Revista Cultura y Ocio

Reseña #162: Botchan

Publicado el 28 septiembre 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
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Botchan


 ¡Hola, hola, hola!  Y por fin ha empezado el otoño, aunque de boquilla, porque yo sigo sin notar el fresquito. Contadme, ¿cómo está resultando septiembre? ¿Ya tenéis ganas de octubre? Una servidora está que se muere de impaciencia, y es que este año he decidido tomarme un mes temático. Sí, sí, durante octubre tengo intención de leer cositas que sean un poquito creepy. ¿Y vosotras y vosotros, os morís de ganas – y de miedito – por la llegada de Halloween con sus libritos maravillosos?  Os traigo hoy la reseña de un libro terriblemente divertido. Palabrita que yo me moría de la risa. Quiero hacer una aclaración. Yo este libro lo leí en catalán y, como no hay nombres propiamente dichos – el protagonista tiende a poner motes – he hecho una traducción literal. Si no se corresponde alguno, mil perdones de antemano. ¿Qué, empezamos?¡Dentro reseña!

Ficha técnicaReseña #162: BotchanTítulo:Botchan Autor: Natsume Soseki Traductor:José Pazó Espinosa Editorial:Impedimenta Número de páginas: 240 ISBN:9788493592776 Preció libro físico: 18,05€ (Tapa blanda) Precio libro electrónico:5,69€ (Versión Kindle) 
Sinopsis Botchanes un indiscutible clásico de la moderna literatura japonesa y, desde hace más de cien años, una de las novelas más celebradas por los lectores de aquel país. Considerada el Huckleberry Finn nipón, y comparada también con El guardián entre el centeno, narra las aventuras de Botchan, un joven tokiota descreído y cínico, alter ego de Soseki, al que mandan como profesor a una escuela rural situada en la remota isla de Shikoku. En su nuevo destino pronto se topará con una serie de insólitos personajes, como el jefe de estudios «Camisarroja» o el «Calabaza», un triste profesor de ciencias de aspecto enfermizo y ánimo sombrío. Pero sobre todo se verá obligado a hacer frente a una auténtica caterva de fieros alumnos asilvestrados, que se consagrarán a hacerle la vida imposible.  Perspicaz y penetrante, tierna y diferente, Botchanes una de las más hilarantes y entretenidas novelas japonesas de todos los tiemposMi opinión  Botchan siempre ha sido una persona complicada. Ya de pequeño tenía ideas de bombero que hubiesen asustado a la persona más… temeraria. Sí, vamos a dejarlo en “temeraria”. Y es que alguien que acepta saltar por una ventana– ¡porque él no es ningún cobarde! – o cortarse un dedo¿qué no me atrevo, qué no me atrevo? ¡JA! ¡Tranquilas y tranquilos, no se lo corta entero, sólo se hace una raja terrible! –, sólo puede ser lo que entendemos por un personaje harto peculiar, ¿sí? ¡Y tan peculiar!
 Sorprendentemente, Botchan sobrevive a su infancia– sí, yo también sigo flipando con el tema de la ventana – y se gradúa en una escuela de física. ¿Que por qué? Oh, bueno, pues porque el chico no tenía nada mejor que hacer y, la verdad, si quiere hacer caso de los consejos de la criada de la familia– ahora todos fallecidos, excepto su hermano mayor del que no vuelve a saber nada desde el momento en que se separan – y tener un buen futuro, necesita hacer algo. Así las cosas, le ofrecen un puesto de trabajo. Profesor de matemáticas en la provincia– lo que viene siendo la zona campestre del Japón que nos dibuja el autor.

 Natsume Soseki era uno de mis eternos pendientes. No sabía qué esperar de esta novela más bien cortita, y debo decir que he quedado encantada. Su pluma es delicada, pero también muy mordaz. Hay tanta acidez en sus páginas, y una sátira tan maravillosa, que no puedo más que pediros que le deis una oportunidad al autor. Si el resto de sus novelas son la mitad de maravillosas que ésta, os puedo asegurar que estamos ante un autor de los que se quedan en el corazón.  Botchan, como os he contado párrafos más arriba, no se caracteriza por su prudencia. Un tío impulsivo, bastante capullo. Un déspota, en realidad. Y es que todo el mundo le parece idiota. Ajá, una maravilla de chaval, ¡una joyita! El caso es que su primer día en la escuela – después de un check inen un hotel que, sinceramente, da que pensar – es harto peculiar. Cada profesor se lleva de regalo un apodo. Así, el director es el Tejón; el subdirector, el Camisa Roja; uno de sus compañeros, el Calabaza Tardía; y su compañero de departamento, el Erizo. ¡Sólo me falta el Bufón! ¿Qué quién es ese desgraciado? El chupa-culos oficial de la escuela. Ahí os lo dejo.
 Cuando empecé la novela, pensé que Botchan era, hablando en plata, un gilipollas. El típico tío que llega con unas ínfulas insufribles y que no hace más que quejarse por todo. Y es cierto. Claro que es cierto. El chaval no hace el esfuerzo de conocer a nadie hasta bien entrada la historia. Y he aquí la primera lección: las apariencias engañan. Engañan mucho. Esto lo aprende por las malas, porque ya sabemos que Botchan no es precisamente un dechado de virtudes. O eso parece…  No os quiero desvelar nada, porque me parece que esta novela es mejor cogerla a ciegas. Ahora bien, para que no penséis que es un sopor, os adelantaré que nuestro protagonista, prácticamente sin darse cuenta, se mete de lleno en toda una serie de intrigas rallando en lo absurdo, urdidas por uno de los profesores. Porque tener el poder es demasiado divertido. ¿Y quién le ha dicho a Botchan que ser profesor sea fácil?

 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER

 Lo que me he podido llegar a reír, por favor. Vaya ida de olla, de verdad que sí. El autor se lo tuvo que pasar teta escribiendo ésta jodida locura. La llegada de Botchan revoluciona las aulas. Los alumnos le odian. Ojo, porque él se lo busca. El tío, lejos de intentar ayudarlos, se comporta como el típico profesor que sólo quiere su sueldo. ¿Educar? ¿Ayudar? Eso para otro… El caso es que Erizo, jefe del departamento de matemáticas, es el favorito de los alumnos. Y de eso se va a aprovechar a base de bien Camisa Roja. Si soy totalmente sincera, Camisa Roja y Bufón me cayeron como una patada desde el principio. Nunca me ha gustado la gente que te regala los oídos de gratis. Sí, sí, esta gente que te dice lo genial y maravillosa que eres, pero que luego te pone fina por la espalda. Eso es Camisa Roja. Y Bufón es su animador particular. Dos capullos que se merecen todo lo que les acaba pasando, aunque en mi opinión tuvieron demasiada suerte toda la novela. No, no me gusta la gente falsa. Así las cosas, Erizo fue el único transparente. Por supuesto, Botchan no se entera de nada. Y es que aunque Camisa Roja y Bufón se dedican a predisponerlo en contra de su único amigo, él se limita a dejarse llevar. Hasta que un día pasa algo demasiado… interesante. Los alumnos, instigados según Camisa Roja por Erizo, le hacen una putadita a Botchan en su primer turno de guardia. Y sólo Erizo le defiende. Qué curioso, ¿no?, qué jodidamente curioso…  Una panda de hipócritas y aprovechados. Las apariencias – sí, parece que todo lo que leo últimamente gira entorno a ese tema –, que son lo más importante. Lloremos. Pero no está todo perdido. Y es que cuando Erizo y Botchan deciden que todo está yéndose de madre, empieza la verdadera guerra. No os voy a contar nada más, porque de verdad quiero que le deis una oportunidad. Lo que sí quiero aprovechar para decir es que, realmente, la historia no deja de tener un punto entrañable. La ingenuidad de Botchan, mezclada con su impulsividad y esa necesidad de hacerse valer pese a ser el más joven de los profesores, hace que poco a poco se le coja cariño. Sí, sí, el muy capullo terminó cayéndome muy bien, las cosas como son. Erizo desde el principio fue mi favorito. Ese rollo de profesor divertido, el único que trata a los alumnos como personas y no como animales que podrían saltar a su la yugular; hace que confiemos en que no está todo perdido.  El final es brutal. Vamos, yo no puedo estar más de acuerdo con lo que hacen. Sí, sí, aquí me tengo que posicionar a favor de algo un poquito… escabroso. Y no, no os lo pienso contar. ¡Haced el favor de leer el libro!


Botchanes todo un libro, ¡y todo un personaje! Con unas ideas que rozan lo dantesco, llega a un pequeño pueblo a impartir clases. Y a vivir un drama terriblemente divertido. No dudéis en dar una oportunidad al autor.
Nota: 5/5

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