La república del dragón de R. F. Kuang, es la continuación de La guerra de la amapola y la segunda parte de la exitosa trilogía de la escritora china. Esta historia de fantasía oriental llena de magia y misticismo, así como de estrategia militar y sangrientas batallas, sigue desarrollándose de una manera muy interesante en esta continuación, así como allana el camino para un final que promete ser tan cruento como apoteósico. Y es que, con dioses ancestrales de por medio, se puede esperar cualquier cosa menos tranquilidad. Te cuento más en mi reseña.
En La república del dragón, Kuang retoma la trama poco después de donde la dejó en la primera entrega para volver a centrar el foco en Rin, la protagonista de esta historia quien, recordemos, descubrió durante su instrucción militar que podía encauzar el poder de un dios: un ardiente fénix capaz de hacer posesión total de su voluntad y al que pretende controlar para utilizar en la guerra en la que su país se ve envuelto. Además, la joven sigue empeñada en vengar la traición de la emperatriz, pero ésta es tan poderosa y taimada que no parece tarea fácil. Así, sus pasos la llevarán a forjar una extraña alianza con un jefe militar, quien le asegura que desea derrocar a la emperatriz para instaurar una república más justa para el pueblo de Nikan. Como puedes imaginar, la vida de Rin volverá a ser una procesión de batallas, estrategias, traiciones y muertes, a la vez que obtiene una serie de sorprendentes revelaciones que ayudarán al lector a ir componiendo un mapa más concreto de la historia de Nikan y sus gobernantes. Por si esto fuera poco, la chica cuenta con un nuevo e inesperado obstáculo: debido a un oscuro conjuro, un sello que se ve incapaz de romper bloquea su acceso al poder del fénix…
Como ya hiciera en la primera novela, la escritora rinde homenaje a la cultura oriental, pero aportando un toque de fantasía que no puede más que fascinar a los que amamos este género. Con un relato dinámico pero no exento de reflexiones que se reflejan, sobre todo, en cómo se presentan y desarrollan los principales personajes, Kuang acaba componiendo una historia compleja en la que, además de mostrar una sociedad inventada, su política, cultura, economía, costumbres y otros aspectos, se va desgranando también un sistema religioso en el que los dioses juegan un papel fundamental, al estar conectados con algunas personas conocidas como chamanes.
Aviso para navegantes: La república del dragón también es una novela dura, de ésas en las que ocurren cosas realmente atroces y a la que hay que enfrentarse teniendo muy claro que va a morir gente, mucha gente. Procura, por tanto, no encariñarte demasiado con los personajes. Sin embargo, te la recomiendo al 100%, y espero que la última entrega de la trilogía (que ya aguarda en mis estanterías) esté a la altura de sus predecesoras.
