En Aserción, Juanjo Reinoso nos presenta las bases de Tel-Lúric: Arcanos de Akashia, una saga de fantasía que pone de manifiesto el gran talento que se oculta detrás de escritores poco conocidos, pero con mucho que aportar al género desde España, un país que, cada vez más, está siendo testigo de la aparición de grandes obras y autores de ciencia ficción y fantasía. Magia, mitología, política, guerra y caos, nos esperan en esta historia que se lee en un santiamén y que deja con ganas de más.
Al igual que algunos de sus personajes tienen el poder de manipular los elementos, en Aserción Juanjo Reinoso despliega su capacidad de hacer lo propio con la imaginación del lector, para meterle de lleno en un mundo que, a pesar de presentar una estructura y política bastante realista, está plagado de magia, razas salidas de la mitología ibérica y una guerra en ciernes que amenaza con sumir este mundo en el caos y la oscuridad. Todo comienza con una desoladora guerra entre dos razas y Tristán, un general de la llamada Cúpula, recibiendo una revelación que lo cambiará todo. Muchos años después, Tristán vuelve para intentar corregir sus errores del pasado, pero, acusado de traición, no tendrá nada fácil su misión. Asimismo, otras de las razas que pueblan Akashia tienen sus propias motivaciones, y todo bajo el mandato de corrupción y decadencia de los Cuatro Reyes que gobiernan Tarsis…
Además de todo el entramado político y social de esta historia llena de conspiraciones, traiciones y sorpresas, y las grandes dosis de aventuras que encontramos en esta primera entrega de Tel-Lúric: Arcanos de Akashia, lo que más me ha gustado de esta obra ha sido sin duda la presentación de un tipo de magia muy elemental, que permite a sus portadores controlar energías e incluso proteger sus cuerpos con unas armaduras muy originales y dotadas de una especie de conciencia propia. Pero no sólo la trama de Aserción es entretenida y está bien hilada, sino que también merece especial atención el estilo narrativo de Reinoso, quien sabe construir esta compleja historia plagada de personajes y facciones que se nos van presentando poco a poco, tejiendo así las diferentes líneas de acción que, al parecer, más adelante acabarán convergiendo en algún punto de la saga.
Creo que es justo comentar que, para mí, el punto fuerte del autor son las descripciones. Y hago mención especial en esto porque precisamente son este tipo de descripciones las que más me gustan para poder imaginar en mi mente a los personajes, escenarios y atmósferas. Éstas son detalladas, pero no excesivas ni exageradamente minuiciosas y, sobre todo en lo que a la arquitectura se refiere, son prolijas en bellas pinceladas que ayudan a componer todo lo que el lector necesita saber para adentrarse en una cueva iluminada mágicamente, recorrer los anillos de una ciudad imposible o perderse en intrincados pasadizos. El magnífico worldbuilding que se nos presenta aquí es complejo, está muy trabajado y mimado, y bien es sabido que ésta es una de las cosas más complicadas a la hora de narrar, sobre todo, fantasía. La única pega que le pongo a este libro, es que algunos personajes no aparecen demasiado desarrollados, y su importancia parece perderse en la vorágine de una historia que se lee a un ritmo muy ágil, provocando que se olviden demasiado pronto, cuando lo más adecuado hubiese sido que hicieran algo más de mella en el lector.
Como esta primera parte de Tel-Lúric: Arcanos de Akashia, parece una especie de presentación de mundos, personajes, y conflictos, intuyo que el plato fuerte está por llegar, y en las siguientes entregas veremos cómo se desarrolla esta guerra que augura bastante sangre, oscuridad y epicidad. ¡Prometo no perdérmelo!