El primer libro que leí de Kate fue La casa de Riverton y desde entonces no he parado de leer todos sus libros. Todos siguen una línea común en la que se pueden encontrar secretos familiares, historias escritas a varias voces tanto en presente como en pasado que poco a poco se van uniendo y van cobrando sentido... cuando lees a Kate tienes la seguridad de que vas a adentrarte en una historia muy trabajada, con unos personajes inolvidables y llenos de matices y que no va a defraudarte. Con El último adiós ha conseguido mantener el nivel de calidad al que nos tiene acostumbrados y ha sido una lectura muy buena, quizá de las mejores del año. En este libro se nos presentan dos historias: por un lado la de Alice, una escritora de éxito pero con una historia familiar que trascendió a los periódicos y con un montón de misterios que quedaron sin resolver y la de Sadie, una detective que se toma unos días libres y va a visitar a su abuelo a Cornualles. Allí, lejos de dejar a un lado su trabajo, empieza a conocer datos de una desaparición de un niño que ocurrió en los años 30 que dejó muchas incógnitas sin descubrir... ¿cuál es el secreto que guarda Alice? ¿Qué ha llevado a Sadie ir a Cornualles? ¿Qué paso en ese día de verano de 1933?
Como siempre, los capítulos al principio están bien diferenciados para que vayamos conociendo ambas historias: primero conocemos los recuerdos de Alice de 1933 y después nos trasladamos al presente con Sadie en 2003. Aunque sean dos historias que vamos conociendo al mismo tiempo son fáciles de seguir y no confunden. Es una historia escrita a dos voces pero en muchas ocasiones conoceremos lo que piensan y hacen otros personajes, de esta forma Kate nos permite hacernos una idea bastante buena de cómo es cada personaje, la justificación de por qué ocurren determinadas cosas y es una de las cosas que enriquecen a la historia porque hace que esta sea aún más elaborada y tengas una idea global de todo.
Con respecto a las protagonistas, con la que no he llegado a conectar mucho ha sido con Alice. Quizá porque pensaba que iba a tener más protagonismo y según iba leyendo se quedaba un poco atrás de otros personajes que en principio eran secundarios pero que según se desarrollaba la historia debido a su personalidad o por las cosas que han hecho tomaban más atención. Un ejemplo de esto ha sido el personaje de Eleanor, a medida que avanzaba la lectura veía que iba a ser un personaje, a pesar de que al principio era muy secundario, iba ganando terreno y tomaba una participación muy activa en la historia, más que la propia Alice o Sadie en algunos momentos. Me ha gustado mucho este personaje e incluso se le toma cierto cariño a pesar de que, como todas las personas, ha cometido algunos errores que no están bien vistos. Sadie sí que me ha gustado más, además se ve una evolución clara en este personaje, según la vamos conociendo se ve que no es perfecta, que ha cometido muchos errores durante su vida pero que se da cuenta e intenta rectificar, a través de ella la autora nos deja ciertas reflexiones y situaciones para pensar.
El ritmo de la historia es lento pero adecuado a cómo se van desarrollando los acontecimientos y llega un momento en que todo se va uniendo y tomando sentido que es imposible de dejar de leer. Quizá esto haga que algunos se echen para atrás o no les atrape la historia porque al principio tiene muchas descripciones y no es una lectura rápida, hay que tener un poco de paciencia porque luego merece la pena, se nota el trabajo que hay detrás y cómo queda todo perfectamente atado, sin dejar cabos sueltos.
Leer a Kate Morton es sinónimo de leer historias de calidad. Son tramas llenas de secretos familiares, en las que las mujeres tienen gran protagonismo y los personajes están muy bien caracterizados. Me parece una lectura estupenda para estas Navidades y sin duda la recomiendo. Kate es una autora que desde el primer libro me encantó y que no me ha defraudado en ninguno de sus libros, tengo muchas ganas de leer nuevas historias suyas.
Gracias a SUMA por el envío del ejemplar