Reseña
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1Q84 - Libros 1 y 2
¡Hola, hola, hola!
Estamos a las puertas de agosto. ¿Cómo va vuestro verano hasta ahora? ¿Vacaciones cerca, ya han pasado, están por llegar? Yo la verdad es que estos días me lo estoy tomando todo en plan zen. Sí, sí, uso el ordenador lo justo y necesario, apenas le hago caso al móvil... y, oídme, la verdad es que es bastante agradable poder desconectar de todo. Eso sí, no todo podía ser bueno, y es que el consumismo es muy jodido. En mi defensa diré que la trilogía estaba - y seguramente siga estando, por si queréis echar un ojo - de ofertita en Amazon. Sí, sí, esa página va a acabar con mi cordura. Contadme, ¿os suena la trilogía? ¡Yo me muero de ganas por hincarle el diente!

Cambiando un poco de tercio, debo decir que tenía muchas ganas de traeros la reseña de este libro. Las personitas que me conozcáis un poquito más es posible que sepáis que Haruki Murakami es, hasta la fecha, uno de mis autores favoritos. ¡Un aviso! Si nunca habéis leído al autor NO EMPECÉIS POR ESTA OBRA. Hacedme caso, porque el principio es un poquito lento y no es plan que le cojáis tirria. Si queréis empezar, echad un ojo a Tokio Blues o a After dark. De todas formas, os dejo las reseñas que tengo del autor justito debajo de la sinopsis, ¿sí? No me enrollo más, ¡dentro reseña!
Ficha técnica

Reseñas de otros libros del autorAfter darkLa muerte del comendador – Libro 1 (Kishidancho Goroshi 1)La muerte del comendador – Libro 2 (Kishidancho Goroshi 2)Los años de peregrinación del chico sin colorTokio BluesMi opinión 1Q84 abre sus puertas. El precio a pagar por sumergirse entre sus ambiguas calles es bajo. A duras penas unos cambios respecto a 1984. Puede que el paseante vea algo más en el cielo nocturno que los habitantes de 1984. Podría ser, además, que se apreciaran pequeños cambios en la matriz de realidad. Alguna que otra fluctuación, apenas perceptible, pero que, sin lugar de dudas, está ahí.
Aomame tiene un trabajo que hacer. Uno para el que ha tenido que prepararse a conciencia. El problema es que va a llegar tarde. El maldito taxi no avanza por la autopista. Un atasco. No, peor. El padre de todos los jodidos atascos, mantiene a Tokio sumida en un silencio denso, colapsado de humo de motor. Pero no todo está perdido. El taxista se gira hacia nuestra protagonista y le dice que hay una manera de llegar a tiempo a su cita. Sólo debería bajarse del taxi y usar la salida de emergencias de la autopista. Eso sí, hay un aviso. La realidad es solo una y una sola. ¿Bajamos del taxi?
Tengo sabe que La crisálida de aire puede ser un gran libro. Libro presentado por una chica de sólo diecisiete años, lo tiene todo para atrapar al público. Muy bien, puede que tenga algunos fallos; pero Komatsu, su editor, lo tiene todo pensado. Hay una forma de arreglar la historia y aspirar a un premio mayor. A fin de cuentas, ¿quién nos asegura que estemos leyendo la obra inédita de la persona que nos muestran en la contracubierta?
Ahora mismo, me siento dividida. Sí, dividida. Mi primera impresión, cuando empecé a leer 1Q84 fue que no iba a arrancar nunca. Os juro que no sabía cuánto tiempo debería esperar para que pasar algo. Y es que ya sabéis que adoro las historias pausadas, en las que la rutina parece un elemento más. El problema era que… bueno, entre la rutina se intercalaban ciertos sucesos que, siendo totalmente sincera, me sabían a poco. Fue un bache largo, sí. Casi doscientas páginas de absoluta impaciencia. Pero pasaron. Y el libro me ha encantado.
Aomame es, a mi juicio, una heroína de las de antes. Una mujer que lucha con puños de hierro contra las injusticias, y lo hace de forma tan sutil, tan elegante, que una puede llegar a creer que está viendo uno de esos filmspausados en los que esa mujer en apariencia normal está a punto de hacer algo grande. Algo muy grande. Porque su trabajo es peculiar, sí; y su relación con La Casa de los Arces es… joder, es brutal.
Tengo me ha parecido muy tierno. Un chico más bien introvertido, que intenta por todos los medios no destacar y termina por ser algo así como un personaje que brilla con luz propia. Porque hay algo bonito, en la manera de entender el mundo de Tengo. Él sólo quiere vivir su día a día. Pero, ay, el destino, qué puto. El mismo destino que le obliga a aceptar un encargo que, aunque él no lo sepa, va a abrir la caja de Pandora.
Me debo a vosotras y vosotros, y por eso os digo, con el corazón en la mano, que es mejor que vayáis a ciegas. Os he contado demasiado sin contaros gran cosa. Yo no sabía qué narices era esto, qué demonios tenía que ver con la historia de George Orwell – la cuál me parece una puta maravilla, sí –. No sabía qué tenía que ver Aomame con Tengo, mucho menos Tengo con Aomame. Y me ha flipado. He sufrido, sí; he sufrido muchísimo. Y el final aún me duele. Pero vale la pena. Haruki Murakami tiene una prosa muy intimista. Es sutil cuando tiene que serlo, soez cuando la ocasión lo merece y terriblemente evocadora hasta en los momentos más mundanos. Porque a veces, las realidades se superponen, y una mira al cielo y no sabe qué ve entre las estrellas… ¿verdad?
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER
Era un asunto turbio, eso de mezclarse con Fukaeri. Una chica demasiado especial, que no parece tener muy claro el matiz que tiñe a las preguntas de la capacidad de ser eso, preguntas. Una chica que escapó de una secta – ajá, aquí una servidora va a acabar hasta el toto de los libros de sectas, pero al menos así os podré recomendar cositas – y terminó en casa del que ella conoce como el Profesor. El mismo cuya hija escribió, palabra por palabra, La crisálida de aire. Cada vez hay más gente implicada en la creación de la historia. Y eso sólo puede augurar tormentas.
Tengo está jodido. Las cosas como son. El pobre chaval ha hecho la buena acción del año. No, mejor, la buena acción de su vida. Ha reescrito el libro de Fukaeri para que tenga sentido. Y el libro ha ganado un premio. Un premio que lo lanza de cabeza a las listas de libros más vendidos y que sólo consigue cabrear a la Little People.
Debo decir que me flipó el concepto. La superposición del bien y el mal, la forma como esos malditos monstruitos hacen de la lectura una delicia que roza lo enfermizo. Porque son chusma y, pese a todo, hay algo irremediablemente atractivo en el hecho de que un año sea a la vez una nueva realidad. Una en la que Fukaeri sabe más de lo que cuenta. Una en la que el cielo está cubierto de dos lunas.
Aomame ha pasado a ser una de mis protagonistas favoritas hasta la fecha. Me gusta la tranquilidad con la que se toma las cosas, esa forma casi apática de aceptar que su vida no es más que un camino en el que, por desgracia, nunca se cruzará con Tengo. Porque sí, amigas y amigos, Aomame se enamoró de Tengo siendo muy pequeña, y aún a sus casi treinta años sigue recordándolo. Tal vez por eso no quiera tener una relación estable. Tal vez porque sabe que hay vida más allá de los límites de la realidad estricta, haya acabado en 1Q84. O puede que sólo tenga una suerte de mierda, y una valentía que ya quisieran muchas y muchos. Algo que siempre me ha parecido muy curioso es la capacidad de Murakami para convertirlo todo en algo perfectamente normal. Habla de sexo como quién nos da la hora, reflexiona de forma brutalmente práctica sobre cualquier tragedia y lo reduce todo a si genera o no interferencia en nuestra vida un suceso x. Tal vez por eso sea tan natural sumergirse en algo así como una realidad distorsionada y no sentirse perdida. 1Q84 es casi una alegoría del libro de Orwell. El Gran Hermano es la Little People, convertida en una llamada a esa guerra interna que sufren muchas personas. Porque ser débil es ser un objetivo. Dejarse arrastrar, obedecer ciegamente… errores que ni Fukaeri, ni Tengo ni Aomame comenten. Y yo los adoro por ello. No os voy a contar nada más, pero os voy a pedir que le deis una oportunidad a la historia. Tened paciencia con las primera páginas, dejad que Murakami os enamore con su prosa y preguntaros qué pasaría si un día cualquiera, al alzar los ojos al cielo, vieseis esas dos lunas.
1Q84empieza despacio, pero se convierte en una carrera a contrarreloj en la que Tengo y Aomame vivirán grandes momentos, buenos y malos. Momentos que hacen daño, que rompen. Momentos que te arrancan una sonrisa. Haruki Murakami lo ha vuelto a conseguir: no sé vosotras y vosotros, pero yo caigo rendida con todas sus historias.
Nota: 4/5