¡Hola, hola, hola! 😊
¡FELIZ HALLOWEEN! Sí, sé que es mañana. Y sí, sé que me estoy adelantando, pero… venga ya, ¡me muero de ganas de que sea mañana! Así que perdonadme si me emociono un poquito. Bueno, vale, si me emociono mucho. ¡El caso! Espero que paséis un día de Halloween, ¡cambio horario incluido!, maravilloso.
Hoy os traigo la reseña de un libro que, aunque no es lo que se espera de «estas fechas», es una cucada. Ya comenté cositas del libro por IG, pero quería explayarme un poquito más por aquí. ¿Qué, vamos al lío? ¡Dentro reseña!
Anne siempre ha soñado con historias de amor. A veces, las imagina. Cada persona que entra en Tejas Verdes, la preciosa cafetería de su madre, parece susurrar una historia. Y ella las escucha todas, sonriendo detrás de la barra, diciéndose que sí, que el amor es algo muy bonito, aunque ella siempre sea ese “personaje secundario”.
Nuestra chica enamorada del amor tiene un secreto. En Internet, es Lady Cordelia, la escritora de uno de los fanfics de su historia favorita. Su ship son las dos protagonistas, aunque hay un tal Blytte - ¡que encima le hace competencia en visitas! - que shipea a los protagonistas masculinos. A Anne, claro, ese chico no le hace ninguna gracia. Menos mal que es sólo “un tío random de Internet”.
La puerta de la cafetería se abre. Entra un chico. Es muy guapo. También gracioso. Anne está flirteando con él, porque lo está haciendo, ¿verdad? Hasta que llega el error. Ese chico, el mismo que acaba de pedir pastel de zanahoria y un maldito chai latte… es el maldito Blytte.
Creo que no me equivoco si os digo que esta es una de las historias más adorables que he leído en mi vida. La manera de escribir de Iria G. Parente y Selene M. Pascual es, sencillamente, preciosa. Hay algo muy dulce, en cómo nos dibujan la vida de Anne. La magia de los pequeños momentos, como el olor a café, la dulzura de una buena tarta y el regusto amargo que dejan las conversaciones a medias… rotas por la vergüenza y el miedo.
Anne tiene un nuevo problema con el que lidiar: acaba de empezar la universidad y Blytte, el maldito Gilbert Blytte, va a su clase de escritura creativa. ¡Por supuesto! A Diana, su mejor amiga – la preciosa y maravillosa Di, tengo un crush muy tonto con ese personaje, os lo puedo jurar –, la situación le parece terriblemente divertida. Porque ahí está Anne, aguantando al maldito Blytte. El mismo que no sabe que ella es Lady Cordelia y, por tanto, no entiende la rabia que le da a Anne.
No os quiero contar mucho más, porque el libro merece que lo degustéis poquito a poco y sin saber nada. Ahora bien, sí que quiero dejar claro que esta “no es una historia al uso”. ME encanta que Iria G. Parente y Selene M. Pascual se atrevan a dar un bofetón a las convenciones, a esa mierda de “esto tiene que ir así y punto”. Mis dieces. Palabrita.
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER
El poliamor me parece un tema fascinante. Uno jodidamente precioso que, por desgracia, sigue teniendo muy mala prensa. He escuchado comentarios francamente repulsivos, la mayoría de ellos haciendo referencia a que “es una excusa para poner los cuernos a tu pareja”. No estoy de acuerdo. Las relaciones son constructos sociales, mientras que el amor es una emoción y, como tal, puede experimentarse hacia más de una persona con la misma intensidad. Ojo, no digo que salir con una única persona sea mejor o peor que salir con más de una. Simplemente, me parece del todo absurdo poner trabas a algo tan precioso como puede ser sentir afinidad por más de una persona. Y eso es lo que nos encontramos aquí. A Anne, que cree que Di y ella son sólo amigas. Y Blytte, que cada vez le parece menos insufrible.
Anne empieza a ser consciente de que Di y ella no son sólo amigas cuando las cosas empiezan a desmadrarse. Porque es el año de los descubrimientos. La coraza que siempre ha tenido a su alrededor empieza a despedazarse. Empieza a ser más consciente del “aquí y ahora”, dejando de lado ese mundo de ficción de preciosas historias de amor en las que sí, tiene mucho que decir, pero con las que, a veces, se olvida un poquito de sí misma.
Me daba mucho miedo que quedara poco realista. Quiero decir, Di y Gilbert me gustaban en la misma medida. Los dos son tiernos, pero de maneras diferentes. Donde Di es todo cariño y desafío, Gilbert es dulzura y bromas. Porque sí, Di es mucho más exigente que Gilbert y, pese a todo, les queda bien. Son diferentes. Tan diferentes que es maravilloso. Y Anne los adora.
La novela está salpicada de pequeños grandes dramas. No, no es oxímoron. Cada página, cada maldita palabra, está puesta en el sitio indicado para hacer que sí, que te mueras de ganas de saber qué más va a pasar. Porque Di y Gilbert no son los únicos que tienen algo que contarle a Anne. También están las movidas de Phil, que es un sol; y las de los amigos de Gilbert.
Algo que me ha parecido muy dulce en esta novela es que las autoras no se olvidan de la familia. La madre de Anne es un encanto – ¡uno que se pone muy hardcore cuando hace falta! –, ¡y qué decir de su tío! Ese señor es tan cuqui que a una le duele un poquito el corazón.
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Anne sin filtros es dulzura, es risas, es esa carcajada trémula. Iria G. Parente y Selene M. Pascual nos brindan una novela divertida, muy dulce, salpicada de café y pasteles. No sé qué más necesitáis para leerla.
★★★★★