Reseña
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Mujercitas
¡Hola, hola, hola!
Toca ponerse un poquito al día. Sí, sí, debía esta entrada y, la verdad, tenía muchas ganas de compartirla con vosotras y vosotros. A fin de cuentas, ¿a quién no le hace feliz hablar de un libro que le ha flipado?
Hace un calor del averno todavía. Tanto que no apetece ni respirar fuerte, vaya a ser que nos desmayemos, ¿sí? Pero no pasa nada. Lo superamos... espero. Contadme, ¿cómo va vuestro agosto? ¿Habéis descubierto alguna merienda prodigiosa? Yo esta mañana he descubierto una cafetería preciosa por el centro de la ciudad y, os lo prometo, no es más coqueta porque no puede. ¡Y se está súper fresquito!
A parte del descubrimiento de la cafetería, os enseño un regalito que me han hecho hoy. Creo que tiene una de las dedicatorias más estupendas que me han hecho en mi vida. Si es que así da gusto. Pero no me enrollo más - obviamente, si habéis leído el libro me encantará conocer vuestra opinión. Hemingway es uno de mis eternos pendientes -, ¡dentro reseña!
Ficha técnicaTítulo:Mujercitas Autora:Louisa May Alcott Editorial:Colección Alfaguara Clásicos Número de páginas: 352 ISBN:9788420433592 Preció libro físico: 16,10€ (Tapa dura) Precio libro electrónico:0,47€ (Versión Kindle)
Sinopsis El señor March se ha ido a la guerra y sus cuatro hijas deben quedarse en casa con su madre, su tía y sus amigos, en medio del bullicio de la vida burguesa de Nueva Inglaterra. Meg, Beth, Amy y Jo, las cuatro hermanas March, tienen intereses muy distintos, pero juntas viven y sufren los cambios que conlleva hacerse un lugar en el mundo y, lo más complicado de todo, crecer.Mi opinión Llevo mucho tiempo diciendo que soy una cínica de manual. Cuando digo esto no me refiero a mi vida diaria – o no sólo, al menos -, sino al hecho de que cuando escuché hablar por primera vez de Mujercitasno pude evitar pensar que sería poco más que un panfleto de carácter sumiso-doméstico de la época. Ajá, así de heavy. El caso es que, después de entrar en un club de lectura fue justamente esta novela una de las escogidas. También la única que tenía por casa. Entenderéis entonces mi drama si os digo que, siendo la única lectura disponible para mí, no tuve más opción que animarme. Y menos mal que lo hice.
Antes de que alguien se lleve las manos a la cabeza y me diga algo del palo “Carme, no puedes juzgar un libro sólo por su título/portada”, dejadme que os aclare una cosa: la novela me ha gustado. Me ha gustado mucho, de hecho. Y agradezco mucho haberle dado una patada en el culo a mis prejuicios para poder animarme a leerla.
La guerra está asolando el país– a saber, Estados Unidos -, así que el padre de nuestras cuatro protagonistas debe partir para apoyar la causa. Como no puede ser de otra manera, nuestras chicas se sienten tristes, así que su madre, a la que llaman Marmee decide que deben ocupar su tiempo intentando dejar atrás sus problemas. Defectos que difieren bastante de unas a otras, y es que donde Meg sólo se preocupa por la posición más bien precaria que viven a nivel económico después de haber estado “en lo alto”, Jo sólo puede pensar en sus historias lidiando como buenamente puede con su carácter explosivo. Beth, por su parte, es una abnegada de pies a cabeza; y Amy es lo más egoísta que pueda echarse un ser humano a la cara. La trama, en realidad, es bastante sencilla. Cuatro chicas de caracteres y edades muy diferentes que, pese a todo, se llevan muy bien. Al menos la mayor parte del tiempo. Os prometo que quise abofetear a Amy cada dos páginas. Esa maldita niña no es sólo una impertinente repipi, es tan asquerosamente egoísta, tan sumamente superficial, que sigo sin entender de dónde cojones ha salido. Ni sus padres ni sus hermanas son así, por amor de Dios. Meg tampoco ha sido santa de mi devoción. Sinceramente, no me gusta la gente que sólo piensa en lo que no tiene. Y ha sido esa actitud de mártir la que ha conseguido sacarme de mis casillas.
Mis favoritas han sido Jo y Beth. Cualquier persona que conozca la historia, estará de acuerdo conmigo en que Jo es un personaje que rompe moldes en su época. Alocada, divertida, aburrida de los cánones de belleza y los formalismos sociales, se comporta como una mujer feminista – insisto: dentro de su época – que quiere ganar su propio dinero y ayudar a su familia sin “dramas de amor” de por medio.Debo reconocer que me reí mucho – y muy fuerte – con sus opiniones a cerca del matrimonio y los convencionalismos; pero también tengo que deciros que Beth, con su corazón lleno de amor, consiguió robarme el mío. Esa niña, os lo prometo, no es más buena porque no puede. Un cielo que adora a su hermana, la misma que saca a Amy de quicio, y que vive para los demás. A mi juicio, Mujercitases un libro de invierno. Ojo, porque yo lo leí en verano y realmente la novela abarca todo un año de la vida de nuestras protagonistas; pero os digo totalmente en serio que hay algo mágico en esas tardes que nuestras chicas dedican al Club Pickwik. Ajá, parece ser que la autora era una fan de Dickens y, os lo prometo, todo ese trecho de novela fue una delicia. Tardes de casa, os decía. Tardes que ellas queman con sus obras de teatro, sus confidencias y ese cariño que se profesan unas a otras. Es muy bonito. Muy hogareño. Hacedme caso. Si no habéis leído el libro, esperad el invierno. Puede que la novela a primera vista se dedique a contar pequeñas historias. Es verdad. Ahora bien, eso no quiere decir que no haya una línea temporal clara y es que, pese a que al principio pueda parecer que no hay mucha relación entre unas cosas y otras, poco a poco todo cuadra. ¡Y de qué manera! Sin entrar en detalles, os diré que con la entrada en escena de Laurie, la vida de nuestras se convierte en una carrera contrarreloj en la que cada estación llega de la mano de una nueva aventura. Os aviso – sin compromiso -: el libro se pone bastante… intenso. Intenso en el sentido de que lo que empieza siendo un cuento bonito, una manera de leer algo que le pueda alegrar a una el día; pasa a ser un drama. Un drama que, os lo prometo, me tuvo con el corazón en un puño. ¿Vale la pena leerlo? Sí. Porque, como muy bien comentaron algunas personitas con las que leí la novela, es como si la autora fuera una señora muy mayor contando una historia. La imagen romántica que tenemos, de esa literatura oral que poco a poco se ha ido perdiendo, queda rescatada entre las páginas de Mujercitas. No os perdáis algo así de mágico.
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER
Laurie fue, junto con Beth y Jo, uno de mis personajes favoritos. El chico es un amor. Despistado, puede que a ratos un poco gruñón y terriblemente dulce. Me encantó la complicidad que tenía con Jo y el resto de hermanas. Una complicidad que me encantaría que derivara en algo más, para qué mentir. Ajá, aquí una servidora tiene muchas esperanzas puestas en la segunda entrega. El abuelo de Laurie me confundió. Si bien es cierto que no se nos presenta como un monstruo en ningún momento, temí que lo fuera. Entendedme, era todo un personaje. Pero, para variar, mis neuras eran infundadas. Profundizando en temas que he comentado párrafos más arriba, Amy consiguió sacarme de la historia más de una vez. No digo que mereciera todo lo que le pasa, porque más de una vez la pobre criatura sufre; pero sí os diré que sentí cierta punzada de alegría cuando se llevó un chasco con su gran cagada. Me refiero al hecho de que nadie en su casa le alabó el gusto de quemar una de las historias de su hermana Jo, por si alguien va a pensar en otro momento y me va a tachar a mí de salvaje. A lo que iba: la niña se pasa cuarenta pueblos. ¿Y por qué? Porque es una energúmena caprichosa. He dicho. Meg, como os he comentado, ha oscilado en mi balanza del odio al sopor. Porque sí, la chica escarmienta, pero va de un extremo a otro. La enamorada pudorosa… eh, no me lo trago. Y no me lo trago porque, sinceramente, el chico elegido, “el pobre que vendrá con algo que ofrecer”, no deja de ser el típico personaje que brilla durante dos líneas y se convierte el hombre de su vida. Sufrí mucho por Beth. Y me repateó hasta lo imposible que Amy fuera de mártir cuando a ella no le pasaba nada. Coño, el complejo de princesa al final cansa. Cansa mucho. Pese a todo, no puedo discutir que fue bonito leer como el mundo se para y nuestras protagonistas hacen lo imposible por ayudar a la dulce Beth. Incluso el señor Brooke demostró que a veces los personajes deslucidos valen la pena. Poquito o nada más que añadir. Si queréis un clásico tierno que os deje con una sonrisa al acabarlo, estoy segura de que éste no os va a decepcionar. Espero que hayáis cogido un buen sitio en la buhardilla para ver el espectáculo, estoy segura de que la nueva obra va a ser maravillosa.
Entrañable y terriblemente dulce, Mujercitases uno de esos clásicos que vale la pena paladear poquito a poco. Dejarse enamorar por Beth y Jo, sufrir a Amy y decidir si Meg es o no un personaje que vale la pena. No sé a qué esperáis para darle una oportunidad.Nota: 5/5