Revista Cultura y Ocio

Reseña #92: el torneo

Publicado el 09 septiembre 2017 por Alaluzdelasvelas

Y ahora sí que sí. Se acabó lo que se daba. Aquí una servidora empieza las clases el lunes. Dios, si es que sólo faltan dos días... Un buen momento para preguntaros cómo lleváis la vuelta a la rutina, ¿verdad? Yo, aunque podáis pensar que estoy loca, siento una mezcla de emoción y agotamiento. Si es que cuando una le ve las orejitas al lobo... Pero no os aburro más, entro reseña!

RESEÑA #92: EL TORNEO

Cuando las mazmorras se abren, los dragones salen de caza. Empieza el torneo de Amos y Mazmorras, y Cleo, ahora convertida en la domina Lady Nala, está preparada para todo. Cuando las mazmorras se abren, los dragones salen de caza. ¿Quién será la presa?Días atrás Cleo Connelly era una teniente de la Policía de Nueva Orleans, vivía feliz y nunca antes había probado el BDSM. El único azote que había recibido era el que provenía de las manos de su padre cuando, de pequeña, hacía alguna trastada. Pero ya habían pasado seis días desde que recibió la noticia de la desaparición de su hermana, Leslie, y se había metido de lleno en el caso en el que esta participaba. Ahora es una agente del FBI infiltrada en un torneo de dominación y sumisión en el que interpreta el rol de sumisa, mientras trata de revelar la identidad de los diseñadores de la droga popper y de los traficantes de blancas que el FBI persigue.Unos días antes, el corazón de Cleo estaba entero y era libre. En estos momentos, intenta recomponerlo después de que Lion Romano, el agente a cargo de la operación e instructor de su doma, lo rompiera y lo pisoteara sin compasión.

El amor es un juego de fantasías y realidades al que, tarde o temprano, todos nos sometemos.

Cleo Connelly está furiosa. No, peor, está colérica. No sólo la ha utilizado, sino que ella se ha entregado en cuerpo y alma a Lion Romano, ¿y qué hace él? Se larga. Pero las cosas no van a quedar así, por supuesto que no.

. Un besugo simplón, sí, sí. Y yo soy una bruta por decirlo ( ) tal cual, pero, ¡vamos a ver!, ¿me explica alguien cómo narices se puede ser tan visceral, tan rematadamente inconsciente?

Podéis imaginaros lo violento que es el encuentro de Cleo y Lion. Ella, con Nick como sumiso; él con Claudia, esa mujer odiosa, como sumisa. Dos titanes. Los reyes de la selva. Y no sabéis la que se les viene encima.

Incluso intenté - sin éxito - entender el papel de las cartas de juego. Podéis imaginaros lo contenta que estoy de que por fin haya llegado el momento de poder hablar largo y tendido sobre el asunto. Porque tiene tela, no creáis.

Antes de pasar a contar cosas que serán spoilers como catedrales, quiero hacer una última mención. Nick es un amor. Un amor de verdad. Al igual que la secreta sumisa de Thelma, esa chica que ni habla ni muestra su rostro. Decidme, ¿estáis empezando a pensar lo mismo que yo?

Fue en ese momento, en ese momento exacto, cuando las piezas parecieron empezar a encajar. No es tanto el hecho de que supuse cosas - que luego Valenti tiró por tierra, por cierto -, sino el cómo se contó.

Markus y Leslie no mantienen relaciones sexuales. Él la mantiene a salvo, resguardado bajo su falsa máscara de formador de sumisas para los Villanos. Los asquerosos Villanos.

No sé qué deciros ( ) para que le deis una oportunidad a la autora. Temas en los que deberíamos detenernos, pero que dejaré correr para centrarme en la historia, digamos, de mayor peso.

El final. Ay, el final. Tenía el corazón en un puño. Digo siempre que lo bueno de Lena Valenti es que jugamos con la baza de que sus historias siempre, repito, siempre, acaban bien. Pese a saber eso - y repetírmelo como un mantra - no pude evitar sentir cierta opresión al ver en el lugar en el que quedaban nuestros agentes del FBI. No sólo Lion y Cleo, sino también Leslie, Nick y el chico del SVR. No diré nada, porque cada palabra de ese final vale la pena, cada escena, cada pensamiento. Perfecto. Sencillamente, perfecto.

es una segunda parte de saga deliciosa. Una historia trepidante, cargada de intrigas y traiciones. Lena Valenti se gana nuestro corazón con cada palabra. Lion y Cleo forman un equipo perfecto. Él, tan recto; ella, tan alocada. Dadles una oportunidad. No van a decepcionaros.

Obviamente, no podría hacerle daño porque ella no le importaba. Y era bien sabido que solo podían hacerte daño aquellas personas a las que realmente amabas.

-¡¿Qué?! - Johann puso cara de estupefacción -. ¡¿Mamones y zorras?!

Cleo abrió los ojos como platos y echó el cuello hacia atrás. Pediría ayuda al señor.

-¿Está sordo? - observó Claudia.

Cleo la miró de soslayo. Qué lista era.

El infierno era saber que no confiaban en tu valía y que no apostaban por ti, sobre todo después de haberse entregado a él del modo en lo que hizo la semana pasada. El infierno era saber que conocías lo que estaba viviendo tu hermana y, aun así, te apartaban del caso y no te permitían ir a ayudarla.

Había muchos tipos de infierno; y el emocional era el peor.

-¿Qué tipo de juegos? - preguntó Cleo con tono gatuno, mirando a su <<amo>> de reojo.

-Jugaremos a las damas - soltó Lion provocando las risas de la mesa.

Cleo entrecerró los ojos y le miró a través de sus gruesas pestañas.

-Genial, señor. Nos iremos comiendo las fichas los unos a los otros.

[...] pero era en las dificultades cuando uno debía crecer y aprender de sus miedos, de las trabas, de sus complejos...

Nadie era Dios. Sin embargo, todos podían ser demonios.


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