No creía en las leyendas locales sobre brujería y pensó que se encontraría a salvo... pero en el bosque tenebroso de Hollow Pike, el mal nunca descansa.
James Dawson es de los buenos. No importa que Hollow Pike sea una reinterpretación del clásico Las brujas de Salem llevado a la quintaesencia del instituto americano: chicas malas, frikis marginados, novatas inadaptadas y guapos estrellas del deporte las hay en los institutos de todo el mundo. Y desgraciadamente, víctimas del bullying también.
Quienes hayan leído o visto Las brujas de Salem sabrán que en realidad la magia y los hechizos no tienen un papel muy relevante en esta obra de teatro. Más bien son el desencadenante que hará que una minoría del grupo de personajes sean marginados y maltratados por una mayoría que se aparta de la racionalidad para dejarse llevar por los rumores, las acusaciones sin fundamento, las ansias de venganza de unos pocos, y en general, la manada, la masa, el colectivo. Si te fundes entre los demás, si renuncias a tu libertad como individuo, evitarás que te acusen y te marginen a ti también.
¿Os suena a los adolescentes? Ese es el concepto de Las brujas de Salem que Dawson refleja en la realidad de los institutos, y al posicionar a su protagonista, Lis, como una marginada por elección hace una defensa de la libertad: tienes derecho a vestir, decir, actuar, leer, sentir y hacer lo que tú quieras. No importa lo que digan los demás, porque si sacrificas todo eso para encajar y tener amigos, te sacrificas a ti mismo. ¿Merece la pena? Ese es el mensaje más valioso de Hollow Pike.
Por lo demás, la novela de Dawson es una deliciosa historia de terror psicológico, de las que insinúan sin enseñar: sin muchas vísceras ni monstruos malignos, con tan apenas un poquito de sangre (un poquito no hace daño a nadie).
Lo interesante es el suspense: el sueño que podría no serlo, el ruido en medio de la oscura noche, el aleteo del pájaro invisible, aquello que no está donde lo dejamos... Y definitivamente Dawson sabe hacerlo de primera: estaréis engañados hasta que él quiera mostrar sus cartas, poco a poco teje su red y cuando queráis daros cuenta, estaréis atrapados.
Sus personajes son fantásticos: Kitty, Delilah y Jack son un trío de lo más simpático y adorable por su extraordinaria frikeza, por su valentía para ser quienes son sin miedo a las consecuencias. Por no hablar de la relación de Kitty y Delilah, no me cansaré de celebrar la homosexualidad en novedades juveniles tan publicitadas, aunque sea en los personajes secundarios. Lis es una protagonista que, aun no siendo el personaje más carismático y querido, convence bien; y Laura tiene muchas sorpresas bajo esa fachada de abeja reina.
Anaya le ha regalado al debut de Dawson una edición rústica con solapas, con una portada preciosa e inquietante, muy acorde con la temática de la novela, que queda redonda con los cambios de tacto y los colores, el lila y los brillos rosa combinan genial.
Además el interior cuenta con pequeñas y bonitas ilustraciones al inicio de cada parte de pájaros y ramas deshojadas. La letra tiene buen tamaño, el estilo de Dawson está depurado y no he encontrado ninguna falta de ortografía, algo que sin duda hay que valorar mucho en estos tiempos en los que los correctores destacan pos su ausencia. Anaya ha hecho un trabajo excepcional, ojalá se decida a publicar la segunda novela de Dawson, Cruel Summer.
Con todos estos ingredientes, Anaya y James Dawson nos regalan una novela de terror excepcional, y a pesar de estar etiquetada como juvenil, también puede disfrutarla cualquiera que guste del suspense, el terror, la libertad de pensamiento y la emoción que ofrece Hollow Pike.