Revista Cultura y Ocio

Reseña #159: American gods

Publicado el 31 agosto 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
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American gods


 ¡Hola, hola, hola!

 ¿Cómo lleváis el fin de mes? ¿Preparadas y preparados para septiembre? Personalmente, estoy empezando a arrepentirme de ser de esas personas que esperan el frío como agua de mayo. Pero bueno, todo pasa, ¿sí? Así que la vuelta a la rutina no puede ser tan mala...

 ¡Anécdota de la semana! Es perfectamente normal querer tomarse un té un viernes por la mañana. Si la cafetería es cuca, mejor que mejor. Planteado así, todo son cosas buenas, ¿verdad? Pues no. Creedme, no. A veces a una le entra pis. Las reacciones fisiológicas, que son muy jodidas. Claro, cuando a una le entra el pis en un establecimiento público, espera que el pestillo del baño funcione... ¿verdad? En fin. Es gracioso, porque cuando salí del baño hecha un orco - sí, sí, yo soy de reacciones muy salvajes xD - y volví a la mesa para explicar lo que me había pasado, entraron como dos o tres señoras más. Escalonadas y todo ese rollo, no a la vez, sí. Total, que las pobres estaban como yo. ¿Solución? Que te aguanten la puerta. Como en las discotecas. Si es que así no se puede. Claro, dándole vueltas a los dramas de bares-cafeterías-pastelerías, estaba pensando que hay un porrón de historias graciosas. ¿Cuál es la vuestra? ¡Contadme, contadme!

 Dramas terribles - ¡y tan terribles!, si es que no puede ser... - a parte, hoy os traigo la reseña de uno de los libritos que acabé este mes. ¿Empezamos? ¡Dentro reseña!
Ficha técnica
Reseña #159: American gods
Título:American gods Autor:Neil Gaiman Traductora:Mónica Faerna Editorial:Roca Bolsillo Número de páginas: 560 ISBN:9788415729204 Preció libro físico: 9,45€ (Tapa blanda) Precio libro electrónico:3,79€ (Versión Kindle) Sinopsis Días antes de salir de prisión, la mujer de Sombra, Laura, muere en un misterioso accidente de coche. Aturdido por el dolor, emprende el regreso a casa. En el avión, se encontrará con el enigmático señor Miércoles, que dice ser un refugiado de una guerra antigua, un dios y también el rey de América. Juntos se embarcan en un viaje extraño a través de los Estados Unidos, mientras una tormenta de dimensiones épicas amenaza con desencadenarse.Mi opinión Sombra está a punto de salir de la cárcel. Se ha limitado a sobrevivir, con ayuda de algunos de los consejos de su compañero de celda, repitiéndose una y otra vez el mantra de “no llames la atención, sólo cumple tu condena”. Mantra que un poco antes de su salida de prisión le acompaña hasta el despacho del alcaide. Hay buenas y malas noticias. ¿La buena? Oh, puede salir ahora mismo. ¿La mala? Bueno, Sombra, colega… tu mujer ha muerto.
 No tenía ni idea de qué narices era esto, esa es la verdad. El título me llamaba la atención, la idea de que fuese de dioses me tenía con la mosca detrás de la oreja y, bueno, quería quitarme el mal sabor de boca que se me había quedado al leer otra obra de Neil Gaiman, El cementerio sin lápidas y otras historias negras – podéis leer la reseña haciendo clic aquí.

 American gods, por lo que he podido ver/leer, es una de esas historias que cosechan tantas críticas positivas como negativas. Personalmente, a mí me ha flipado. Y me ha flipado porque pese a ser una obra, hablando en plata, muy pandillera; no resulta ni forzada ni soez. Me explico. Quiénes me leáis de continuo sabréis que no soy precisamente una de estas personitas que hablan fino. El hecho de que Neil Gaiman ponga en boca de sus personajes expresiones perfectamente mundanas, tan sumamente salvajes que te da hasta la risa, es bestial. Puede parecer un libro a ratos bizarro, pero en realidad es muy divertido.
 Antes de que empecéis a pensar cosas como “chica, qué mal nos lo estás vendiendo”, concededme unos minutos más de vuestro tiempo. Lo mejor de esta obra son sus personajes. Aquí no tenemos a dioses todo poderosos que chasqueen los dedos y consigan que todo mortal se postre a sus pies. No. Los dioses están de capa caída, porque ahora hay cosas que a nosotras y nosotros nos fascina muchísimo más. ¿Quién va a pensar en Odín, si tiene Internet? ¿A quién le importa Baset, si ya tenemos la maravillosa televisión? ¿Alguien recuerda a Pascua, cuando es innegable que las autopistas son lo más en carretera? Las viejas glorias no quieren dar paso a las nuevas. Y las nuevas no quieren saber nada de las viejas. He ahí el problema.
 Sombra me ha parecido un personaje entrañable. El chico fue a la cárcel, cumplió condena y, cuando por fin puede poner los pies en la calle, se entera de que su mujer ha muerto. ¡Y de qué manera! No os lo quiero destripar, pero no me lo esperaba. No me lo esperaba para nada.

 A lo que iba, Sombra es un buen chico. El típico chaval demasiado grande, que parece encajar con pasmosa tranquilidad prácticamente cada cosa que pasa en esta jodida locura a la que llamamos vida. Y es que él ahora sólo quiere ir al entierro y rehacer su vida. Pero, ay, las nornas no son clementes con nadie. Y el futuro se sigue escribiendo. Se escribe mientras él coge un avión. Se escribe mientras el vuelvo hace unas escalas harto peculiares. Y pasa a ser pasado cuando Wednesday, ese hombre la mar de curioso, demasiado entrometido, le dice a Sombra que lo estaba esperando.
 Quiero hacer un par de advertencias. Como os decía párrafos más arriba, es una obra que o bien encanta o bien asquea. La visceralidad, qué es una maravilla. El caso es que American godsno es un libro que “pase rápido”. Realmente, en la mayor parte de la novela sólo seguimos a Sombra en su peregrinaje por Estados Unidos, una suerte de road tip de humor ácido, en el que los moteles, gasolineras y comidas son el pan de cada día de nuestro tándem. Uno que, me vais a perdonar, a mí me ha putoflipado.
 ¡Tranquilas, tranquilos, también hay tragedias! Los nuevos dioses quieren deshacerse de los antiguos. Pero Wednesday tiene un plan. Uno brillante en el que Sombra va a ayudarle. A no ser, claro, que las cosas se pongan muy feas… Partidas de damas que pueden terminar con la temida palabra “mazazo”, monedas de extraña procedencia y un sinfín de momentos hilarantes. ¿De verdad os lo vais a perder?
 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER

 Neal Gaiman me ha dejado sin palabras. No es sólo que su forma de narrar consiga que estés total y absolutamente atenta a cada maldita palabra, es el hecho de que te engaña después de haberte dado un sinfín de pistas. Porque Sombra está muy obsesionado con los trucos de monedas, ¿verdad?; y a nosotras y nosotros eso sólo nos parece tierno. Hay algo casi electrizante en la decadencia de la novela. Sombra y Wednesday, lejos de viajar por la crema y la nata de Estados Unidos, van a locales que huelen a rancio, trasnochan en carreteras que han vivido tiempos mejores y pernoctan en casas en las que nadie sabe por qué los colchones no caminan, de la mierda que tienen encima. Nos presenta un mundo viejo, como los dioses de los que nos habla, uno que vive casi “entre bambalinas” donde el progreso está al acecho, esperando poder dar un buen mordisco.
 Puede que Laura haya sido el personaje que me ha tenido más confundida durante toda la novela. No sabía qué esperar de ella y, la verdad, eso de palmar con la polla del mejor amigo de Sombra en la boca estuvo muy feo. Si ya os decía en la zona libre de spoilers que era gore, el asunto. ¡El caso! La chica me confundió. Por un lado, tenía sus momentos. Quiero decir, es innegable que vela por su marido y se encarga de dar su merecido a todo aquel que ose tocarle las narices; pero había algo oscuro en su comportamiento, esa forma tirando a cómica de hablar de su muerte, la misma que ella aceptaba hablando sin reparos de todo lo que antes de morir hubiera podido resultar escabroso. Quería saber y, aunque al final me gustó cómo se resolvieron las cosas con ella, me he quedado con el regusto amargo de seguir sin saber cómo juzgarla.

 Un puntazo a favor de la novela es la cantidad de mitos sobre los que se nos habla. Me ha gustado que se hable de mitología africana e india, tanto como que se hable de mi adorada mitología nórdica. La cantidad de seres mitológicos que pueblan la historia no sólo da profundidad, sino que nos hace darnos cuenta de que no todo son los panteones griegos. Y eso… eso se agradece mucho.
 Os decía que Gaiman nos engaña. Lo hace. ¡Vaya, si lo hace! Llegué a preguntarme qué clase de visión de Odín pretendía darnos, pero en ningún momento pensé que fuesen a ir por ahí los tiros. Me costaba creer que fuese… que fuese tan hijo de la mierda, hablando en plata. Pero no quiero desvelar nada, así que me gustaría abordar el último punto que, a mi juicio, convierte a Sombra en un personaje maravilloso. Siempre he pensado que es muy importante cumplir las promesas. Él lo hace. Se compromete con Wednesday, ¡hasta bebe su hidromiel para sellar el pacto!, y cumple. Hasta el final.
 Poquito o nada más os puedo contar sin joderos la historia. Tenéis que darle una oportunidad. Porque los dioses a veces son unos cabrones mentirosos. Y porque Sombra… Sombra es un maldito héroe.
 Divertida, a ratos trágica, decadente y con un halo muy pandillero, American gods es una de esas novelas que rompen moldes. Neil Gaiman se luce en esta obra. Ni que sea por conocer a Sombra, deberíais darle una oportunidad.
Nota: 5/5
CitasMira, los dioses mueren cuando la gente os olvida. Las personas también. Pero la tierra permanece. Los sitios buenos, y los malos. La tierra no va a ninguna parte, ni yo tampoco.

<<La gente cree – pensó Sombra –. Eso es lo que la gente hace: creen. Y luego no se responsabilizan de sus creencias; invocan cosas, y no confían en sus invocaciones. La gente puebla la oscuridad con fantasmas, dioses, electrones, cuentos. La gente imagina y cree: y es esa creencia,esa creencia firme como la roca, la que hace que las cosas sucedan.>> …

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