Revista Cultura y Ocio

Reseña #42: la última canción

Publicado el 03 abril 2015 por Alaluzdelasvelas
RESEÑA #42: LA ÚLTIMA CANCIÓN
¡Hola a tod@s! J

 ¡Por fin han llegado las vacaciones! ¡Qué ganas tenía de poder tener tiempo para hacer otras cosas a parte de ir a clase! J Esta vez os traigo la reseña de una de las novelas de Nicholas Sparks. Después de tanto tiempo dándole vueltas al tema de darle una oportunidad al autor, creo que no podría haber caído en mis manos una joyita mejor. Ficha técnicaRESEÑA #42: LA ÚLTIMA CANCIÓNTítulo: La última canción   Autora: Nicholas SparksEditorial: Roca de bolsilloNúmero de páginas: 448ISBN: 9788492833535Precio: 11,95€SinopsisCuando su madre la obliga a pasar las vacaciones con su padre en un pueblo de Carolina del Norte, Ronnie Miller una adolescente de 17 años, no puede imaginarse una tortura peor. Hace tres años que sus padres se separaron, pero ella nunca lo superó. Su padre, concertista y profesor de piano, vive alejado de todo en una casita cerca de la playa, donde Ronnie y su hermano pequeño irán a pasar las vacaciones. En este entorno idílico, Ronnie descubrirá la importancia de los diferentes tipos de amor que pueden poblar la vida de una persona: el que existe entre padres e hijos, el amor por la música y el más importante para ella, el primer amor por un chico.Mi opinión  Ronnie odia a su padre. Desde que la abandonó junto con su madre y su hermano pequeño, Jonah, no ha vuelto a ser la misma. Sus notas han caído en picado, ha empezado a juntarse con persona que, sin duda, no le convienen… pero la nota discordante son los hurtos. Avisada ante el juez de que, si vuelve a robar, se meterá en un problema, su madre decide tomar cartas en el asunto y enviarla todo el verano a casa de su padre con Jonah. Lo que Ronnie no sabe es que ese verano cambiará por completo su forma de ver las cosas. RESEÑA #42: LA ÚLTIMA CANCIÓN Nicholas Sparks es un autor del que no había leído nada pese a todas las buenas críticas que ha recibido. Ahora comprendo el porqué de todos esos halagos. Sparks nos regala una trama que en apariencia es común y, adornándola con su prosa cuidada, la convierte en una trepidante historia de amor, superación y reconciliación.  Steve se alegra muchísimo de ver a su hija y, aunque sabe que ésta le odia, no hace el menor amago de queja ante sus desprecios. Si hay algo que le duele y, aun así, hace es dejar de tocar el piano. Por ella. Por su hija. Esa niña a la que él mismo instruyó en el maravilloso mundo de la música y ahora no es capaz de estar en la misma habitación que él.RESEÑA #42: LA ÚLTIMA CANCIÓN Ronnie, sin querer pasar un solo minuto bajo el mismo techo que Steve, sale por el pequeño pueblo costero y conoce a Blaze, una chica de aspecto gótico excesivamente dependiente de Marcus – un verdadero enfermo –. Se topa también con un chico en la playa, que prácticamente se cae encima de ella para poder golpear la pelota de voleibol. Aunque no llega a saber su nombre, Will será una pieza clave en la historia. La amistad que Blaze y Ronnie van perfilando se viene abajo cuando ésta primera, creyendo que Ronnie quiere las atenciones de Marcus, mete unos CD en su bolso. Cuando sale de la tienda y las alarmas saltan, comprende lo qué ha pasado. Sólo le queda una pregunta: ¿quién narices va a creerle después de comprobar que es una “ladrona” reincidente? Y… ¿va a poder seguir juzgando de forma tan severa a su padre después de asegurarle que él, ese hombre que la dejó sola, le cree y no le juzga?  Y ahora, bienvenidos a la Zona Spoiler No puedo expresar lo mucho que me ha gustado esta novela con palabras. Nicholas Sparks ha confeccionado una historia perfecta. Sus personajes, con toda esa profundidad, esa carga emocionalhan conseguido cautivarme de un modo que no creía posible. No es la típica historia en la que una chica demasiado rebelde conoce a un cachito de pan, ni un cliché juvenil en lo que abundan son las confesiones de amor, precipitadas, o las reconciliaciones absurdas entre padres e RESEÑA #42: LA ÚLTIMA CANCIÓNhijos. No. Esta historia es un grito a la vida: superar los obstáculos, seguir adelante, aprender a confiar en una misma, el amor a Dios y la familia. Y, siendo completamente sincera: a mí me ha maravillado.
 Steve logra que su hija vuelva a hablarle cuando le cree al contar lo sucedido en la tienda de CD situación ante la cual Ronnie se queda descolocada y, ante el apoyo recibido, destruye todos los muros que los han mantenido separados durante años. Deja que ese hombre, su padre, se acerque a ella y la conozca. A la antigua Ronnie, a la Ronnie de verdad. Empieza entonces a preocuparse entonces por un pequeño nido de tortugas. Cuando pide que vengan a hacerse cargo, aparece Will, el chico de la playa. RESEÑA #42: LA ÚLTIMA CANCIÓN Ella no puede evitar sentirse atraída por él, aunque la atracción por su físico no hace que no se enfade cuando las tortugas siguen desprotegidas.  Will es un personaje que me ha encantado. Es un chico dulce, paciente, que no soporta el hecho de que la gente quiera estar cerca de él por su apellido. Ronnie para él es un salvavidas, igual que él lo es para ella. Juntos se complementan: el mal humor de Ronnie, la tranquilidad de Will… En serio: son perfectos.  La calma siempre precede a la tormenta. Es algo que Nicholas Sparks nos recuerda en esta novela y es que, cuando Steve empieza a toser sangre en el nacimiento de los huevos de tortuga, todo se va de madre. Ronnie se hunde, aparta bruscamente a Will de su lado, dejándole claro que aquello no era más que una historia de verano, que él encontraría a otra persona, pero… ¿y si no es así?  Los últimos capítulos de la novela me mantuvieron con el corazón en un puño. La ternura casi palpable, el miedo atroz de Ronnie y su hermano por la situación de su padre… y el final, ese final agridulce. Con todo, La última canción es una novela preciosa con muchísima más carga emocional de lo que puede parecer a simple vista. Con unos personajes perfectos y una prosa dulce y cuidada, Nicholas Sparks nos sumerge de lleno en una preciosa historia de amor y superación.
Nota: 5/5
Citas(…) En el mundo de Ashley, todo el mundo y todos los objetos estaban clasificados en cajoncitos: célebres o no, caros o baratos, ricos o pobres, guapos o feos. Y él, al final, se había acabado cansando de sus frívolos juicios de valores y de su falta de habilidad para aceptar o apreciar cualquier cosa en su vida.(…)

(…) Quería soltar que toda esa charla sobre sentimientos era irrelevante; que las emociones venían y se iban y que no se podían controlar, por lo que no había motivos para preocuparse; que al final, la gente debería de ser juzgada por sus acciones, ya que, finalmente, lo único que definía a cada persona eran sus acciones.(…)
(…)-Espera. A ver si lo adivino. Piensas pasar olímpicamente de mí, ¿verdad? Ronnie suspiró con cara de fastidio antes de refunfuñar:-¿Cómo es que no estás con tus amigos, admirándoos mutuamente en el espejo?(…)
(…)-Estoy francamente interesada en dedicarme a la vigilancia de nidos de tortuga. Creo que se me da muy bien. Quiero decir, deberías haber visto cómo huyó despavorido el mapache. Fue como si ese bicho pensara que yo era Terminator.(…)
(…) Simplemente no era así. Nunca sería así. Cuando conocía a una chica, la primera pregunta que se formulaba a sí mismo no era si le parecía apropiada para salir unas cuantas veces, sino si era la clase de chica con la que podría imaginarse toda la vida.(…)
(…) Durante mucho tiempo, se había dedicado a saltar de un chico a otro, pero no por vanidad ni por capricho. Cuando le preguntó una vez por qué era incapaz de mantener una relación estable con un chico, su respuesta fue directa: <<Existen chicos que crecen pensando que algún día lejano sentarán la cabeza, y hay chicos que están listos para casarse tan pronto como conocen a la persona adecuada. Los primeros me aburren, básicamente porque los encuentro patéticos; y los segundos, con toda franqueza, no son tan fáciles de encontrar. Pero sé que me interesan los serios, y se necesita tiempo para encontrar a un chico por el que me sienta interesada por igual. Quiero decir, si la relación no puede sobrevivir a largo plazo, ¿vale la pena malgastar mi tiempo y mi energía a corto plazo?>>.(…)
(…)-¿Tanto odias el piano?-Sí – contestó ella, con soberbia.-¿Porque tu padre era tu profesor? – Ella giró la vista hacia él rápidamente, sorprendida, mientras Will continuaba –: Era profesor en Juilliard, ¿no? Tiene sentido que te enseñara a tocar el piano. Y apuesto lo que quieras a que eras muy buena, porque antes de odiar algo, realmente tienes que haberlo querido mucho.(…)
(…)-Mira, Ashley – dijo, acercándose más a ella –, sólo lo diré una vez, ¿entendido? Presta atención, porque seré totalmente franca. – Avanzó otro paso hacia ella, hasta que sus caras quedaron separadas sólo por escasos centímetros –. Estoy harta y realmente cansada de escuchar tus tonterías, así que te lo advierto: piénsalo dos veces antes de volver a dirigirme la palabra, porque te contestaré con un puñetazo directamente en esos dientes de  una blancura tan artificial que asoman por tu boca. ¿Me has entendido?(…)
(…) Había algo en los escritores rusos que le atraía: la cualidad épica de sus historias, quizás, la tragedia cruda y las pasiones amorosas con triste final plasmadas con gran maestría en un inmenso lienzo; episodios que ahora le parecían tan lejanos de su propia vida ordinaria.(…)
(…)<<La vida es como una canción>>, entendió Steve.(…)

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