Revista Cultura y Ocio

Reseña #94: el nombre del viento

Publicado el 23 septiembre 2017 por Alaluzdelasvelas

¡Sábado! ¡Fin de semana! ¡Brindemos por las horas libres! ¿Qué tal os ha ido la semana? ¿Muy ajetreada? Yo la verdad es que no me quejo. Si bien es cierto que esta semana mi horario ha sido caótico, debo decir que me lo he pasado la mar de bien. Pero no estamos aquí para hablar de qué hago o dejo de hacer, no, no. Estamos para hablar de libros. Y es que hoy os traigo un diamante en bruto. De verdad, animaos con esta joya. Yo me animé, entre otras cosas, porque Laura, administradora de , está haciendo toda una campaña para que todas y todos nos animemos con el libro. ¡Y qué razón tiene, la chica! No olvidéis echar un ojo a su blog, vale mucho la pena.

RESEÑA #94: EL NOMBRE DEL VIENTO

Por primera vez Kvothe se dispone a relatar la verdad sobre sí mismo. Y para hacerlo bien, deberá empezar por el principio: su infancia en una troupe de artistas itinerantes, los años malviviendo como un ladronzuelo en las calles de una gran ciudad, y su llegada a una universidad donde espera aprender una magia de la que se habla en las historias

Una trilogía que ha despertado el interés de muchísima gente y yo, como siempre, llegando tarde a la fiesta. Debo decir que tenía mis reservas. Hacía muchísimo tiempo que no leía novela fantástica propiamente dicha y tenía miedo de no poder conectar con la . Al parecer, esto es como nadar - normalmente se dice que es "como montar en bici", pero resulta que yo no he aprendido a mis veinte años a ir en una, así que vamos a dejarlo estar -, no se olvida nunca.

Sí, creo que eso sería un resumen bastante ajustado a lo que se espera de la novela. Ahora bien, esto no quiere decir, ni mucho menos, que el libro siga un patrón. Todo lo contrario.

No estamos hablando de un asalto en el camino, ni siquiera de una pelea callejera. Estamos hablando del ataque de una bestia, una asquerosa araña - autores y autoras del mundo, ¿por qué siempre elegís una puñetera araña? ¿Es qué no hay nada menos asqueroso, maldita sea? - gigante que tiene las patas afiladas como cuchillas.

Me estaba perdiendo algo maravilloso. Ya no hablo sólo de la historia, que es genial, no. Hablo de la prosa. ¿Qué más se puede pedir de una novela, eh?

- al menos en apariencia -

Cronista sabe que Kote es, en realidad, Kvothe. Bast también lo sabe. Ahora sólo queda esperar que nuestro posadero acceda a contar su historia.

Redonda, así es la historia. Decía más arriba que tenía mis reservas. Ya sabéis, todo el mundo tiene miedo de empezar una novela que a todo el mundo le ha encantado. Miedos infundados el noventa por ciento de las veces, sí, pero miedos al fin y al cabo. Eso ha sido lo que me ha pasado a mí con este libro.

Me encantó la primera parte de la novela. Esos momentos en los que no sabes nada, esos en los que poquito a poco te sumerges en el mundo medieval que nos regala el autor. Me gustó más todavía que Kvothe decidiera contar qué fue de su vida, por qué ha llegado hasta dónde ha llegado.

Debo decir que mi parte favorita de la novela es la que corresponde a toda su educación en la Universidad. Personajes como Simmon o Wilem, el cambiante Elodín, los profesores Elxa-Dal, Kilvin y Arwyl... dieces. Eso son, todos ellos. Personitas maravillosas que van allanando de forma casi imperceptible el camino por el que danza nuestro Kvothe.

Pasando a temas más escabrosos, quiero comentar toda una serie de cosas que me han maravillado de la novela. Hablando de gentuza, ¿nadie va a matar a Ambrosse? Porque estoy hasta las narices de ese niñato. ¡Menudo desgraciado, el campeón!

Trigo de otro costal, son Fela y Auri. Si queréis mi opinión, esas dos chicas son un par de soles. La primera porque es sencillamente encantador y la segunda porque enamora. Nada más que decir.

Antes de dejar la reseña, quiero hacer dos últimas menciones. Una para el presente y otra para el pasado. - en serio, yo me he enamorado de ese chico -. Ya no es tanto las preguntas que pueda hacerme, que son demasiadas, sino las reflexiones que saco en claro. No sé qué ha hecho Kvothe que sea tan terrible, pero me muero de ganas por descubrirlo.

Y es que ese chico tiene razón. ¿Por qué iba alguien tan escurridizo como Denna a obligar a Kvothe a buscar a alguien que sabe que ya no está en el bosque?

es una novela redonda. Un diez absoluto. Una joya. Kvothe es un personaje que vale la pena conocer. Una historia llena de claroscuros. Un libro tan luminoso como oscuro. No sé a qué esperáis para leerlo.

El silencio más obvio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban.

Se hacía llamar Kote. Había elegido ese nombre cuidadosamente cuando llegó a ese lugar. Había adoptado un nuevo nombre por las razones habituales, y también por algunas no tan habituales, entre las que estaba el hecho de que, para él, los nombres tenían importancia.

-Mi abuelo siempre decía que el otoño es la estación idónea para arrancar de raíz cualquier cosa que no quieras que vuelva a molestarte. - Kote imitó la temblorosa voz de un anciano -: <<En los meses de primavera todo está demasiado lleno de vida. En verano, está demasiado fuerte y no hay manera de soltarlo. El otoño...>> - Miró alrededor; las hojas de los árboles estaban cambiando de color -. <<El otoño es el momento idóneo. El otoño está cansado y más dispuesto a morir>>.

-Si quieres puedes preocuparte - dijo Kote con brusquedad -. Es tan grave como parece.

-Solo los sacerdotes y los locos no le tienen miedo a nada, y yo nunca me he llevado muy bien con Dios.

-Solo la verdad podría romperme. ¿Qué hay más duro que la verdad?

Me llamo Kvothe, que se pronuncia <<cuouz>>. Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece.

Aprendí las sórdidas maquinaciones de la corte real de Modeg de... una cortesana. Como solía decir mi padre: <<Al pan, pan y al vino, vino. Pero a una prostituta llámala siempre señora. La vida de las prostitutas es muy dura, y no cuesta nada ser respetuoso con ellas>>.

-Deberías sentir lástima por él, hijo. Mañana nos iremos, pero él tendrá que convivir consigo mismo hasta el día de su muerte.

Resulta tedioso que te hablen como si fueras un niño, aunque lo seas.

Cuando somos niños, casi nunca pensamos en el futuro. Esa inocencia nos deja libres para disfrutar como pocos adultos pueden hacerlo. El día que empezamos a preocuparnos por el futuro es el día que dejamos atrás nuestra infancia.

Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerras los ojos a todo lo demás, puedes considerarte muy afortunado. Aunque solo dure un minuto, o un día.

Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor.

Tocar esas cosas me dolía, por supuesto; pero era un dolor como el de los dedos tiernos sobre las cuerdas del laúd. Sangraba un poco, pero confiaba en que pronto me saldría el callo.

<<Todo el mundo sabe alguna historia - pensé -. Todo el mundo sabe al menos una.>>

-Tú mismo has dicho que no podías hacer nada.

-Sí podía - dijo Kvothe con seriedad -. Y no lo hice. Tomé una decisión, y todavía me arrepiento de ella. Los huesos se sueldan. El arrepentimiento perdura para siempre.

-No es que espere que salgáis en busca de Haliax y los Siete. <<Hombres pequeños, actos pequeños>>, digo yo siempre. Imagino que el problema reside en encontrar un trabajo lo bastante pequeño para unos hombres como vosotros. Pero tenéis recursos. Podríais recoger basura, o mirar si hay piojos en las camas de los burdeles cuando los visitáis.

Generalmente, el miedo proviene de la ignorancia. Una vez supe cuál era el problema, este pasó a ser solo un problema y no algo que temer.

-Solo con la nobleza - aportó Wilem -. Unos desgraciados de mierda que no pintan nada estudiando aquí. Creo que pagan esas matrículas desorbitadas solo para poder quejarse.

-[...] Quien piense que los niños son dulces e inocentes es que nunca ha sido niño, o lo ha olvidado. Y quien piense que los hombres no son a veces hirientes y crueles no debería salir a menudo de su casa. Y desde luego nunca ha sido fisiólogo. Nosotros, más que nadie, vemos los efectos de la crueldad.

Para temer de verdad algo tienes que detenerte a pensar en ello.

Como decía mi padre: <<Hay dos formas infalibles de perder a un amigo: una es pedirle dinero prestado, y la otra, prestárselo>>.

La música es una amante orgullosa y temperamental. Si le dedicas el tiempo y la atención que se merece, es toda tuya. Pero si la desairas, llegará un día en que la llamarás y ella no contestará.

-Al cuerno la etiqueta - repuso Threepe, enfurruñado -. La etiqueta es un puñado de normas que la gente utiliza para poder ser grosera en público con los demás.

Como ya he dicho, existe una gran diferencia entre no tener miedo y ser valiente.

-Hay pocas cosas más repugnantes que la obediencia ciega - dijo -. Os convendría a los dos recordarlo.

-Entonces, ¿azul es un nombre?

-Es una palabra. Las palabras son pálidas sombras de nombres olvidados. Los nombres tienen poder, y las palabras también. Las palabras pueden hacer prender el fuego en la mente de los hombres. Las palabras pueden arrancarles lágrimas a los corazones más duros. Existen siete palabras que harán que una persona te ame. Existen diez palabras que minarán la más poderosa voluntad de un hombre. Pero una palabra no es más que la representación de un fuego. Un nombre es el fuego en sí.

-Le encomiendo al padre Leoden la tarea de distribuir el resto de mis bienes materiales entre la parroquia, ya que, como soy un alma inmoral, no las seguiré necesitando.

-Querrás decir <<inmortal>>, no? - pregunto Cronista con vacilación.

-Denna es una criatura salvaje - expliqué -. Como una cierva o una tormenta de verano. Si una tormenta derribara tu casa, o derribara un árbol, no dirías que la tormenta era mala. Era cruel. Actuó conforme a su naturaleza y, desgraciadamente, produjo daños. Con Denna pasa lo mismo.


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