En esta segunda parte de las aventuras de Red y Hope, nos encontramos con nuestros protagonistas de nuevo separados por el destino, luchando por destruir el domino de los biomantes sobre El imperio de las tormentas. Hope y Red consiguen de nuevo poner al lector ante un buen puñado de retos y aventuras que, por supuesto, le dejarán con ganas de más.
Páginas: 480Año de publicación: 2017Precio: 17,95€Red, quien está siendo entrenado por los biomantes para convertirse en un despiadado asesino, se ve cada vez más absorbido por las intrigas palaciegas. En su nuevo papel aprenderá que incluso la vida entre la nobleza puede ser peligrosa.
Mientras se dedica a aterrorizar barcos imperiales como la pirata Dire Bane, Hope descubre una conspiración biomante de un alcance tan increíble que incluso la masacre del pueblo de su infancia parece nimia en comparación.
Con los biomantes cerrando su cerco de terror alrededor el Imperio, Hope y Red luchan por encajar en sus nuevos papeles y responsabilidades, pero el precio será más alto de lo que pensaban.
Con Red abocado a una trama de intrigas y engaños con una acción más sutil que las dagas y los asaltos de su segunda parte y con Hope embarcada en la misión de minimizar la acción de los biomantes por todo el imperio de las tormentas, la aventura de estos dos jóvenes de capacidades impresionantes se vuelve un poco más lenta, meditada y elaborada. En general la trama gana mucho en complejidad, mientras que en su primera entrega podíamos ver en qué dirección indican los hilos a medida que descubrimos a los personajes, en esta ocasión tenemos a dos personajes ya de por sí muy bien trabajados y profundos que intentan redefinirse y adaptarse a sus nuevas circunstancias para poder llevar a cabo una misión más allá de sus actuales capacidades. Cada vez más conscientes de cuáles son sus enemigos y donde radican sus debilidades, Red se entrega al juego político de la corte con su confianza habitual en que conoce mejor el juego que sus propios inventores mientras es entrenado en secreto por los biomantes. Su objetivo es volver su entrenamiento en contra de sus maestros en cuanto la oportunidad de escapar a su control sea propicio. Pero no encontrará más que sorpresas a medida que va descubriendo cómo es en realidad el imperio en su cúspide. Hope se verá obligada a elegir entre seguir su instinto o sus principios vinchen. La orden que le dio ilegítimamente su identidad parece haberse sumido en un significativo silencio pero los biomantes están más activos que nunca y entre las aguas del imperio descubre que sus planes han escapado a todo control y si la moral no es un límite nada puede frenarlos para obtener el poder que desean, excepto Hope. La historia va un ambiente totalmente distinto del que podemos encontrar a lo largo de la primera parte pero lo que mejora mucho en esta entrega es la capacidad del autor para dibujar unos personajes y una trama mucho más grandes que sus propios egos. Si algo caracterizaba esa primera entrega era lo centrada que estaba la historia en los personajes lo que nos dejó con un elenco fantástico que en esta segunda parte hace gala del buen trabajo de fondo del autor. En esta novela Skovron demuestra que ha construido una trilogía con una trama y una ambientación acorde con el ego de sus personajes.Los personajes demuestran estar en constante evolución, llegando siempre a nuevas cotas para dejar a la historia con distintas y hondas huellas. Entre los secundarios se encuentran algunos de los personajes más dinámicos y excitantes de la trilogía, dejando mucha moralina entre las páginas. Aunque revisita localizaciones, se evidencia su evolución y el cambio propio del avance de la historia así como eso se advierte en las diferentes apariciones que tienen lugar en la novela. En general, Skovron consigue que el lector aprecie desde un primer momento la transformación en perspectiva, en concepto, en circunstancia, en ambientación y en el ritmo del relato. El producto final es una historia muy entretenida que engancha rápidamente y mantiene expectante durante todo el relato. La prosa contagiosa y fácil de asimilar queda como una canción pegadiza. Os encontraréis deseando tener más de esta historia entre las manos y temeréis el final de esta novela.