RESEÑA #89: ÁLBUM DE BODA
¡Hola, hola, hola! Hoy os traigo la primera reseña de la saga Cuatro bodas, libros que, como os comenté en el Wrap Up de julio – podéis echar un vistacito haciendo clic aquí –, me gustaron mucho. Pero no me enrollo más… ¡dentro reseña!Ficha técnica
Título:(Cuatro bodas 1) Álbum de bodaAutora:Nora RobertsEditorial: DEBOLSILLONúmero de páginas: 352ISBN: 9788499088600Precio: 9,95€SinopsisDe niñas compartieron juegos, secretos, estudios y sueños. Ahora han montado una empresa para conseguir que el día soñado por cualquier pareja sea perfecto. El éxito está asegurado si toda la organización cae en las expertas manos de Parker, las fotos en las de Mackensie, el banquete y la tarta en la de Laurel, y los arreglos florales en las de Emmeline. Si alguien sabe cómo planear la mejor boda es este cuarteto de amigas. Pero saber organizar una boda por semana no garantiza encontrar el amor, que siempre aparece cuando y donde menos lo esperas.Mi opiniónHacía tiempo que no leía lo que se puede considerar, a todas luces, novela rosa. Supongo que el hecho de haberme saturado, de haber alcanzado, digamos, “el cupo”, contribuía a que esto pasara. ¿Y por qué? Porque quien abusa, se cansa. La verdad es que de no ser por uno de esos días horribles en los que no quieres ver ni oír a nadie, no hubiera empezado el libro. ¿Sabéis ese momento en que no os soportáis ni a vosotros mismos de la mala leche que cargáis? Pues os puedo decir, amigas y amigos, que leyendo Álbum de boda a mí se me terminó por escapar la sonrisa.Mackensie, Emmaline, Laurely Parker son amigas desde la más tierna de las infancias.Cuatro niñas que jugaban <<al día de la boda>>, casándose entre ellas, con los perros, los gatos y, algunas veces, incluso con Del, el hermano de Parker. Lo que empezó siendo un juego inocente, cargado de sentimientos “bonitos”, deriva, muchos años después en un próspero negocio como lo es Votos. Tenía mis reservas. No soy nada fan de las bodas. De hecho, soy de esas personas que consideran que el matrimonio es una monumental pérdida de tiempo – y de ganas, entre otras cosas. Pero eso es otro tema –; y, pese a todo, no he podido evitar devorar esta historia. Nuestra protagonista, Mac, es una fotógrafa de primera, algo que descubrió siendo muy pequeña al ver una mariposa azul sobre un diente de león.Lo sé, parece un detalle absurdo, brutalmente cursi, pero tiene su explicación. El caso es que Mac viene de una familia desestructura. Su madre, Linda, es el ser más despreciable de este mundo – y puede que del siguiente también, ¡qué demonios! –, una mujer que vive por y para ella misma, una señora que pide cantidades desorbitantes de dinero a su hija, haciéndole sentir poco más que una mota de polvo.Horrible, ¿verdad? Pues hay más. Su padre no aparece. Nunca. Un señor cuya única aportación fue regalar una cámara Nikona su hija cuando era una cría.Todo esto viene a cuento, no creáis. Lo último que quiero es hacer que nadie pierda el tiempo. Todo lo mencionado más arriba son los agregados que, en conjunto, convierten a Mackensie en alguien con pánico al compromiso. Y ahora diréis, ¡qué cobarde, la chica! No, para nada. A nivel personal, os diré que yo entendí a la perfección todas las reacciones de nuestra protagonista, no porque yo odie a mi familia– los quiero mucho a todos, palabrita –; sino porque el tema de confiar en los demás me pilla de cerca. No es sencillo dejarse llevar por los sentimientos, no a nivel emocional e íntimo. Estoy segura de que hay muchas personitas que ahora dicen que sí para sus adentros.Dejando de lado mis pensamientos, volvamos con la trama. Votostiene que organizar, entre otros cientos de enlaces, la boda de Sherry y Nick, pero el bueno de Nick tiene una operación de urgencias y es Carter, hermano de Sherry, quien acude a la cita de presentación con las chicas. ¿Qué os parece si os digo que Carter, el encantador y dulce Carter, es un profesor de literatura que lleva toda su maldita vida enamorado de Mackensie? Y sí, digo toda su vida, porque el flechazo le dio en el instituto.No había leído nada de Nora Roberts, al menos no hasta ahora. Había escuchado y leído, eso sí, muy buenas críticas. ¡Y con razón! La autora tiene un estilo directo, uno que no da pie a dormirse en los laureles. Creedme cuando os lo digo, porque yo soy de las que ponen los ojos en blanco con todo el tema de las florecitas, los pasteles y demás pormenores de una boda y, palabrita, no me he aburrido en ningún momento. Cada página es una delicia.
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
Decía que lo de Carter me parecía muy fuerte. ¡Y es verdad! ¡Por el amor de Dios, lleva muchísimo tiempo enamorado de esa chica! ¿No os parece del todo surrealista que alguien pueda colarse por otro alguien de forma tan fulminante? Ojo, porque el chico es un amor. Un chico dulce, adorablemente patoso, alguien que se pone nervioso y habla, a mi juicio, incluso demasiado. Y Mackensie es un huracán. Una chica que no para quieta, que arrasa con todo a su paso. La calma y el nervio, la paz y el caos. Una delicia, eso son Mac y Carter.La relación de Mac y Carter no es fulminante, no sucede “de repente” – pese a que Carter en ese aspecto tenga mucho por lo que callar –. Lo suyo surge pasito a pasito, con paciencia por parte de nuestro profesor y con miedos por doquier de nuestra adorable fotógrafa. Miedos justificados, no creáis. Ella sólo quiere pasarlo bien, disfrutar de la atracción que siente hacia el listillo de Carter, ¿y él? Piensa en un futuro. ¡Un futuro, por amor de Dios!Algo que he disfrutado, y mucho, de este libro es la lección de amor propio que esconde. Linda es una madre horrible, una mujer mezquina, miserable y egocéntrica. Una señora que pide tres mil dólares a su hija para irse a un maldito balneario después de una de sus infinitas rupturas. Pero eso no es todo. La muy desgraciada tiene las narices de intentar sacarle dos mil más de los grandes. Un sinfín de abusos que Emma, lParker, Lauren y Del denuncian ante Mac. Y eso es algo que me fascinó. El poder no sólo de la amistad, sino el de la honestidad y la justicia. Nadie tiene que sentirse obligado a ayudar a nadie, menos bajo esas condiciones opresivas. ¿Qué derecho tiene esa mujer, por muy madre suya que sea, de pedirle tantísimo dinero? ¿Por qué narices, digo yo, no lo gana ella y se lo gasta en lo que le salga de las malditas narices?Como decía, adoré a Carter. Adoré sus pequeños detalles, sus torpezas y su tranquilidad. Su tranquilidad. La madre que lo parió, ¡ese chico es una maldita balsa de aceite! Pelearse con él, como muy bien comprende Mac, es imposible. Todo razón, tranquilidad… Para que os hagáis una idea, un tío borracho le pega un señor puñetazo y él ni siquiera se lo devuelve. Debe de ser que yo soy muy temperamental, pero a mí nadie me da un puñetazo y se va de rositas. Como poco, acabamos todos en urgencias con la cara hecha un mapa, ¡qué demonios! Pero no, eso no va con nuestro profesor de literatura.Pasando a otros temas, me gustó que Nora Roberts no hiciera un uso abusivo de esa “relación anterior” de Carter. Me explico. Es una constante, en muchos libros románticos, tirar de la ex novia o el ex novio. En este libro, desgraciadamente, se usa el tópico; ahora bien, la autora le da un enfoque casi elegante. Lo asume como algo que pasó, algo que no deja de ser un zumbido molesto, y que, sencillamente, pasa. Porque cuando se rechaza a alguien, lo normal es aceptar la derrota.No quiero contar mucho más, ya que la historia tampoco es precisamente sorprendente. Eso sí, no quiero desaprovechar la oportunidad de recomendaros que os empapéis de la dulce historia de Mac y Carter. Si bien nuestro profesor no casa con el prototipo de protagonista masculino que suele darse en estos libros, es un punto de ruptura muy pero que muy interesante.Antes de acabar con la reseña, quisiera daros algunas impresiones acerca de nuestras futuras protagonistas. Decía que me veía, en algunos puntos, muy reflejada con Mac. La chica es un completo desastre pero, oídme, eso no es necesariamente malo. Digo esto porque Parker me pone enferma. ¡No se puede ser tan absurdamente perfecta! Su obsesión por tenerlo todo listo siempre, nieve, truene o granice; por poco no me provoca una úlcera. ¡Venga ya! ¡Qué viva un poco! Emma y Laurel, gracias a Dios, son más distendidas. La primera es la guapa del grupo, por decirlo de alguna manera, la chica dulce que se dedica a las flores. Y Laurel… Laureles la leche. ¡Vaya mala uva, se gasta la tía! Si queréis un momento genial, yo me quedo con lo que hacen con el coche de Linda. Ahí os lo dejo.
Con todo, Álbum de boda es una novela bonita, de esas que te dejan con una sonrisa en los labios al cerrar el libro. Nora Roberts hace un trabajo, sin duda, maravilloso. No dudéis en darle una oportunidad.
Nota: 4/5