Herederos del universo
Editorial: Atlantis EdicionesPáginas: 369
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 978-84-120569-3-8
Precio: 19'00€
Sinopsis
Año 2023, el reconocido psiquiatra James Douglas comienza el tratamiento de Mark Patinson, un antiguo trabajador de la NASA, ahora ingresado. Lo que podría ser un paciente más, gira inesperadamente tras descubrir que, en contra de la información recibida, no es el primero en aceptar su caso, habiendo fallecido el anterior colega en extrañas circunstancias. Nada parece ser cierto entorno a él. ¿Quién es realmente?, ¿por qué está allí?, ¿qué esconde?
Sumérgete en el misterio de Herederos del universo, donde los secretos, las mentiras, y lo desconocido toman el protagonismo de una trama que nos transporta hasta preguntas que buscan respuestas, en ocasiones, imposibles. Déjate llevar por una apasionante novela que mezcla intriga y ciencia ficción, contada con un particular estilo, utilizando correos electrónicos, noticias en prensa, mensajes de texto y diálogos en diferentes emplazamientos de Europa y Estados Unidos, hasta llegar a un final inesperado que no te dejará indiferente, donde la reflexión final toma un protagonismo esencial.
Reseña
Un particular híbrido entre el género negro y la ciencia ficción de cariz serio y creíble, esta novela es una intriga constante cuya resolución desemboca en temas complejos y sorprendentemente filosóficos.
Extraña tanto en fondo como en forma, pero muy interesante y entretenida, es esta creación del ponferradino Ruy Vega, quien demuestra aquí su buen hacer como literato y también su interés por el tema científico, así como sus implicaciones sociales y éticas. Herederos del universo es, inicialmente, una novela muy noir, cercana a esas historias de detectives y misterios de Dashiell Hammett, pero poco a poco, conforme avanza la resolución de su misterio interno, acopla con habilidad y sin que el flujo de la lectura se resienta una subtrama de ciencia ficción, verosímil y para nada fantasiosa, que poco a poco crece hasta ser el eje central de la trama y el catalizador de su intenso episodio final.
La trama de la misma comienza presentándonos a James Douglas, un psiquiatra que recibe un caso que pronto comienza a darle problemas por lo irregular de todo cuanto le rodea. Pronto el asunto adquiere tintes macabros cuando se produce la muerte de una persona muy cercana a él, que le lleva a averiguar que hay toda una trama alrededor de Mark Patinson, su paciente, un enigmático hombre que parece rodeado de toda una trama de poder, intereses e influencias. James acabará sumando en sus pesquisas por dar con la verdad alrededor de todo ello a su colega y antiguo amor Victoria Muller, y a un misterioso informante cuya increíble identidad se revela más adelante. En el corazón mismo del misterio alrededor de Patinson y quienes conspiran en su entorno se halla un sorprendente hallazgo científico que, por sus implicaciones sociales, humanistas y éticas, está siendo ocultado de la opinión pública.
«—De acuerdo. Fue Contact, de Carl Sagan. Supongo que lo conoces.—Por supuesto. ¿Es el de la película de Jodie Foster? Ya sabes, esa en la que contactan con extraterrestres.—Sí, esa. No estoy de acuerdo con alguna de las teorías y desarrollos que plantea el libro, pero viniendo de quien viene me parecía imperdonable no haberlo leído.—Me sorprenden tus lecturas, la verdad.—Si buscabas que te dijera que leo libros para locos te has equivocado - asegura sonriendo.»
Aunque hay que dar, quizá, un pequeño salto de fe al observar a dos psiquiatras que, pese al miedo y la ansiedad que les provoca enfrentarse a toda una conspiración secreta, se desenvuelven notablemente bien y casi parecen espías o agentes secretos profesionales, esta suspensión de la incredulidad pronto se olvida por lo inmersivo de la trama. El libro, estructurado en capítulos muy breves y ágiles en que la acción se va dividiendo en escenarios y situaciones concretas, termina prácticamente cada uno de ellos con gran intriga, lo que motiva a seguir leyendo y saber más. Esta sabiduría a la hora de dosificar hábilmente las preguntas y las respuestas, muchas veces en forma de conversaciones bruscamente interrumpidas o impactantes fragmentos de información inesperada, lleva al lector a ser absorbido por una trama que asemeja un torbellino, envolviéndolo en sus giros cada vez más rápidos a medida que se acerca al centro de todo. Si bien es cierto que algunas respuestas a ciertas cuestiones requieren, de nuevo, de más suspensión de la incredulidad, no es algo que se haga con desagrado, pues es fácil participar del juego de la trama y dejarse llevar por ella sin mayor problema.
Hablando de los capítulos, la estructura del libro merece una mención a parte. Aunque hace uso de un narrador omnisciente que cohesiona toda la trama y distingue perfectamente las voces de cada personaje, en cierta manera recuerda a la estructura de novelas epistolares como, por ejemplo, el Drácula de Bram Stoker. Junto con la división de las escenas según su situación espacial y temporal, el libro se complementa con el uso de correos electrónicos, fragmentos de noticieros televisivos o radiofónicos o llamadas telefónicas. En ocasiones éstos son brevísimos, lo que ayuda a que la lectura general del libro sea ágil y muy amena. A este mérito hay que sumar el estilo de Vega como autor, rápido y conciso sin alejarse por ello de lo elegante, muy centrado en diálogos dinámicos y descripciones escuetas y exactas, con repartidos pero muy bellos recursos poéticos que añaden notas de distinción aquí y allá.
Ruy Vega
«Se aleja en su coche. Por primera vez presiente que está cerca de dar un salto gigante.Sólo necesita buscar el cómo, el cuándo... porque del motivo ya no tiene ninguna duda.Es el momento de lanzarse al vacío y esperar para poder desplegar unas alas que nunca ha visto.»
Respecto al elemento de ciencia ficción del libro, quizá esté diciendo de más, pero tiene que ver con una particular aproximación del autor a la teoría de la panspermia. Aunque dicha teoría haya sido descartada prácticamente del todo por la ciencia moderna, Vega la presenta de forma creíble, y la rodea de toda una profusión de datos del ámbito cosmonáutico muy interesantes. Como ya se ha dicho, conforme la trama avanza, el peso de esta información aumenta hasta eclipsar todo lo demás, y desemboca en el capítulo final del libro, con gran diferencia su mejor fragmento. En él, dos personajes discuten, ya con todas las cartas destapadas, las ramificaciones de un descubrimiento de ese calibre en todos los niveles de interpretación del ser humano, especialmente en su ontología más profunda. En cierta y velada manera, el autor hace un alegato final a favor del conocimiento y en contra del oscurantismo y la ignorancia que, personalmente, encuentro muy de mi gusto.
Herederos del universo es, en definitiva, un libro que quizá no pase a los anales de la historia, ni desde luego vaya a revolucionar o ser piedra de toque de sus géneros, pero que queda en el recuerdo por su inteligencia y originalidad. Pocas obras hay que mezclen la ciencia ficción y el negro (P. K. Dick principalmente, y pocos autores más, se han dedicado a ello), y desde luego no es habitual que la parte científica esté tan cuidada y no remita directamente al territorio del fantástico. Una buena recomendación tanto para los fanáticos del misterio como para aquellos que busquen una aproximación realista a algunas de las más grandes preguntas científicas y filosóficas de todos los tiempos.