrible como suena. Lo ha puesto todo muy acogedor allí abajo.(…)

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