Llevaba un tiempo apartada de la obra de Victoria Álvarez, por lo que la lectura de su novela La voz de Amunet, me ha recordado lo que me apasiona el estilo narrativo de esta autora, a la que descubrí hace unos años con su saga Dreaming spires, la cual me creó el hábito de volver cada cierto tiempo a su interesante bibliografía. Esta vez, le ha tocado el turno al antiguo Egipto (y a uno un poco más moderno), con una trama que mezcla amor, venganza, pasión, aventura y mucha magia.
La voz de Amunet nos presenta una historia juvenil y fantástica contada en dos tiempos. Por un lado, en 1346 a.C, cuando la pequeña Amunet comienza su formación como heka al ser descubierta por los sacerdotes de Ipet Sut utilizando su fascinante don que le permite comunicarse y manipular la voluntad de los animales. Además, la chica conoce a Khay, un niño que se convertirá en el amor de su vida, a pesar de estar destinados a separarse de diversas maneras. Por otro, viajamos a 1799, con El Cairo bajo dominio napoleónico en el que Shaheen (otro personaje clave en la novela), entra en una milenaria tumba para saquearla y acabar con el espíritu de la propia Amunet, dentro de su mente. Ahora, Shaheen deberá acostumbrarse a que su voluntad sea usurpada de vez en cuando por la hechicera, y no le quedará más remedio que ayudarle a cumplir una extraña tarea: viajar a París para buscar los ladrillos de arcilla que fueron sustraídos de su tumba, para destruirlos y poder, al fin, descansar en paz.
Con esta dinámica, Victoria Álvarez va presentando la trama del siglo XVIII y las aventuras vividas por Shaheen y Gabriel, el muchacho francés que le prestará su ayuda, a la par que reconstruye el pasado protagonizado por Amunet, lleno de un dolor y una rabia que la llevarán a buscar la venganza a través de los siglos. Así, resulta apasionante para el lector ir descubriendo todo lo que ocurrió con Amunet y Khay, al mismo tiempo que se impregna de la cultura egipcia, sus costumbres y sus tradiciones. Además, aunque La voz de Amunet tiene un gran componente romántico, al igual que la mayoría de los libros de Victoria, para nada resulta tan ñoño o empalagoso como suele suceder con las novelas juveniles de esta índole. Por el contrario, en esta obra priman más la fantasía y la historia. Asimismo, el desarrollo de Amunet, desde que es una niña bastante cándida, hasta que se convierte en una mujer llena de odio impulsada por las circunstancias, para luego reaparecer como un vengativo espíritu dispuesto a todo, ha supuesto para mí uno de los puntos fuertes de esta apasionante historia.
Ya he hablado otras veces por aquí del estilo de la autora, que siempre me ha gustado por ser sencillo a la par que detallista, y repleto de elementos tan cautivadores para mí como lo sobrenatural, el misticismo y el exotismo de culturas diferentes como ha sido la egipcia en este caso. Una excelente mezcolanza de historia, magia y aventuras de corte juvenil, que no puede faltar en tu estantería si aprecias la literatura original de una de las mejores plumas de la narrativa española. ¡Seguiremos tras tus pasos, Victoria!