EL NIÑO ENCIMA DE LA MONTAÑA
Título: El niño en la cima de la Montaña.
Autor: John Boyne (Dublín 1971). Se formó en el Trinity College y en la Universidad de East Anglia, en Norwich. Autor de otras cuatro novelas: The thief of the time, The Congress of Rough Riders, Crippen y Next of Kin; El Niño con el Pijama de Rayas no sólo supuso la consecución de un éxito unánime en todos los países donde se ha publicado, sino que además en Irlanda se mantuvo en el número 1 de los libros más vendidos durante 57 semanas. Entre otros premios y reconocimientos El Niño con el Pijama de Rayas ha sido finalista en los premios Boders Original Voices y Ottakar´s Children´s Book Prize, y nominada al Premio Ungari Unicef entre otros. John Boyne también es autor de la novela La Casa del Propósito Especial, El increíble caso de Barnaby Brocket, Quedaos en la trinchera y luego corred o La Apuesta entre otros.
Editorial: Salamandra.
Idioma: inglés.
Traductor: Patricia Antón de Vez.
Sinopsis: de padre alemán y madre francesa, Pierrot ha tenido una infancia no muy distinta de la de cualquier niño de su época. Sin embargo, nos hallábamos en París, corre el año 1935 y la guerra que se avecina trastocará el destino de millones de personas. Tras la muerte prematura de sus padres, Pierrot deberá separarse de su íntimo amigo Anshel y abandonar Francia para vivir con su tia Beatrix, que trabaja de ama de llaves en una mansión imponente erigida en lo alto de una montaña. Pero no es una casa cualquiera; se trata nada menos que el Berghof, la enorme residencia que Adolf Hitler posee en los Alpes de Baviera. Así, a sus siete años, alojado de manera involuntaria en el entorno íntimo del todopoderoso Fürer, Piettot se verá inmerso en un mundo tan extrañamente seductor como peligroso.
Su lectura me ha parecido: ágil, entretenida, triste, concisa, fácil de leer, dramática, impactante, reflexiva, más de lo mismo, ausente de emoción lectora, original a pesar de todo...Queridos lectores y lectoras, hoy nos encontramos ante uno de esos libros, pero sobretodo, uno de esos autores que sin duda, ha marcado a toda una generación. Cuando salió a la luz su primera novela, el éxito fue rotundo, y lo mejor de todo es que el autor se lo merecía con creces, pues no se trató del típico best seller de turno, sino de un libro que se salía de la norma y que logró renovar una temática sobre explotada. Durante aquellos años en los que era una simple estudiante de instituto, no se hablaba de otra cosa, al igual que yo muchos de mis compañeros se habían hecho con un ejemplar, se hacían improvisadas tertulias de unos simples segundos para intercambiar opiniones, se convirtió en la lectura estrella en los trabajos de clase e incluso recuerdo como un compañero de clase confesó que aquel libro le había hecho llorar. Yo sinceramente no llegué a tanto, pero si que sentí una pena profunda, y ante la sensación de que aquel libro ya iba a formar parte de mi memoria para siempre. Aquel libro llevaba por título El niño con el Pijama de Rayas, y hoy, casi diez años después de aquello, nos topamos en las librerías con el libro que hoy tengo el placer de reseñar, el cual, a pesar de apreciar una pizca, pero sólo una pizca, de originalidad, no está a la altura de aquella novela que tanto marcó y que a tanta gente ayudó a iniciarse en la lectura. Sin duda, una auténtica pena. El niño en la cima de la Montaña: la sorpresa y la decepción en mayúsculas.
La historia de como este libro llegó a mis manos es muy reciente, sin embargo, para contarla bien, debemos remontarnos algunos años atrás. Como ya he comentado en el primer párrafo, mi relación con John Boyne había sido de amor correspondido, gracias a El niño con el Pijama de Rayas, pero sin duda escasa en los últimos tiempos, pues no me he adentrado en otros libros suyos, algo a lo que pondré remedio espero más pronto que tarde. Por otro lado, durante aquellos años de instituto me empapé de información y de lecturas sobre el nazismo, el holocausto, la II Guerra Mundial y otros temas relacionados. Algo que provocó que durante mucho tiempo una servidora no leyese, salvo ocasiones meramente puntuales, algo referente a ese acontecimiento histórico. Ni siquiera, y esto tal vez es lo más fuerte, durante mis años cursando la la carrera de Historia, cuando se supone que se te abren las puertas a un millon de posibilidades para aprender, pero sobretodo para investigar. Pero sinceramente, había llegado a un punto en el que el nazismo y todo lo concerniente a esa etapa acabó por resultarme algo tediosa. Por decirlo de alguna forma, durante mis años de estudiante universitaria, me llamaron más la atención otros temas como la Historia de Género, las relaciones entre Historia y Literatura, La Guerra Fría, la Guerra Civil, el Franquismo, la Transición, la Amarican Way of Life o los aspectos relacionados con la memoria y los usos del pasado. Esa situación cambió este verano gracias a una serie de lecturas que próximamente reseñaré y que me han permitido mirar aquella época desde una órbita muy diferente e interesante. Y es en estos meses de retorno al interés por el tema cuando apareció ante mis narices El niño en la cima de la Montaña. Reconozco que al principio sentó cierto entusiasmo al contemplarlo por primera vez, sin embargo, al observar más detenidamente la portada, el título, y leer la sinopsis no pude evitar exclamar hacia mis adentros: "¡No, John Boyne! ¡Tú no! ¡Qué has hecho!". Cuando por fin pude hacerme con él, tras una larga espera y gracias a la biblioteca de mi barrio, comprobé que su lectura tenía aspectos buenos pero no evitó que se derrumbase ante mis ojos aquel autor que tanto admiré por El niño con el Pijama de Rayas.
Continuando en este tercer apartado con la crítica, me gustaría en esta ocasión ser lo más concisa posible, pues de esta lectura hay muchas cosas que comentar. Para empezar, diremos que El niño en la cima de la Montaña presenta como ya he dicho una lectura sencilla, amena y que va directa al grano, recreándose solamente en lo necesario y en lo que se considera importante de cara a narración. Debemos destacar dentro de este punto que Boyne no duda en darle un toque de dramatismo, el mismo que ya usó en El niño con el Pijama de Rayas, con la misma inteligencia emocional, naturalizada y que consigue remover por dentro al lector. Seguidamente, el grueso de la cuestión, y que sin duda, es lo que de verdad me ha disgustado enormemente de su lectura, pero sobretodo su planteamiento. Esto se podría resumir en el calificativo que he usado al principio: más de lo mismo. Mismo espíritu, misma intención, mismo punto de vista, mismo niño, misma época, misma atmósfera, mismo volumen, mismo trato...Y por si no fuese suficiente, y para rematarlo todavía más: mismo estilo de portada y un título que inevitablemente recuerda al libro que le dio la fama mundial. Por eso exclamé aquello la primera vez que vi el libro, en cuanto me di cuenta de que John Boyne había sucumbido o bien a la falta de ideas o a las exigencias editoriales. Aunque también podría deberse a que, durante la promoción, no han repetido la misma fórmula que con El niño con el Pijama de Rayas. Es decir, no revelar la sinopsis del libro y jugar con el lector para que adivinase la época, el momento y quienes eran en realidad Bruno y Shmuel, provocando que nadie quisiese hacer spoilers, por lo que el secreto de su contenido quedaba a buen recaudo y consiguiendo que el lector quedase completamente impactado con la lectura. A lo mejor me estoy equivocando y Boyne ha escrito El niño en la cima de la Montaña con la intención de explorar el otro lado de la alambrada, pero sinceramente, pienso que las opciones expuestas no son tan descabelladas. Estas son las razones de la gran decepción que he tenido al respecto, sin embargo, hay que reconocer que no es todo terrible en lo referente a esta novela, pues. El autor irlandés sorprende a pesar de todo, con unos personajes muy empáticos y un entorno muy sobrecogedor, nada más y nada menos que en el Berghof. Un lugar que por cierto, existió de verdad, y que si buscáis en Google podéis informaros de su historia y de su relación con el despiadado dictador. Me ha gustado especialmente dos cosas sobretodo: la valentía de incluir a Hitler como un personaje más de la novela, con su psicología y su carga narrativa, despojándole de cualquier mito y estereotipo que suele rodear su figura; y la reflexión que se te queda tras finalizar la última página. A pesar de que en Piettot y en Anshel no podía evitar ver también a Bruno y a Shmuel, lo cierto es que la sensación que deja esta lectura es de deja vu pero también de un trabajo realmente emotivo.
Concluyendo esta reseña de la mejor manera posible, he decidido dejar para el último párrafo el imprescindible tratamiento de un aspecto crucial en la novela, y que sin duda, ayuda a entender además, no sólo un momento histórico concreto, sino otras situaciones que en la actualidad suceden a todas horas. Si en El niño con el Pijama de Rayas asistimos a una terrible inocencia que acaba de forma tan estrepitosa, con El niño en la cima de la Montaña, contemplamos directamente el truncamiento de la misma y a una existencia en un mundo dominado por el totalitarismo, el control y, en este caso, con la desgracia de vivir en el lugar donde acude vive temporalmente el mismísimo demonio en persona. Y la reflexión no viene precisamente de este hecho, sino de los diálogos tan interesantes como paradójicos y espeluznantes que mantienen el Fürer con el pequeño Pierrot. Es ahí cuando uno se da cuenta de la capacidad del ser humano para ser conmovido, hipnotizado, manipulado. Boyne, al hacer un retrato de Adolf Hitler tan humano y tan de estar por casa, sin descuidar por supuesto su abominable ideología y propósitos, obliga al lector a cuestionarse este tipo de cosas, de como un discurso, sea cual sea, que no tiene porque estar dirigido a grandes masas, puede llegar a captar la atención, y más, a la atención de un niño, cuya cabeza absorbe más que la de cualquier adulto. Por supuesto, hay que tener en cuenta que en la novela nos hayamos en plena época nazi, donde había que andar con mucho cuidado si pensabas diferente y donde unas ideas tan troces calaron en gran parte de la población. En un lugar, la Alemania de los años 30, donde protestar y manifestarse en contra significaba la muerte, la coacción y el lavado de cerebro acabó por calar en muchas mentes, sobretodo entre los niños. Muchos creyeron que era como un juego y que asociaciones como Las Juventudes Hitlerianas eran lugares de reunión, de excursiones y de diversión; pero bajo todo aquello se escondía una ideología perversa y de la que muchos de aquellos que fueron integrantes de ellas, se arrepintieron posteriormente. La manipulación estuvo y está a la orden del día, no hay más que ver un poco nuestra oferta de canales de televisión, prensa, radio, internet...Todos ellos bajo un signo y con la intención de crear una opinión determinada y que le satisfaga a los de arriba para que los de abajo no nos de por revelarnos y manifestarnos. Pierrot, aunque sea un personaje ficticio y viva en una época muy diferente a la nuestra, no se diferencia mucho de muchas personas que actualmente, vivimos bajo el yugo de la manipulación y del control de los poderosos. Una élite conservadora, que al igual que la del pasado, sólo busca su propio beneficio. El niño en la cima de la Montaña: una historia de tristeza, lavado de cerebro, amistad, guerra, ideología, compañerismo, complicidad, horror, comprensión, perdón, redención...Una novela que aunque se parezca más de la cuenta a su antecesora, merece la pena leer.
Frases o párrafos favoritos:
"-¿De qué clase de cosas te habla el Fürer!-Es complicado. Tienen que ver con la historia y la política, y el Fürer dice que el cerebro femenino...-Ponme a prueba. Me esforzaré al máximo para seguirte. -Hablamos sobre cómo nos han robado. -¿Nos? ¿A quienes se refiere ese "nos"? ¿A ti y a mi? ¿A ti y a todos?-A todos nosotros. Al pueblo alemán. -Claro. Ahora eres alemán, se me había olvidado."
Película/Canción: no es de extrañar El niño en la cima de la Montaña se acabe convirtiendo en una película. Espero que con más suerte que la adaptación de El niño con el Pijama de Rayas. Hasta que eso ocurra os dejo con un video de John Boyne hablando sobre esta novela
¡Un saludo y a seguir leyendo!