Revista Cultura y Ocio

Reseña #157: Juego de tronos

Publicado el 17 agosto 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
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Juego de tronos

¡Hola, hola, hola!

 Benditos sábados, qué bien sientan. Sobre todo a primera hora, cuando la calle es silencio y brisa fresca, ¿no creéis? Contadme, ¿habéis planeado uno de esos fines de semana en la costa? Sí, sí, uno de esos que empiezan con la caza y captura de un trocito de arena en la que poder estirar en condiciones la toalla. ¡No es difícil ni nada! Pero vale la pena, ¿verdad? Sobre todo cuando, mientras la gente se tuesta al sol cuál gamba - palabrita que yo sigo sin verle el gusto a hacer eso -, aprovechamos el tiempo leyendo una buena historia. ¿Y qué tal si, para acabar de ponernos en situación, buscamos una de esas que tienen una portada que invita a estar tirada en la playa?


Reseña #157: Juego de tronos

 Entre mi sinfín de autoras y autores pendientes, está la archi-conocida Sarah Lark. No sé si empezar por esta trilogía - creo que es una trilogía, pero corregidme si me he equivocado - será una buena idea, pero estaba en el escaparate de una librería de segunda haciéndome ojitos. Y una es débil. ¡Pero no me enrollo más! Hoy venimos con un libro en el que el invierno está al acecho. ¿Qué, empezamos? ¡Dentro reseña!
Ficha técnica
Reseña #157: Juego de tronos
Título:(Canción de hielo y fuego 1) Juego de tronos Autor:George R.R. Martin Traductor:Enrique Jiménez Corominas Editorial:Ediciones Gigamesh / Colección Gigamesh Omnium Número de páginas: 800 ISBN:9788496208926 Preció libro físico: 9,50€ (Tapa blandaPrecio libro electrónico:5,69€ (Versión Kindle) 
Sinopsis Tras el largo verano, el invierno se acerca a los Siete Reinos. Lord Eddard Stark, señor de Invernalia, deja sus dominios para unirse a la corte de su amigo el rey Robert Baratheon, llamado el Usurpador, hombre díscolo y otrora guerrero audaz cuyas mayores aficiones son comer, beber y engendrar bastardos. Eddard Stark ocupará el cargo de Mano del Rey e intentará desentrañar una maraña de intrigas que pondrá en peligro su vida y la de todos los suyos.Mi opiniónSe acerca el invierno

 En realidad, esa cita habla por sí sola. El verano asola los Siete Reinos desde hace años, tantos que los niños del verano – buena parte de los protagonistas de la casa Stark y una de la casa Targaryen – no saben a qué demonios se refieren los adultos cuando hablan de ello. En Invernalia no es que haga un calor tremendo, a fin de cuentas, y nuestra maravillosa casa Stark está más que curtida en lo que a aguantar el mal tiempo se refiere.
 El caso es que un día está Ned Stark con sus hijos. Ha tenido que ejecutar a un hombre, y ni Rob ni Jon Nieve – bastardo de Ned – han apartado la mirada. El que ha tenido dificultades para seguir mirando ha sido Bran, apenas unos años mayor que el pequeño Rickon. De vuelta al castillo de Invernalia, se encuentran con una camada de lobos huargos. Un lobo para cada hermano. Incluso Jon cuenta con el suyo. Y eso… eso es sólo el principio.
 Invernalia está preparada para recibir a la crema y la nata. El actual rey, Robert Baratheon – borracho y despreocupado a tiempo completo, además de un ingenuo de manual – siempre ha sido buen amigo de Ned. El problema es que está casado con nada más y nada menos que Cersei Lannister. Amén de desgracias a parte, la casa Lannister - “Un Lannister siempre paga sus deudas” – es de alta cuna. Podrían nadar en oro, esos desgraciados. Pero ojo, porque hay un solo miembro de esa familia al que salvo: Tyrion Lannister. ¡El caso, que me pierdo! Robert y compañía llegan a Invernalia, porque Robert tiene una propuesta muy pero que muy interesante para Ned. A fin de cuentas, ¿quién quiere pasarse el día en el incómodo trono de hierro sin una buena Mano del Rey a sus órdenes? Comenté en su momento en Good Reads lo mucho que adoré el libro. Es gracioso, porque después de tantos años no había dado una oportunidad a la archi-conocida saga y me he encontrado con una de las mejores sagas de fantasía que han caído en mis manos hasta la fecha. Una en la que George R.R. Martin demuestra que uno puede tener puño de hierro a la hora de decidir el destino de sus personajes.
 Sinceramente, odio a Cersei. Ajá, para mí es una maldita perra del infierno. Hala, ya lo he dicho. Tres cuartos de lo mismo para su querido hermano – os juro que por poco me da un puto infarto al ver a qué se dedican esos dos -. Insisto en que el poco honor que hay en esa familia nos llega de la mano de Tyrion, un enano que, os lo digo totalmente en serio, me robó el corazón. Mordaz, sarcástico y cínico hasta lo imposible; con algunos comentarios que me arrancaron carcajadas, es de lejos de lo mejorcito de la saga. Pero, ah, esperad, esperad, que hay mucho más.
 Hace años reinaron los dragones. Ajá, la casa Targaryen tenía el poder de los siete reinos. Todo se fue a la mierda, por supuesto, porque las malas artes trabajan por todos y quién no tiene un pito tiene una flauta. Pero hay dos supervivientes de esa casa. Daenerys y su hermano. Mirad, voy a ser sincera, el hermano de Daenerys es un hijo de la mierda de los grandes. Un asqueroso saco de ponzoña que me dio asco. Todo el tiempo. No sólo es un misógino y un maltratador, es también un niñato remilgado que se cree que tiene derecho a respirar más y mejor que el resto del universo. Para romperle la boca a puñetazos, sí.
 Estoy segura de que no os estoy desvelando nada y, de todas formas, supongo que muchas y muchos habréis visto la serie. El caso es que… bueno, las tres familias tienen mucho que aportar, a esta historia. Y no sólo los hombres, cuidado. También las mujeres. Eso es, de lejos, lo que más me ha gustado: la fuerza, la brutalidad y el temple de todas y cada una de las mujeres que hay entre las páginas de esta novela. Cersei, pese a ser un puto monstruo, es una villana de las grandes. Y eso se nota.
 Hablaba de chicas. Arya Stark, junto con Daenerys, ha sido mi favorita. Esa niña rompe todos los moldes de princesa en una sociedad harto machista. Porque sí, George R.R. Martin nos hace partícipes de ese canon en el que la mujer se sienta al lado de su marido, pero opina tirando a poco. A fin de cuentas, las batallas son de hombres… ¿o no? Arya. Ay, pequeña, la que se te viene encima. Me gustó muchísimo su complicidad con Jon, pero me gustó más todavía que ella quisiera hacer lo que hacen los niños: pelear, revolcarse por el barro y reírse a carcajadas. No como su hermana, Sansa. Nuestra princesita Stark tiene suficiente con ir con su septa lloriqueando porque el príncipe Joffrey le haga caso. Maldito niño asqueroso, cómo le odio.
 ¡Robert tiene una propuesta! Cuando Robert habla, todos guardan silencio. Quiere una nueva Mano. Y tiene que ser Ned. Ah, también quiere liquidar de forma definitiva a la casa Targaryen. Qué empiece el puto desastre.

 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER

 Si soy totalmente sincera, Catelyn no fue santo de mi devoción hasta bien entrada la mitad de la novela. Seamos realistas, la tía se pasa lo que vienen siendo cuarenta pueblos con el pobre Jon. Si bien es cierto que es una madre con todas las de la ley y toda una señora en su casa – con esto me refiero a que tiene mucho temple, tanto que más de una vez piensa con más frialdad que Ned Stark -, tarda en brillar con luz propia. La suya es una luz que poquito a poco lo ilumina todo. Y, creedme, esa señora… joder, esa señora tiene un par de ovarios.
 Sansa y buena parte de los Lannister me dieron asco todo el maldito libro. Odio su comportamiento, sus celos, su rabia y su embelesamiento. Dije en alguna reseña anterior que me repatea la gente que sólo piensa en lo que no tiene. Bien, pues esta criatura encarna justamente eso: la avaricia por la avaricia. La misma que le cuesta golpes que llegan ordenados por el que deberá ser su marido algún día. Menudo cabronazo, el niñito de los cojones. Tyrion y Jon son maravillosos. Así de sencillo. Donde nuestro chico de la Guardia de la Noche es todo ímpetu y ganas de justicia, Tyrion es una sátira con piernas. El hombre sabe que vive en un mundo podrido, el mismo que puede comprarse desde la primera a la última piedra. Y le gusta el chaval, no creáis, porque no es el prototipo de niño bien al que está acostumbrado – prueba de ello es el animal de granja que tiene por sobrino –, sino alguien que le trata como a un igual. Jon no se preocupa por si él es o no un enano. Lo ve como una persona y, joder, cómo se agradece eso.
 Ned me tuvo confusa buena parte de la novela. No sé dónde empieza su amor por Catelyn y dónde acaba, porque me da en la nariz que ese hombre sólo se enamoró de la madre de Jon; pero debo decir que es un señor honrado. Y muy honesto. Ned es justo, y precisamente es por ser justo por lo que Cersei decide quitárselo de en medio… también. Si ya dicen que mala hierba nunca muere. Nuestra rubia despampanante, en su papel de perfecta viuda con unas buenas garras con las que despedazar a cualquier que se interponga entre la corona y el maltratador de su hijo, no escatima en gastos y artificios. Pero, ay, amiga, qué jodido es que alguien se lleve lo único que te importa. Jaime Lannister, que cae en manos de la casa Stark en plena guerra. Sinceramente, yo tengo muy claro lo que haría con ese capullo. Me encantaría que alguien le dijese a Catelyn que fue él quién lanzó a su hijo Bran ventana abajo. Lo mismo se le quitaban las ganas de negociar.
 Me encanta la cadencia de las palabras de George R.R. Martin. Hay algo mágico, evocador, en su prosa. La misma con la que nos dibuja un mapa de verano que empieza a dar paso a los malos presagios del invierno. Los cuervos graznan. Y el invierno se acerca.

 Debo decir que, a mi juicio, Daenerys empezó siendo una niña asustada y terminó siendo una Señora. Así, en mayúsculas. No es sólo que haya aguantado las vejaciones del cerdo de su hermano hasta que su marido decide matarlo; es que la chica ha sido tratada como poco más que un pedazo de carne toda su corta vida. Pero eso se ha terminado. Y yo la adoro por ello. No hay nada más maravilloso que ver crecer a personajes fuertes, esos que no ponen la otra mejilla, esos que se levantan con la boca aún llena de sangre y gritan que van a seguir luchando. Su forma de dirigirse al que pasa a ser su kas y cómo tanto ellos como ellas la aceptan como una líder… chapó. Ya no hablemos de su final, porque entonces sí que es para ponerse a aplaudir.
 Temo por Arya. Esa niña va a sufrir. No sé cómo demonios va a salir de ahí con vida. Pero ella ha luchado. Amiga Sansa, aprende un poquito de tu hermana…
Juego de tronos es un inicio bestial de saga. Con una prosa jodidamente maravillosa, George R.R. Martin nos dibuja la vida de tres familias muy diferentes que van a dar, y mucho, de qué hablar.
Nota: 5/5

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