Reseña #128:
Con amor, Simon
¡Hola, hola, hola!
¡Dentro reseña!
Ficha técnicaTítulo:Con amor, Simon Autora:Becky Albertalli Traductora:Victoria Simó Perales Editorial:Puck Número de páginas: 352 ISBN:9788496886773 Preció libro físico: 13,50€ Precio formato electrónico:5,69€
Sinopsis
¿Qué serías capaz de hacer para proteger tu secreto mejor guardado? Simon ha hecho lo impensable: ceder al chantaje de Martin. O Simon se las ingenia para que su amiga Abby salga con Martin o este le hablará a todo el mundo de los correos electrónicos. De los correos electrónicos que Simon, escondido tras un seudónimo, intercambia con un tal Bluegreen, que es el chico más divertido, desconcertante y adorable que Simon ha conocido nunca. Y es que Simon, pese a su afición al teatro, prefiere no exponer a los focos su identidad sexual, al menos de momento. Sin embargo, seguirle la corriente a Martin no será la solución a sus problemas, sino más bien el comienzo de un enorme embrollo. ¿Qué hará Martin si no consigue conquistar a Abby?¿Cómo reaccionará Abby si se entera del chantaje? ¿Qué pensará Bluegreen de Simon si la intimidad de ambos queda comprometida? Y, la cuestión más importante: ¿Quién demonios es Bluegreen?Mi opinión Supongamos que alguien se ha pasado de cotilla y se ha enterado de algo que no quieres que nadie sepa. Supongamos, además, que ese alguien viene a por ti y te deja bien claro que sabe lo que tú no quieres que sepa. Supongamos, para terminar, que ese alguien está enamorado de otro alguien que, casualmente, tú conoces. El chantaje está servido, aunque ese alguien– sinceramente retorcido, para qué mentir – quiera disfrazarlo de “favor”.Así empieza Con amor, Simon, libro que he adorado porque, joder, tiene un halo de buenrollismoque no pasa desapercibido.
Simon es gay, pero no se lo ha contado a nadie. Sólo a Blue, ese chico que conoció en el Tumblr– os juro por Dios que soy incapaz de pronunciar esa jodida palabra – de su instituto. El problema es que, aunque sabe que Blue estudia en el mismo sitio que él, no tiene ni la más remota idea de quién narices es. Nuestro misterioso chico de los mensajes súper bien escritos no quiere ni oír hablar de que se conozcan en persona.Porque Simon es Jaques en el Internet y, la verdad, no sabe hasta qué punto el hecho de que el jodido Martin Addison sepa que se mensajea con Blue va a hacer de su vida una pesadilla.
Hace tiempo hablaba con una muy buena amiga sobre el acoso escolar. El caso es que ella sufrió bullying por motivos francamente absurdos. Ya dicen que, la mayor parte del tiempo, los niños son malos, ¿eh?
Leyendo este libro no me podía sacar de la cabeza ese runrún molesto. Ese sinfín de comentarios hirientes que sólo buscan hacer diana. Simon, mientras todos creen que es heterosexual no es más que ese chico divertido, con una panda de amigos la mar de maravillosa y un cierto anonimato que le viene muy bien a su personalidad. Y es que los chicos y chicas declarados y declaradas homosexuales se lo pasan francamente mal en el instituto de Georgia al que va nuestro protagonista. Ahora bien, no se trata de un centro esencialmente homófobo.Hay homofobia, sí; pero hay muchísima gente que entiende que la sexualidad no te define, sino que da forma a tu manera de ver el mundo. Y eso es bonito, joder, porque ya va siendo hora de que superemos un tema que, la verdad, no veo porqué tiene que generar tanta violencia.Becky Albertalli tiene, a mi juicio, una prosa muy bonita. Os cuento esto porque Simon nos narra su historia en primera persona, así que nos metemos de lleno en su cabeza. Una llena de palabrotas, de “o sea” y “pues eso” – entre otras muletillas – que ha hecho que me sienta muy pero que muy identificada. No sé vosotras y vosotros, pero mi cabeza siempre es un caos de ideas, de palabras que empiezan y no terminan, que se ordenan sólo cuando hablo pensando.Me ha encantado el cómo le da vueltas a cosas aparentemente poco importantes, cómo nos cuenta una y otra vez que, aunque lo intenta, no puede dejar de pensar en Blue. Sí, supongo que me ha gustado el hecho de que desconecte cuando algo le resbala y, ¡qué narices!, me ha flipado que le dé todo tan igual. No hay nada más maravilloso que tomarse la vida con humor, sin estar comiéndose la cabeza por “el qué dirán”. La gente habla, por norma general sin decir nada importante; así que… ¿qué cojones importa?
El hecho de que Martin esté pillado – sí, vamos a usar la palabra “pillado”, porque el chico no está enamorado, creedme – por Abby, una chica que lleva poco tiempo en el instituto y que es muy amiga de Simon; hace que nuestro protagonista se vea obligado a interceder a favor de su chantajista personal.Uno que, en realidad, no es más tonto porque no puede. Me recordó al típico bufón, el típico chico que hace el payaso en clase para conseguir un poco de atención, sin ser consciente de que a veces las bromas tienen la misma gracia que pisar una mierda yendo descalza. Tal vez esto sea mezquino, pero no me pareció lo suficientemente inteligente como para ser malo. Era, en esencia, alguien que no sabe gestionar las relaciones que para él son importantes. Sin más. Mientras Simon intenta que Abby se acerque a Martin, conocemos también a las hermanas del protagonista, a Nick y Leah – sus mejores amigos – y, ¡cómo no!, a sus padres. Lo mejor, sin embargo, son los mensajes que se va intercambiando con Blue.
Quiero hacer aquí un alto. Me ha gustado, y mucho, la idea de Becky Albertalli. El hecho de que Blue y Simon– para el caso, Jaques –se conozcan mandándose mensajes, buscando el apoyo del contrario, hablando sobre cómo descubrieron que, en realidad, no les interesaban las chicas y cómo viven los prejuicios del grueso de la población. No sobra ningún mensaje. Leer la confianza de cada línea, ese discurso que rozaba el diálogo por parte de Simon y esa poesía en las palabras de Blue… Joder, fue precioso. Ya no hablemos de lo mucho que me reí con el gran discurso que Simon dedica a las galletas Oreo. El libro es muy corto como para que os cuente mucho más – al menos en esta parte de la reseña -, pero no puedo dejar de hacer mención especial a los amigos de Simon. En todos los grupos hay un o una aguafiestas, esa persona esencialmente pesimista, casi catastrofista, que a todo le saca pegas. Ojo, no digo que eso sea malo. Cada una, cada uno, es cómo es y, joder, las personitas tan neuras a mí siempre me han parecido la mar de curiosas. Aquí ese personaje es Leah y… no me cayó bien. Lo intenté, de verdad que sí, pero esos celos irracionales, esa manera de echar en cara las cosas… Joder, sobraba.Sobraba muchísimo. Quiero decir, entiendo que se sintiera desplazada pero, ¡vamos a ver!, no es que ella fuese la alegría de la huerta.Otro cantar para Abby y Nick. He adorado a esos dos, especialmente a Abby. Su espontaneidad, la forma de gestionar las cosas y lo buena que es sin resultar desagradable. Un amor, jo, Abby es un amor.
Digamos, para abrir apetito– de Oreos, entre otras cosas – que un día Martin interpreta mal una situación. Digamos que el tío decide que ha llegado el gran momento. Y digamos que Simon empieza a darse cuenta de que aceptarse a uno mismo es más difícil de lo que cuenta la teoría.
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
Me daba miedo que no me gustase. Me pasa mucho. Supongo que soy la neuras de los libros. Bromas a parte, hablo (escribo) en serio: me daba bastante miedo que el libro me resultara, como poco, soporífero. Sí, como poco. Veréis, es de esos que han tenido un hypede la hostia, que todo el mundo ha leído – menos aquí la menda, que siempre llega tarde a la fiesta – y de los que, por xo por yha conseguido encandilar al público. Ahora puedo deciros (escribiros) que no es mentira: Con amor, Simon es un libro que vale, y mucho, la pena. El mensaje que Martin cuelga en Tumbrlme pareció asqueroso. Un mensaje escrito por un zopenco con el tacto de un perro rabioso dando mordiscos y que, para colmo, no sabe ni siquiera que la redundancia es innecesaria. El mensaje es, además, un himno a la homofobia. Y es que no se puede ser más ignorante. Como decía líneas más arriba, el chico es tan tonto que ni siquiera sabe ser malo. Prueba de ello es que luego tenga los santos cojones de sentirse súper arrepentido. Me gustó más la segunda parte del libro. El hecho de que la verdad estallara y que Simon, por fin, tuviera que empezar a afrontar la vida siendo quién realmente es. Me gustó que hablara de que le habían robado algo, porque es cierto: Martin le robó su derecho a contar la verdad cuándo y porqué el quisiera. Así que sí, me maravilló ver cómo, poquito a poco, nuestro protagonista afrontaba las dificultades, se apoyaba más en sus amigos e intentaba acercarse a Blue. Al de verdad, no al virtual. No os quiero desvelar nada, pero acerté desde el principio quién era Blue. Me parecía tan tierno que era imposible que no fuera él y, ¡os lo prometo!, cuando los dos por fin se conocen no podía sonreír más. Son adorables. Tanto o más que Abby y Nick. Ahí os lo dejo.
Volviendo un poquito atrás, os diré que Blue, en ciertos momentos, me exasperó. ¿Cuántas veces he hablado de lo poco que nos ayuda ser cobardes? Pues eso. Simon lo tacha de cobarde, ¡y con razón! A él le están llegando estufidos por todas partes y, mientras tanto, Blue se mantiene al margen.Elhecho de que el anonimato caiga por una de las partes hace que Blue deje de enviarle mensajes, hasta que un día aparece una camiseta de Elliot Smith en su taquilla. No diré nada más al respecto, a parte de que me enamoré hasta yo de Blue por lo tierno que era. ¡Por cierto! Si no habéis escuchado nada de ese cantante, haced el favor de hacerlo. ¡Ahora mismo! Os recomiendo especialmente Say yes. Poquito más que decir. El final es precioso. De esos que te dejan con una sonrisa de oreja a oreja, de esos que hacen que suspires porque no hay más páginas que leer. Por libros así, vale la pena leer. Tal vez esto no vaya a convertirse en un clásico que se estudie en ninguna carrera. Tal vez no vaya a tener más que unos años de gloria y, joder, tal vez muera en el olvido antes de que nos demos cuenta. Pero esto, amigas y amigos, es un libro bonito, uno de esos que hace que quieras seguir leyendo sólo por descubrir más autoras y autores que consigan robar un trocito de corazón. Para mí eso es lo importante. Romper al lector, como quién escribe se rompe en el papel.
Con todo, Con amor, Simones un libro precioso, cargado de mensajes maravillosos y con unos personajes que valen, ¡y mucho!, la pena. Con una prosa maravillosa, Becky Albertalli nos muestra el mundo de Simon y Blue. ¡¡No sé a qué esperáis para leerlo!!
Nota: 5/5