EmbassytownChina Miéville (Trad. de Gemma Rovira)FantascyRústica | 446 páginas | 18,90€
China Miéville está loco. Pero es una locura de las buenas, de las que el ávido lector de genero agradece. Probablemente leerás la sinopsis de este libro y no te dirá mucho de lo que te vas acabar encontrando. Probablemente empieces el libro y durante el primer centenar de páginas te puede explotar el cerebro al no comprender casi nada de lo que está ocurriendo. Está claro, este libro no es para todo el mundo. Pero tú, si eres un intrépido lector que sigue esperanzado en la desconcertante lectura pensando en una futura recompensa como yo, o que quiere que directamente le vuelen un poco los sesos con neologismos durante unas cuantas páginas, te doy la bienvenida a la Ciudad Embajada. Embassytownes una de las obras más conocidas del conocido y extraño autor británico, ganadora del premio Locus a mejor novela de ciencia ficción en 2012 y una de las novelas más recomendadas por el fandom.
La novela nos sitúa en Arieka, un planeta remoto habitado por los enigmáticos ariekei y que los humanos han colonizado hace tiempo. Estos seres que viven en la Urbe utilizan una lengua totalmente insólita en el universo que solo un reducido grupo de embajadores es capaz de comprender y comunicarse con ella. Avice, nuestra protagonista es parte de esta lengua desde que era niña, aunque no lo entienda muy bien. Cuando un nuevo embajador del extranjero llega a Arieka, el equilibrio en el que la Urbe y la Ciudad Embajada convivían se ve profundamente trastornado. Avice se verá obligada a cuestionar todo lo que asumía como dado para tratar de detener el cataclismo que se avecina.
Ilustración de la portada de Pan McMillan
Miéville crea un atlas de épicas dimensiones plagado de neologismos que ha imaginado desde cero , siendo capaz de trasladarnos directamente a nuestras mentes con pasmosa facilidad. Embassytown no es para nada una novela de aventuras, es un entramado sobre sociología, filosofía y lenguaje que el autor utiliza para explorar el choque entre dos culturas dentro de una historia de ciencia ficción. Miéville nos introduce en la historia in media res, dando saltos hacia adelante y atrás en el tiempo durante el primer tercio de el libro. Esto hace que el inicio de la lectura sea duro, con bastantes conceptos incomprensibles para nuestra mente y que pueden llegar a aturullar un poco al lector. Personalmente ha sido la parte que más he disfrutado, ya que dejando fluir la lectura todo (o casi) acaba cobrando explicación. Tras este primer tercio de idas y venidas en el tiempo en una serie de flashbacks de la vida de Avice, Miéville continua su relato de forma más lineal en camino de la terrible crisis que asola la Arieka.
Si algo me ha fascinado de la lectura ha sido la ambientación. Una ciudad opresiva, que sobrevive gracias a una atmósfera artificial y a la tecnología que unos seres extraterrestres les pueden únicamente facilitar. Alrededor de ello Miéville establece una gran cantidad de conceptos, forzando nuestra mente y comprensión todo lo que puede. Conceptos como el Inmer, el Idioma, las armas biotrucadas, las casas biológicas hechas de musculo o la utensilia harán volar nuestra imaginación sin límites y solo los lectores de la novela compartirán. Aparte de ello, el autor se encarga en indagar en el lenguaje y su poder, en hablar sobre las diferencias entre significado y significante, en como este puede transformar la realidad más de lo que pensamos. Este Idioma pasa a ser el personaje principal de la obra en detracción de unos protagonistas que son meras herramientas o desencadenantes para poder transmitir los mensajes que el británico desea.
Cubierta de Vincent Chong para Subterranean Press
Miéville ofrece una historia bien montada, repleta de reflexiones que nos atrapan casi sin darnos cuenta. Más allá de que la primera mitad que me ha parecido excepcional, la novela decae un poco. El autor dedica demasiado tiempo para mi gusto a divagar en subtramas intrascendentes para la historia, que ralentizan el gran ritmo e intriga que arrastraba desde el comienzo. Pero lo interesante termina siendo ver como Miéville realiza esa reflexión metalingüística y como es capaz de absorbernos por completo para descubrir la lógica del funcionamiento de todo su mundo. Tengo que hacer mención especial a la traducción de la novela, ya sabemos de las proezas de Gemma Rovira (El nombre del viento) pero solventar como lo ha hecho en una obra tan compleja y con tantas palabras inventadas es una gozada para el lector de género.
Ir descubriendo el funcionamiento del mundo de MiévilleLas reflexiones sobre el lenguaje y su poderLa crítica al colonialismo y mercantilismoLa poderosa imaginación que rebosa
Divaga por subtramas en la segunda mitad
Mi primera lectura de China Miéville ha sido tan fascinante como me prometían todos sus seguidores. Es un escritor diferente al resto, y eso ya se nota desde las primeras páginas de la novela. Es capaz de llevarte por un nuevo universo, de ponerte las cosas complicadas, pero de que solo desees seguir leyendo más y más. Si bien es verdad que esa parte final pierde algo de fuelle, no deja para nada de ser una lectura más que interesante para cualquier lector de género. Por suerte para mí, me queda Miéville para rato.
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