RESEÑA #75: CUENTOS PARA ENTENDER EL MUNDO
¡Hola, hola, hola! No sabía qué iba a encontrar entre las páginas de este pequeño recopilatorio de historias. De hecho, si soy sincera, ni siquiera tenía pensado leerlo. Quiero decir, tenía ya mi propia lista de prioridades y este libro, aparte de ser bonito, no acababa de llamarme lo suficiente como para incluirlo en la lista. El caso es que mi madre sí lo estaba leyendo y me dijo que echara un vistazo a un par de los cuentos que había y… chapó. Últimamente he estado algo alicaída con la lectura. Como sabéis, he aparcado mi género favorito – de forma temporal – y, aunque no estoy teniendo malas experiencias lectoras, sigo sin tener esa necesidad imperiosa de coger una novela. Dicho esto, pensaréis, ¿y entonces por qué leches nos hablas de un recopilatorio de cuentos? Pues muy sencillo: he encontrado el puente de vuelta a la lectura. Y no puedo estar más contenta. ¡Dentro reseña!Ficha técnicaTítulo: Cuentos para entender el mundoAutora: Eloy MorenoNúmero de páginas: 171ISBN: 9788461732029Precio: 14, 70 €SinopsisEste es un libro dedicado a todos aquellos que siguen siendo niños aunque los adultos les obliguen a disimularlo. Son 38 cuentos cortos que te harán pensar, reflexionar, sentir, vivir...
Están recomendados para niños a partir de 5-6 años y, por supuesto, también para adultos. Y sobre todo, están recomendados para contarlos, comentarlos y disfrutarlos a solas o con tus personas queridas.Mi opinión No había leído nada de Eloy Moreno y, de hecho, este libro ni siquiera es del todo suyo. Quiero decir, él mismo explica, en el inicio de la recopilación, que ha ido adaptando a nuestro tiempo toda una serie de historias que a él mismo lo han dejado pensando. La idea me ha parecido sencillamente maravillosa, sobre todo porque añade, también, que nunca le han gustado esos cuentos en los que todo es perfecto. No sé muy bien cómo hablaros de los cuentos que he tenido el placer de leer. Cada uno tiene sus más y sus menos, claro. Al fin y al cabo, la magia de un cuento es dejarnos con la mente dando tumbos tras unas pocas líneas. Tomando la vía fácil, creo que lo mejor que puedo hacer es contaros lo que para mí ha supuesto leer estos relatos. No sólo las ilustraciones son preciosas – Pablo Zerda ha hecho un trabajo de 10 –, sino que los mensajes, lo que se ve tras esas escuetas palabras, sencillamente es mágico. He hablado muchas veces de cómo intentamos hacer a los niños ignorantes, casi estúpidos, aludiendo a que “aún les queda mucho que aprender”. Mucho, porque somos los suficientemente idiotas como para no ver que, en realidad, son personas igual que todas nosotras, igual que todos nosotros. Es por eso que uno de los cuentos, el llamado “El niño que puedo hacerlo”, ha sido uno de mis favoritos. -No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo. Esas sencillas palabras dicen, y mucho, a favor tanto de su autor cómo de el origen del cuento. Los niños no son juguetes, no son personitas pequeñas, no son saquitos vacíos que hay que llenar de información para que un día sean igual que “los adultos”. Los niños son personas que, muchas veces, actúan mejor y más rápido que cualquiera de nosotras y nosotros. Desde aquí doy mil gracias a Eloy Moreno por contribuir a difundir un mensaje tan importante. Pasando a otro tipo de historias, “Cruzar el río” ha sido también un gran descubrimiento. Me gusta el enfoque que da el maestro al monje: el hecho de que él no es mejor, sencillamente por el hecho de que sigue pensando en lo que ha pasado. ¿Quién no le ha dado mil vueltas a un asunto, llamémoslo “x”, jurando y perjurando que realmente no le importa? Porque yo, desde aquí, me declaro más que culpable. Podría pasarme el día entero hablando de cada historia pero, como os haría mil spoilers, pasaré a la que se ha coronado como mi favorita. “Las estrellas de mar” es un cuento dulce, con ese toque melancólico que tan puede gustarnos. En él, una niña pequeña intenta salvar al mayor número posible de estrellas de mar – estrellas que han sido arrastradas hasta la orilla –. Nada más y nada menos que mil. Y ella no para de lanzarlas al agua, devolviéndoles la vida. En esas está la niña cuando llega un hombre y le dice que no vale la pena, que no tiene sentido, que hay demasiadas…-Para esta sí ha tenido sentido. Chapó. Chapó mil veces, porque es cierto. Por muy difícil que sea, por muchos problemas que pueda haber, todos y cada uno de ellos valen la pena. Quiero decir, el número nunca, jamás, debe ser un condicionante para que tiremos la toalla. Rendirse no debe ser una opción, porque rendirse es dar la razón al resto del universo, una forma poco amable de ser lo que se espera que seamos. ¿Y qué si alguien piensa que no podemos lograrlo? Todo el trayecto que recorramos, todo lo que consigamos, habrá valido la pena. Habrá tenido sentido. Mi última aportación sobre estos cuentos será para las instrucciones de uso que aparen al inicio. Me ha parecido realmente bonito, porque en cierto modo nos transporta a esa infancia en la que todos hemos querido que nos lean nuestra historia favorita antes de ir a dormir. Debo reconocer que yo no he seguido dichas instrucciones – he leído el recopilatorio del tirón –, pero me parece una forma muy dulce de aportar un toque de magia a nuestro día a día.Con todo, Cuentos para entender el mundo, es un recopilatorio de historias dulces, amenas y divertidas; con una profundidad más que palpable. Eloy Moreno nos trae de vuelta nuestra infancia y, sólo por eso, vale la pena darle una oportunidad a sus palabras.
Nota: 5/5