""Me llamo Kvothe. Quizás hayas oído hablar de mi."
Opinión personal:
Hace tiempo que salió este libro y su secuela, y ya somos bastantes los que esperamos con impaciencia a que salga el tercero que cerrará la saga (o eso se espera) mientras hacemos apuestas sobre cuál saldrá primero, si este o la 6ª entrega de Canción de Hielo y Fuego (yo apuesto por Rothfuss :P).
Aun así, me parece que merecía tener una reseña en el blog, y ahí va:
Hay libros que merecen ser leídos con calma, que te piden con silenciosos gritos que pases sus páginas sin prisa y que disfrutes de todos y cada uno de los detalles que llevan impresos. Existen pocos libros así, pero los hay.Uno (bueno, en realidad varios) es Canción de Hielo y Fuego (ya los he mencionado antes, más conocida por su primer libro, Juego de Tronos, y la increíble serie que se ha hecho sobre ellos. Algún día haré la reseña), indudablemente, aunque casi no queda otra opción, porque este es, además, uno de esos libros que requieren una digestión lenta y pesada para no sufrir un colapso mental con tantos nombres, lugares y tramas internas.
Pero hay otros que, aunque algo densos, lo piden más como un placer que como una necesidad física.
Uno de estos es El nombre del viento, de Patrick Rothfuss.
Es un libro denso, adictivo y lleno de giros hacia delante y hacia atrás en la historia de Kvothe, nuestro protagonista. Protagonista que conocemos al final de su historia, en plena decadencia, pero sin saber exactamente qué le ha pasado ni cómo un héroe ha llegado hasta ese extremo. Así, desde este punto de vista, es como arranca la historia de Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano, Kvothe el Asesino de Reyes.
A primera vista (bueno, digamos a segunda, cuando de verdad empieza por el principio de su historia), nuestro protagonista es un héroe bastante típico. Sí, lo he dicho. No me echéis los perros todavía, esperad un momento y dejad que me explique.Kvothe me parece típico, o al menos bastante previsible, porque, a pesar de sus múltiples desventuras y penalidades tan maravillosamente narradas y descritas, siempre siempre siempre acaba saliéndose con la suya. Con él no pueden ni las criaturas míticas, ni los salvajes monstruos de los barrios bajos, ni el matón de la escuela… ¡si hasta consigue hacer la mejor interpretación de su vida cuando al laúd se le rompe una cuerda! (os lo digo por experiencia como persona que ha estudiado música y se ha pasado años rozando trastes y cuerdas con los dedos: eso es prácticamente –por no decir del todo– imposible). Por suerte, me quedé un poco más tranquila cuando Kvothe volvió a las esferas humanas, cayó en la trampa y se quedó sin pase a la biblioteca de la Universidad. ¡Ja! Chúpate esa, don Perfecto. Gracias, señor Rothfuss, me acaba de devolver la fe en su verosimilitud.
Pero con esto no quiero decir que todo sean pegas, eso sería contradecirme a mí misma. De verdad que es un libro que merece la pena, y mucho.Es cierto que me parece que toda la historia del pasado de Kvothe me parece mejor como idea en sí que como está contada (por lo que he dicho antes, principalmente, lo que no quiere decir que no me encante el libro); pero es que el libro aún seguiría siendo maravilloso si solo se hubiera publicado el primer capítulo, porque Los tres silencioses una de las cosas más bellas que se han escrito jamás.
Así que aquí queda mi invitación para todo aquel que todavía no ha viajado por los recuerdos de Kvothe, llenos de magia, leyendas, música, amor; porque con cada libro va creciendo la leyenda.
Nos leemos pronto ^^Ana