Revista Cultura y Ocio

Reseña #149: Amante eterno

Publicado el 11 mayo 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
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Amante eterno

¡Hola, hola, hola!
Sinceramente, me ha costado mucho decidir qué ha sido lo bueno de la semana; y es que ya huele a fin de curso, ese momento de angustia que precede a la ansiedad de los exámenes. Porque sí, ahora es cuando empiezan a salir problemas de debajo de las (putas) piedras. Y cómo jode eso, ¿eh? Pero bueno, el caso es que dándole al coco me he dado cuenta de que, en realidad, lo bueno, lo bueno de verdad, es ese oasis en el que nos sumergimos cuando, hasta el toto de todo (¡aquí una ordinaria!), disfrutamos de una buena historia. ¿Ahora mismo cuál me roba sonrisas? ¡Buena pregunta! (Lo sé, soy la monda…). Heredero, primera entrega de la trilogía – juraría que es trilogía, pero a saber – La segunda revolución. Si os gustó la saga Harry Potter, haceos un favor y dadle una oportunidad a la apuesta de Costa Alcalá. Son dos escritores de la hostia, palabrita.

 Hoy toca reseña. ¡Y de segunda entrega de saga! ¿Acabar sagas? ¿Qué es eso? ¿Se come? Como os comenté, la culpa es de Omaira – Entre la lectura y el cine –. Ajá, todo es su maldita culpa. Por aquí os dejo su maravillosa reseña, por si queréis contrastar opiniones. Y, sin más rollos, ¡dentro reseña!


Ficha técnica

Reseña #149: Amante eterno
Título:(La hermandad de la daga negra 2) Amante eterno Autora:J.R. Ward Traductor:Arturo Castro Mogrovejo Editorial:Punto de lectura Número de páginas: 448 ISBN:9788490629048 Preció libro físico: 16,50€ (Tapa dura) / 9,95€ (Tapa blanda) Precio libro electrónico:5,99

SinopsisBajo las sombras de la noche, en Caldwell, Nueva York, se libra una mortífera guerra territorial entre los vampiros y sus cazadores. Existe una escalofriante banda secreta, formada por seis hermanos, guerreros vampiros, defensores de su raza. Todos son terribles, aunque ninguno de ellos se deleita más matando a sus enemigos que Wrath, el líder de la Hermandad de la Daga Negra... Dentro de la hermandad, Rhage es el vampiro de más destructivas pulsiones. Es el mejor luchador, el más rápido, el más impulsivo, y el amante más apasionado; porque en su interior arde una feroz maldición impuesta por la Virgen Escribana. Poseído por esa fuerza oscura, Rhage teme el momento en que su dragón interior se desate, convirtiéndolo en un peligro para todos los que están a su alrededor. Mary Luce, superviviente de muchas penalidades, es arrojada contra su voluntad al mundo de los vampiros y queda bajo la protección de Rhage. Con una maldición propia, que amenaza su vida, Mary no busca amor. Hace años que perdió su fe en los milagros. Pero cuando la intensa atracción animal de Rhage se convierte en una pasión mayor, emocional, él sabe que debe hacer que Mary sea solamente suya. Y mientras sus enemigos se aproximan, Mary lucha desesperadamente por alcanzar la vida eterna junto a su amado…
Reseñas de libros anteriores(La hermandad de la Daga Negra 1) Amante oscuroMi opinión Lo primero que quiero decir (escribir) es que este segundo libro me ha gustado mucho más que el primero. Tanto que se ha llevado una notaza, sí. Lo segundo es que hacía mucho tiempo que no tenía unas ganas tan enfermizas de seguir leyendo un libro. Porque sí, porque la historia que nos plantea Ward, aunque parece sencilla, está llena de matices. ¿Y qué matices?, vamos a ello.  Rhage está jodido. Después de una noche de las duras, una de esas en las que la bestia escapa de su control y arrasa con todo, cae en ese sopor que precede al dolor de estómago. Pero, ay, nuestro guerrero se despierta y en el pasillo de su casa hay alguien. Alguien que tiene una voz que, por lo que sea, hace que él se sienta en un remanso de paz. Mary Luce se está muriendo. El cáncer, con sus garras afiladas, le araña los tobillos a cada paso que da. La eterna sombra, una que no pasa desapercibida para su vecina, Bella, una vampiresa civil que adora a la humana. Cosas de la vida, John, un chaval de no más de veinte años, acaba yendo a casa de Mary. Y Bella se da cuenta de que ese chico está a punto de pasar la transición. Como os podéis imaginar, la chica del pasillo es Mary. Y no entiende nada. No sabe por qué ese rubio enorme quiere que siga hablando, por qué Bella ha insistido en llevar a John a ver a esos “entrenadores” y, lo que es más importante, no entiende por qué, en vez de cagarse de miedo, se siente de lo más tranquila con el gigante rubio. Tenía miedo de que las expectativas me jugaran una mala pasada. En la primera entrega ya me gustó, y mucho, Rhage. Me pareció un personaje con mucho potencial, uno de esos de los que se puede sacar muchísimo partido. A fin de cuentas, él es dos caras. La cara A, en la que está el control. La cara B, en la que nace algo que destruye su conciencia. Supongo que por eso tenía miedo al contraste. Mary es una humana normal y corriente. Trabaja como telefonista del número al que llaman las personas que quieren suicidarse. Trabajo harto peculiar en el que conoce a nuestro dulce y encantador John. A parte de eso, está muerta de miedo. Muerta de miedo porque la leucemia ha vuelto, porque no hay nada que pueda hacer a parte de esperar el resultado de las pruebas. Y de repente un tío quiere quedar con ella. Porque Bella no le enredaría con un mal tipo… ¿verdad? Me gustó mucho que Ward jugara con la memoria. Quiero decir, saber que ella ya conocía a Rhage y, pese a todo, no era capaz de recordarlo; le da un punto divertido que sólo consigue que nuestro guerrero esté cada vez más y más preocupado. Thor, nuevo líder de La hermandad de la daga negra, quiere que deje de verla. Pero Rhage no puede. Sencillamente, no puede.

 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
 Quiero intentar dejar el tema para más tarde – sólo un par de párrafos, palabrita – pero me queman las manos encima del teclado. Zsadist. Oh, por favor, es que no entiendo nada. Repasemos, que la cosa se pone cada vez más fea. Se supone que es malo malísimo, un súper monstruo de la hostia al que sólo consigue “calmar” su hermano gemelo, Phury. Ajá. Muy bien. ¿Qué pasa entonces con Bella, eh?, porque, no me jodáis, el tío se ha dado cuenta de que no le es indiferente. Y a mí me va a petar la patata después del final de este maldito libro. Vuelvo con los protagonistas. Mary ha sido… curiosa. Me ha gustado mucho su forma de afrontar las cosas. El temple, la tranquilidad y esa distancia emocional con la que muerde los problemas hasta convertirlos en polvo. Ahora bien, ha habido un par de cosas que me han molestado lo que viene siendo un poquito bastante. La primera es que no da a su problema la importancia que realmente tiene.Me explico. Sabe que algo va mal. Algo dentro de ella se está… rompiendo. Se muere, joder, y ella no hace más que preguntarse con quién folla Rhage. Nena, así no funcionan las cosas.La segunda es que… es muy cabezota. Por amor de Dios, cuando tiene que hablar de lo que siente, sin ambages, se muere de miedo. Y echa a correr.
 Rhage no ha conseguido cabrearme. Mirad que esperaba que me desquiciara. Esperaba querer matarlo, vaya; y sólo puedo deciros(escribiros) que es un jodido amor. Es lo más dulce que os podáis echar a la cara – claro, para cagarnos de miedo ya tenemos al amigo Zsadist– y tiene la paciencia de un santo. Ojo, no digo que esté bien que le borre la memoria dos veces. Digo(escribo) que es comprensible, teniendo en cuenta que es un poco difícil hacer que alguien se crea que está medio saliendo con un chupasangre.
 Me flipó cómo se fueron desarrollando las cosas. Contaba las páginas para ver cuándo iba a aparecer Bella para intentar acercarse a Zsadist, eso es verdad – nótese el hypecon ese maldito guerrero -, pero me encantó leer cómo, poquito a poco, Rhage y Mary empiezan a confiar más y más en el contrario. Ya no hablemos de los lindos que eran juntos. Son como una gran familia. Un enrejado de personajes que, poquito a poco, unen sus vidas, sin olvidar que, en realidad, el motivo que lo mueve todo no es otro que evitar más muertes. Muertes que van in crescendodesde que los jodidos restrictores están haciendo avances en sus sistemas de secuestro y tortura. Como lo leéis. Los muy salvajes tienen unas ideas que dan miedo. La Virgen Escribana no me tiene nada contenta. Esa mujer los va a matar a disgustos. A todos. Por si con el Rey Ciego no tuvo bastante, su ojo va a morir ahora a Rhage, y es que el pobre chaval, llevado al límite, debe soportar un castigo que muta en unos días de paz. Días en los que la bestia no está, días en los que es él mismo. Pero todo lo bueno se acaba. El final es bastante… especial. Si bien es cierto que nuestros protagonistas tienen un final bonito, de esos que roban sonrisas; Zsadist está jodido. Jodido hasta el punto de que ha descubierto que, pese a todo, puede que sí tenga sentimientos. Ojo, él eso no lo entiende. Pero ha pasado algo. Y ese algo le ha dolido en lo más profundo. Si os soy sincera me dan pena los restrictores. Lo que va a hacer con ellos ese guerrero cuando los coja va a ser terrible.


Con todo, Amante eterno es un libro precioso. Con dos protagonistas que arrancan más de una sonrisa, montones de momentos tiernos y una historia bastante desgarraadora de fondo; J.R. Ward nos regala una segunda entrega de saga que deja con los dientes muy largos.
Nota: 5/5

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