Editorial: Penguin Random House
Querido lector, Siento decirte que este libro es extremadamente desagradable: cuenta la historia de tres niños con muy mala suerte. Los hermanos Baudelaire son un imán para los desastres. Para empezar, sobreviven a un incendio terrible, se enfrentan a un ser malvado, codicioso y repulsivo, desmontan un complot para despojarlos de su fortuna ¡y se ven forzados a llevar ropa que pica! Yo tengo la triste obligación de poner por escrito estos trágicos acontecimientos, porque soy el autor. Pero a ti nada te impide cerrar inmediatamente este libro y leer algo más alegre, si eso es lo que prefieres. Con todo mi respeto, Lemony Snicket
Gracias
Penguin Random House por el ejemplar.“Es mucho, mucho peor recibir malas noticias por escrito que por medio de alguien que tan solo te lo dice, y estoy seguro de que entiendes por qué. Cuando alguien simplemente te dice las malas noticias, lo escuchas una vez, y eso es todo. Pero cuando las malas noticias están escritas, ya sea en una carta, en un periódico o en tu brazo escrito con marcador de punta fina, cada vez que lo lees se siente como si estuvieras recibiendo las malas noticias una y otra vez.”
Te recomiendo, querido lector, que hagas caso a la cita anterior y escapes de los libros que reseñamos hoy mientras puedas, porque una vez que los hayas leído inevitablemente volverás a leerlos, y volverás a llorar, y volverás a preguntarte por qué no decidiste leer algo más feliz en su lugar.
“El ventanal” es el tercero de los trece libros que conforman “Una serie de eventos desafortunados”. Este libro es un buen filtro para los lectores de la saga, quienes deberán estar dispuestos a [SPOILER ALERT] atravesar una vez más el mismo ciclo argumental de los dos ejemplares anteriores, es decir: los Baudelaire se mudan a un nuevo hogar, el Conde Olaf aparece con un mal disfraz y un nuevo plan para secuestrarlos y quedarse con su fortuna, los niños lo descubren y logran escapar haciendo uso de sus habilidades particulares ya que ningún adulto cree en lo que dicen, y Olaf y sus secuaces logran escapar otra vez. Sin embargo, atención, que falta poco para que este ciclo reiterativo se termine y la trama se complejice muchísimo más. ¡Paciencia!
A destacar: el escenario donde transcurre “El ventanal”, el Lago Lacrimógeno, es sumamente interesante, tanto por el lago en sí como la casa de Tía Josephine, el restaurante y los demás negocios del pueblo. En cuanto a los personajes, Tía Josephine y su manía con la sintaxis y la gramática la vuelven sumamente entrañable y original, aunque se vuelva algo densa por momentos (especialmente hacia los últimos capítulos). Su final es sumamente trágico, y es importante destacar que es la primera vez que un personaje muere enfrente de los Baudelaire. El señor Poe sigue tan estúpido y despistado como siempre, y Olaf y sus secuaces son cada vez más despiadados, así que no digan que no fueron advertidos.
No hay mucho más que decir, excepto que como con los dos tomos anteriores, la lectura es rápida y dinámica y sobre todo muy divertida. El humor que maneja Lemony Snicket es tan exquisito como siempre, y su uso de metáforas y juegos lingüísticos es de lo más interesante, lo que sumado a su estilo de narración único hace que leer una y otra vez el mismo esquema sea tolerable y hasta incluso entretenido.
Pasemos ahora al cuarto libro, “El aserradero lúgubre”: a pesar de que parece ser el más inconsistente y excesivamente fantasioso de la serie hasta el momento, es realmente encantador ver el desarrollo y evolución de los hermanos Baudelaire en este punto. Otra cosa que me gusta es cómo un lector más adulto y experimentado puede leer entre líneas y ver tantas cosas que tienden a escapar al ojo de un niño; Sir, por ejemplo, es la perfecta personificación del capitalismo, sin rostro ni nombre, dispuesto a hacer cualquier cosa sin importar lo inmoral que sea con tal de ganar dinero.
En cuanto a lo negativo, es importante destacar que “El aserradero lúgubre” es sin dudas el libro más caricaturesco de la serie, pudiendo resultar hasta excesivamente fantasioso en algunas cuestiones. Claro que uno de los encantos de “Una serie de eventos desafortunados” es crear situaciones improbables en un mundo bastante realista, pero cosas como un duelo entre una mujer adulta con una espada y una bebé que usa sus dientes como arma resultan cuanto menos inverosímiles. Al mismo tiempo, estos elementos ridículos le proveen cierto encanto y terminan siendo parte de la diversión de la trama, la cual es fundamental para no deprimirse con todas las desgracias que atraviesan estos tres hermanos.
Por último, si como decíamos antes ya te aburre lo repetitivos que resultan estos libros en cuanto a su estructura, nos alegra (¿o entristece?) anunciarte que este es el último libro donde pasa esto. A partir del siguiente tomo (“Una academia muy austera”), los Baudelaire conocerán a otros niños, interactuarán con muchos más personajes además del tutor de turno y Olaf y sus secuaces y descubrirán muchas cosas más acerca de la muerte de sus padres y de las circunstancias que los rodean… ¡pero eso lo hablaremos en la próxima reseña!
No se olviden que la primera temporada de la increíble adaptación de “Una serie de eventos desafortunados” está disponible en Netflix, la cual cubre los primeros cuatro libros (es decir, hasta acá). La segunda temporada se estrena el viernes 30 de marzo de este año y cubrirá los cinco libros que siguen, al tiempo que se finalizan en estos días las grabaciones de la tercera temporada que adapta los últimos cuatro libros de la saga.
Tomás Rodriguez