Revista Cultura y Ocio

Reseña #168: 1Q84 - Libro 3

Publicado el 14 diciembre 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
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1Q84 – Libro 3


¡Hola, hola, hola!

 ¿Cómo va la semana? ¿Ha empezado bien el codiciado fin de semana? Yo no me puedo quejar. Nada de nada - ¡y eso que ayer tuve una de esas terroríficas y apoteósicas tardes de dentista! Hablando de tema... ¿qué os parece? Yo no puedo evitar acordarme del vídeo clip de Elliphant con Skrillex, ahí os lo dejo. ¿Y qué canción? Pues Only getting younger, sí, sí. 

 ¡Pero el caso, que no estoy aquí para quejarme! Esta semana tuve una sorpresita muy moni en el buzón - literal, porque el señor de Correos prácticamente lo incrustó dentro. Tiene que ser el jodido Hulk -. Aprovecho para volver a darle las gracias a Omaira por estos detallitos tan maravillosos. ¡Y todos MUY navideños! Apuf puf, es que me muero. Qué época más bonita, jo.

Reseña #168: 1Q84 - Libro 3

 Hoy toca reseña, sí, sí. ¡Y de uno de mis autores favoritos! ¿Qué, os animáis con Murakami? ¡Dentro reseña!
Ficha técnica
Reseña #168: 1Q84 - Libro 3
Título:1Q84 – 1Q84 Libro 3 Autor:Haruki Murakami Traductor:Gabriel Álvarez Martínez Editorial:Maxi Tusquets – Colección MAXI Número de páginas: 52ISBN: 9788483836200 Preció libro físico: 9,45€ (Tapa blanda) Precio libro electrónico:9,49€ (Versión Kindle)
SinopsisA las voces de Aomame –la enigmática instructora de gimnasia y asesina– y de Tengo –el profesor de matemáticas y escritor–, se suma, en este tercer volumen de la novela 1Q84, la de un nuevo personaje, un detective llamado Ushikawa. Su última misión, encargada por Vanguardia, el misterioso culto religioso, consistió en comprobar si Aomame era digna de confianza para trabajar para el líder. Ushikawa dio el visto bueno a la joven, pero ésta los traicionó a todos, cometió un nuevo asesinato y luego desapareció. Si el detective no logra encontrarla, la venganza de la secta se abatirá sobre él. Entretanto, Aomame y Tengo, cada uno a su modo, siguen deseándose en la ausencia, buscándose –en el más puro estilo de Murakami– casi sin moverse de su sitio, aislados, quizás a punto de experimentar un giro radical en sus vidas y esperando un reencuentro que los redima... en el mundo de 1984, o en el de 1Q84, ese fantasmagórico universo con dos lunas.Reseña de libros anteriores1Q84 1 y 2 – 1Q84 Libros 1 y 2Mi opinión A veces, sólo hace falta creer. Aomame lo sabe. Porque es un hecho innegable que ella quería hacerlo. Meterse la pistola en la boca. Y matarse. Hacerlo por ella. Hacerlo por Tengo. Hacerlo, joder, porque la vida se le ha complicado mucho, porque está enclaustrada, encerrada como un maldito animal en el zoo. Apartada de todas y todos, hasta de sí misma. Así que se mete la pistola en la boca. Y, sencillamente, no lo hace.
 Casi se me para el corazón con el cierre de la primera parte – realmente la segunda, pero bueno, vamos a dejar eso de lado –. Fue… brutal. La sensación de “oh, joder, no, no, no, no”. A veces sólo hace falta creer, os decía. Es cierto. Aomame cree que aún hay una posibilidad. Una pequeña, prácticamente minúscula, de ver a Tengo. Y va a esperar. Por todos los putos demonios que va a hacerlo.
 Tengo no está mejor. Acosado por la posibilidad de estar dejando pasar la última oportunidad de ver a Aomame y saber si es amor, si realmente ella es el destino después de un viaje tedioso y solitario; recibe una llamada. La llamada, en realidad, que consiste en algo muy básico: debe volver a ver a su padre.
 Añadimos nuevo narrador. Ushikawa, al que ya conocimos en las primeras entregas. El mismo que Tengo calificó, de forma harto cruel y divertida, como “el cabeza de pubis” – juro que no superaré eso en mi vida –. No me cayó bien antes y no me ha caído bien ahora. Ojo, porque el tío es un profesional. Un capullo metomentodo que no hace más que hurgar. Buscando mierda. Buscando secretos. Buscando pistas. Vanguardia se lo ha dejado bien claro: quieren que encuentre a Aomame. Cueste lo que cueste.
 Había leído/oído que esta tercera parte era más floja. A mi juicio, no es cierto. A mí me ha gustado muchísimo más que las anteriores, precisamente porque por fin empezamos a ver un final. Uno que se acerca comiéndoselo todo. Porque el tiempo corre en contra de Tengo y Aomame. Ushikawa tiene los brazos muy largos, dice… tan largos, tan jodidamente largos, que cada puta pieza empieza a encajar. Y el mundo se llena de ruido con cada maldito “clac”. 1Q84, sitio de pesadilla. Vanguardia husmeando, Tengo en el maldito pueblo de los gatos y los malditos fantasmas cobrando fuerza. Porque hay un halo turbio, un susurro velado en el que la Little People juega de forma maestra sus malditas cartas. “Os tenemos”, dicen. Qué empiece la cuenta atrás.
 Dije que Aomame es, para mí, una heroína. Lo repito. Esa mujer aguanta de forma estoica cada caída. Incluso cuando las cosas se salen de madre – y, creedme, de verdad que se salen – ella se mantiene imperturbable. Porque sabe que está preparada. Porque sabe que ella, y no Tengo, es la que tiene todas las de ganar si hay que actuar. ¿Actuar cómo? Precisamente como estáis pensando.
 Creo que lo he comentado alguna que otra vez, pero lo voy a volver a decir: me encantan los silencios en los que todavía no se ha dicho nada. Los mismos en los que las posibilidades parecen bailar entre nosotras, entre nosotros. Es precisamente dentro de ese silencio donde Aomame se dice a sí misma que va a conseguirlo. Salir del puto 1Q84. Con Tengo. El mismo silencio es el que le dice a Tengo que no puede seguir esperando. Aomame le encontrará. Lo sabe. Pero no lo hará en un lugar que parece una suerte de realidad paralela. Un lugar entre bambalinas, como Neil Gaiman puso en boca de Wednesday. Un punto muerto donde la vida parece el precio a pagar. Gore, ¿eh?
 Para que no digáis que os dejo sin saber nada, os adelantaré que Ushikawa monta el puzzle ridículamente rápido. Esa maldita cabeza funciona. Vaya, si funciona. Y es precisamente por eso por lo que las casualidades y los errores se conjuran, dibujando una constelación de pequeños milagros. Milagros que se quiebran a golpe de injusticia. Porque están cerca, pero lejos. Porque un minuto hace que otro pierda sentido. Porque cada rato robado es, en realidad, tiempo muerto.
 Las lunas siguen brillando. La Little People espera el nuevo líder. Y Tengo no sabe por qué diablos no es capaz de encontrar a Aomame.
 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER

 Sufrí. Sufrí mucho. Porque ya no sabía a qué diablos esperaban para encontrarse. Temí tanto por Tengo que, la verdad, llegué a plantearme por qué demonios no podía haber caído un personaje más fuerte. Ajá, más fuerte. Tengo no lo es. Él es como una veleta, se deja mecer por el viento, esperando la oportunidad sin buscarla. Aomame no. Ella es una luchadora de los pies a la cabeza, una mujer que lo tiene claro: no se va de ese puto infierno sola. Y punto. Incluso el jodido Ushikawa, que sigue creyendo que está en 1984, demostró una suerte de fuerza que le valió su propia desgracia. Una que no me dio pena, porque esa sucia sabandija sabía que trabaja para personas crueles. Gente que quería poder. Gente que había perdido la voz que todo lo sabe. Ay, el Gran Hermano…
 La clínica en la que estuvo ingresado el padre de Tengo no me gustaba. No me gustaba nada. Ya no tanto por el hecho de que pareciera un lugar al que una, uno, va a morir; sino por el simple hecho de era una realidad muerta. Las enfermeras me hacían pensar en muñecas de trapo. También en autómatas. Eran como malditas máquinas que ejecutaban acciones sin sentirlas. No sé si esto tiene demasiado sentido, pero era como… ver algo que funcionaba porque debía hacerlo. Y todo pareció confirmarse cuando una de esas noches en blanco se tiñó de humo. Un humo viciado, acre, en el que búhos y presagios se conjuraron: Tengo tenía que irse. Ya.
 El cobrador de la NHK también me dejó muerta. Fukaeri y Aomame, acosadas por el mismo hombre. Un recuerdo, eso era. Un maldito fantasma. La última treta de 1Q84 y su jodida Little People para sacar al tablero de juego a las reinas. El jaque mate se paga caro, ¿sí? Lástima que fueran más inteligentes que toda esa maldita mierda ilusoria.
 Hay una canción de Marshmello que me encanta. Silence. Seguro que la habéis escuchado. Pues bien, el libro me hace pensar, de forma irremediable, en esa canción. Para mí, engloba tan jodidamente bien a Tengo y a Aomame que cada vez que la escucho pienso en ellos. Ver cómo dos vidas tan diferentes se unen es… precioso. Porque, en el fondo, eran vidas muy parecidas… hasta que empezaron los cambios. Aomame tomó un camino, digamos, lleno de violencia. El de Tengo fue diferente: tranquilo, pasivo, absurdamente silencioso.

 El final me pareció muy acertado. Me gustó que Haruki Murkami se molestara en regalarnos momentos tiernos y duros. Respecto a los primeros, pienso guardar silencio. Sí, sí, si queréis saberlo, vais a tener que leeros toda la trilogía. Pasando a los segundos… siempre he pensado que quién husmea dónde no toca, termina tragando mierda. Ushikawa jugó en el bando equivocado, eso es innegable; pero podría haberle salido bien. ¿El problema? Bueno, digamos que cierto personaje valora demasiado la vida de Madame. Y si Madame está siendo acosada por tan poquita cosa… ¿quién dice que no puedan tomarse medidas drásticas?


Un cierre maravilloso, eso es 1Q84 – Libro 3. Haruki Murakmi nos regala una historia tensa, llena de incertidumbre. El tablero está dispuesto. Ahora… sólo queda jugar.
Nota: 5/5

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