Reseña
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¿Hay alguien ahí fuera?
¡Hola, hola, hola!
¡Vacaciones! Por fin un descansito – sí, todo muy relativo –. Decidme, ¿habéis empezado también las vacaciones o estáis disfrutando de los últimos días? Si es que esto de que en cada sitio empiecen un día es un lío.
Hoy os quería enseñar la última sorpresita que he tenido y es que tiene mucho que ver con la entrada de hoy. Omaira, de la que os he hablado (escrito) un montón de veces, administradora de Entre la lectura y el cine; y yo decidimos hacer una Lectura Conjunta de ¿Hay alguien ahí fuera? sin saber que, ¡sorpresa, sorpresa!, era una cuarta parte de saga. Ajá, nos merecemos un premio. En fin, el caso es que uno de mis personajes favoritos fue Rachel, que había sido protagonista de la tercera entrega de saga y… Mirad lo que me encontré en el buzón el sábado pasado (en realidad tuve que ir a Correos, pero eso no viene al caso).
Desde aquí, un millón de gracias. Si es que estas cositas le alegran a una la vida. Obviamente, ahora quiero leer la saga en orden. ¡Ah! Para las curiosas y curiosos, evidentemente la respuesta es sí. Me refiero a si nos tragamos algún spoiler por haber empezado por una cuarta parte. Nos enteramos de qué iba a ser de las protagonistas anteriores y, claro, eso es una putada. Pero bueno, debo decir que más allá de eso no tuvimos mayores problemas con el libro. Os dejo la reseña de Omaira aquí, por si queréis echarle un ojo. Y ahora... ¡dentro reseña!
Ficha técnica
Título:(La familia Walsh 4) ¿Hay alguien ahí fuera? Autora:Marian Keyes Traductora:Aurora Fernández de Villavicencio Editorial:Debolsillo Número de páginas: 576 ISBN:9788483465264 Preció libro físico: 9,45€ (Tapa blanda) Precio libro electrónico:5,69€Sinopsis Divertida, ácida e inteligente, una nueva entrega de la gran conocedora del alma femenina y sus tribulaciones. Ana es la responsable de prensa de una prestigiosa marca de cosméticos, pero tras sufrir un accidente en el que muere su esposo y ella resulta gravemente herida, decide dejarlo todo y volver a casa de sus padres en Dublín. El reencuentro con su increíble familia, el contacto con el mundo del espiritismo y la descripción del ambiente publicitario neoyorquino configuran las líneas maestras de esta agridulce comedia que, a pesar de abordar un tema tan duro como la muerte de un ser querido, está cargada de vitalidad, humor y personajes inolvidables.Mi opinión Anna no está en su mejor momento. Convaleciente en Irlanda después de un suceso del que no sabemos nada más que las consecuencias, ha tenido que dejar su trabajo en Nueva York una temporada. Y es que nuestra protagonista tiene la cara bastante tocada y todo el cuerpo hecho polvo. Ajá, nuestra chica ha vuelto a casa de sus padres, donde también vive Helen, su hermana pequeña, que es algo así como un maldito terremoto con patas.
Las chicas Walsh son cinco. En orden: Claire, Maggie, Rachel, Anna y Helen; y debo decir que mis favoritas han sido Rachel y Helen. Si bien es cierto que nuestras tres primeras hermanas tienen ya la vida resuelta, es un hecho innegable que Rachel, la única que vive también en Nueva York, va a tener que hacerse cargo, aunque sea en la distancia, de nuestra Anna. ¿Y eso por qué? Pues porque Anna es una cabezota… y quiere volver a casa. A fin de cuentas, su marido tiene que estar allí… ¿verdad?
Primera toma de contacto con la autora. En realidad, había oído/leído un poco de todo. No me hubiera animado con este libro de no ser porqué era una época de mierda – muy de mierda, en realidad – y quería un libro que me hiciera pensar en otras cosas. Tengo que seros sincera: lo mejor del libro ha sido ir comentándolo día a día, porque a ratos Anna tiene un guantazo. Un guantazo muy grande.
Evidentemente, a Anna le ha pasado algo gordo. Nadie se queda así de hecho polvo porque le han robado una Coca-Cola de la nevera. Nosotras teníamos teorías bastante diferentes y, aunque estoy orgullosa de haber acertado una vez en mi vida; hay que decir a favor de Marian Keyes que sabe mantener la intriga. En la primera mitad del libro. ¿La otra es mala? No, no es mala. Es innecesariamente larga, pero no es mala.
El marido de Anna se llama Aidan. Un misterio, eso es para nosotras y nosotros ese hombre. Las preguntas se acumulan y es que, después de lo que ha pasado, ¿dónde diablos está? ¿Por qué no ha llamado todavía a Anna? Y un largo etcétera en el que la autora nos dará pinceladas del pasado de ambos para devolvernos a la realidad de Anna.
Sin entrar en detalles, tengo que confesaros algo: me han gustado más las tramas secundarias que las principales. Los correos electrónicos de la madre de las chicas Walsh y Helen me ha parecido maravillosos. Esas dos forman un tándem que no tiene despercidio y, la verdad, me muero de ganas por saber qué le depara el futuro a nuestra chica detective. También me han encantado Jaqui y Joey. Sí, sí, esos dos daban para un libro, palabrita.
Eso es lo triste. Cuando tiene más fuerza una subtrama que la trama en sí misma es que algo no encaja. Ojo, no digo que el libro no me haya gustado. Me ha gustado y me ha tenido muy entretenida; pero Anna no ha sido, para nada, la protagonista maravillosa que yo esperaba.
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
Me hubiese gustado una novela en la que se hable del duelo de otra forma. Me explico. Es innegable que cada persona vive el duelo de una manera y que no hay formas correctas de hacer frente a una pérdida, al menos no durante las primeras semanas. Romperse, negarlo, llorar hasta la extenuación, preguntarse qué va a ser de ti… son cosas normales. Y lo hubiese aceptado si no fuese porque Anna decide tomar medidas desesperadas. Sí, sí, me refiero a que la chica decide que Aidan no puede haberse “ido” sin más y busca ayuda de médiums. Charlatanas, si queréis mi opinión, aunque ella está obcecada en que todo irá mejor cuando “pueda hablar con su marido”.
Hay puntos de humor muy buenos. Ver a Anna hacer el cabra una y otra vez es divertido, sí. Verla humillarse ya no tanto. Y es que no acepta los hechos. Ni los hechos ni las consecuencias. Si a eso le añadimos que su grupo de personas que hacen sesiones de espiritismo con una especie de gurú que, la verdad, lo único que hace es decirles lo que quieren escuchar… me pongo escéptica. Muy escéptica, de hecho.
Os contaba más arriba que me gustaron más Rachel, Jaqui y Helen. Es cierto. Si bien la primera no tiene demasiado protagonismo– el libro anterior es el suyo -, las otras dos fueron un soplo de aire fresco. Al menos relativo. Quiero decir, si me paro a pensarlo, mi mayor problema con la autora no ha sido la protagonista, ha sido la rapidez con la que pasan las cosas. El asumir que una cosa debe ser así y saltar al punto siguiente saltándose algo importante que sí, es intermedio, pero si no está desluce el resto de la trama. Jaqui y Joey han sido eso: algo que se da por supuesto, que no se detalla y que, joder, daba para mucho.
Anna tomó decisiones muy cuestionables. Lo que hizo con el amigo de Rachel me pareció innecesario y rastrero, pero su relación con Mitch no me la creí. Sin más. Relación que a efectos prácticos no existe, porque ni siquiera se muestran interesados sexualmente el uno por la otra. Es una relación forzada, casi obligada. Dos viudos que se encuentran y deciden que se entienden, teniendo las citas más raras que podáis echaros a la cara. Miento, la cita más rara, y también la más divertida de leer, fue la de Anna con un tío que tenía un puto fetichismo con las barras de pan. Tan atroz como suena.
El final no está mal. Puede que un poco idílico para lo que realmente ha sido el resto del libro, pero divertido a fin de cuentas. Una vez más, no por Anna, sino por Jaqui y Joey. Lo que sí que me ha gustado ha sido el epílogo. Tengo debilidad por las novelas que nos cuentan qué pasó después y ésta es una de ellas.
¿Hay alguien ahí fuera? tal vez no sea la mejor novela de la saga, pero es ideal para pasar un buen rato. Con un elenco de secundarios que hace las delicias de la lectura, Marian Keyes nos habla de cosas bastante más serias de lo que parece a simple vista.
Nota: 3/5