"Los palestinos nos enfrentamos a un ejército regular, mientras que la mayor parte de nuestras bajas son civiles... Es la guerra. No atacamos a estadounidenses o europeos, ni siquiera a judíos o israelíes fuera de Palestina. Solo estamos defendiendo nuestro derecho a vivir en nuestra patria. Durante siglos hemos convivido en paz con los judíos ¿por qué ahora ellos quieren un estado colonial? Pueden vivir en Europa o en Estados Unidos, yo no tengo problemas con los judíos, pero combato la ocupación."
Quizá esta frase de Fathi Shaqaqi, fundador de Yihad Islámica, sea uno de los mejores resúmenes cortos del conflicto entre Israel y Palestina, y por ello lo he elegido como carta de presentación del libro "Gaza, cuna de mártires", de Mikel Ayestarán. No voy a presentar a su autor como suelo hacer en otras reseñas porque prefiero que visites su blog y sepas por ti mismo qué hace y cómo lo hace.
Sigo a Mikel desde hace muchos años a través de EITB, desde antes de que abriera su cuenta en Twitter y consiguiera llegar así a más gente, y es que me encanta el trabajo de los periodistas que yo llamo de trincheras, los que se remangan los brazos y se hunden en el lodo para hacernos llegar la realidad de lo que pasa en el mundo, alejándose así de posturas doctrinarias y partidistas que nos insuflan desde gobiernos y medios de comunicación cómodamente instalados a miles de kilómetros de distancia.
En tan solo 130 páginas, en formato de reportaje, con letra grande y bien espaciada (se lee en un santiamén), nos encontramos ante un trabajo bien documentado, con referencias a fuentes fuera de toda sospecha, en el que se nos explica lo que ocurre en primera línea de fuego, sin necesidad de recurrir a sesudos análisis de expertos en "no sé qué". Prácticamente no hay sitio que Mikel haya visitado que no haya sido bombardeado por el Estado israelí.
"Un ejército de trabajadores públicos forjados en universidades extranjeras con becas del régimen y con dominio excepcional del ruso, español, francés, inglés, turco o japonés forman la unidad de atención a extranjeros del ministerio, y son los encargados de guiar a la prensa y escribir informes sobre el trabajo de los reporteros tras su salida del país."
El punto de partida lo marca este extracto que nos describe el contexto en el que llevó a cabo una entrevista a Bashar al-Assad en 2007, curiosamente el año anterior a que yo viajara allí a conocer Siria. Aún recuerdo la gran cantidad de carteles del presidente que había por Damasco y otras ciudades. A partir de ahí Mikel nos explica la génesis de las Brigadas Ezzeldin al-Qassam, brazo armado de Hamás, de las Brigadas al-Quds, brazo armado de Yihad Islámica, de los Hermanos Musulmanes y del Estado Islámico. Interesante saber que, originariamente, varios de estos grupos eran laicos, nacionalistas y socialistas, pero con el curso de los acontecimientos han tomado una deriva religiosa que les sirve como nexo de unión en su lucha contra el sionismo. De esta forma, Gaza ha acabado por convertirse en una cuna de mártires similar a la de la iglesia católica del pasado. Tal es así que lo que queda de las posesiones de Ahmed Yasín, fundador de Hamás, se conserva tal cual está, convirtiéndose de esta forma en reliquias sagradas.
"Cuando le respondí que era vasco, me pasó el brazo por el hombro en señal de solidaridad. (...) "Vosotros también estáis ocupados".
Sin proponérselo, Mikel empatiza así con los anónimos milicianos entrevistados que van desfilando por el libro, y es que en Oriente Medio es muy conocida la tradicional solidaridad de los vascos con el pueblo palestino. Quien quiera ver aquí algún componente político oculto puede hacerlo, está en su derecho aunque vaya errado, pero si lo hace, que también les pida a sus líderes políticos que, en vez de viajar a Venezuela a ganar votos para el 26-J, que viajen a Palestina a intentar mediar en la solución de una guerra que constituye una de las mayores vergüenzas de la geopolítica y la geoestrategia occidental de la Historia. Aunque ya sabemos que eso no ocurrirá nunca, principalmente porque la visión generalizada en Occidente que hay del conflicto entre Israel y Palestina es la que se muestra en este video.
Este es el verdadero motivo que hay detrás del reconocimiento del Estado de Israel en 1947: se ha convertido en la pica en Flandes del Oriente Medio, del catolicismo y el capitalismo occidentales, una consecuencia negativa más del siglo XX, un siglo de guerras de religión cuyo rasgo principal es la intolerancia. Quienes pregonan un pluralismo inherente a su supuesta ausencia de ideología siguen considerando que el mundo no es lo suficientemente grande para la coexistencia de las seculares religiones rivales. Por eso hubo una inadmisible concesión al sionismo que dio inicio a una guerra en 1948 sin visos de acabar nunca, tal y como se puede deducir de estos párrafos:
"La maquinaria de propaganda no para, lo que más funciona en Hamás son los lazos familiares, las dinastías de combatientes que van pasándose el testigo de la resistencia de generación en generación, el odio a la ocupación y la obligación de vengar la muerte de tantos seres queridos."
"Alá elige a sus mártires y el lugar donde tienen que morir, es voluntad de Alá"
Es terrible intuir que esta guerra ha pasado a formar parte ya de la tradición islámica, al igual que el Ramadán o la peregrinación a La Meca.
Mikel también nos muestra -valiéndose del iPhone 6- que hay ricos y pobres en Gaza, que hay vida más allá del Barcelona y del Madrid, que él ha pasado miedo haciendo su trabajo, y que "ser chií es, para los musulmanes suníes, peor que ser judíos". Bienvenidos al mundo real de sopetón. No hay manera de acabar con el fanatismo religioso porque no hay manera de acabar con las malditas creencias religiosas que nos constriñen y condicionan. Los historiadores sabemos muy bien que la religión es un cáncer incurable, da igual cuál sea el credo profesado.
Gaza, cuna de mártires no es un libro para todo el mundo sino únicamente para filósofos, y me explico, es para aquellos que aman el conocimiento, para los que quieren saber por propia iniciativa lo que pasa exactamente en Palestina, alejándose así del concepto marxista de ideología que es el que impera a día de hoy en nuestra sociedad. Si alguien no entiende esto es que no ha leído a Marx, pero aún está a tiempo yendo a una librería. Los que son del "todo gratis" pueden esperar a que yo explique en este blog, que lo haré, qué entendía Marx por ideología. Cualquier medio es bueno para combatir la ignorancia. Pero volvamos al libro que es lo que importa.
Tras su lectura te queda una gran inquietud por dentro: concluyes que este conflicto nunca acabará por la vía del acuerdo. La lucha va a seguir así durante mucho tiempo y, en este estado de cosas, necesitamos a más personas como Mikel Ayestarán y sus compañeros del Colectivo 5W. Gracias a profesionales como ellos nos llega la información de primera mano, sin edulcorantes televisivos, sin eslóganes demagógicos, sin sesgos de ningún tipo. Eso sí, Mikel, te hago una petición pública: por favor, cuando decidas parar, no te conviertas en un Pérez Reverte :-).