Hector Umbra, de Uli Oesterle, y editado por Dibbuks, hará las delicias de numerosos aficionados al cómic, ya que brilla en diferentes aspectos. De entrada, y sin destapar una trama que tiene giros inesperados, es una obra muy contemporánea que se suma a los intentos de actualizar los géneros canónicos. En este caso, Hector Umbra es un cómic “negro”, que conecta directamente con el hardboiled, la novela negra clásica norteamericana. Su protagonista, muy bien perfilado, está cercano a Sam Spade, Philip Marlowe o Lew Archer: un hombre razonablemente maltratado por la vida que aun mantiene un hálito de honor y que emprende una búsqueda en aras de la amistad, flanco en el cual ha sido sacudido recientemente. Este argumento se enriquece rápidamente en diferentes niveles.
De entrada, el escenario en el que se sitúa la acción es, al menos a ojos del lector hispano, novedoso: la muy seria, organizada, limpia y aburrida Múnich, con algunas excursiones a Baviera. Pues bien, frente a esta imagen estereotipada Uli Oesterle nos ofrece una vida nocturna muy jugosa y una mirada a lo que Jacob Riis denominaba “la otra mitad”: dementes, indigentes, pícaros de la noche… Créanme, estimados lectores, si les digo que el resultado es acertado y, a partir de ahora, deberemos pensar en un Múnich mucho más sombrío.
El segundo refinamiento de Oesterleconsiste en introducir una realidad alternativa en la trama. Sin entrar en detalles, que arruinarían la diversión, valga la pena comentar que esta opción conecta a Hector Umbra con la que es una corriente poderosa de la ficción contemporánea, la que juega con habilidad y buen pulso narrativo a hacer que la historia cabalgue por dos realidades paralelas pero conexas.
Y, como complemento final, un elenco de personajes excelentemente esculpido, tanto los protagonistas como los impagables secundarios: los amigos de Umbra, fundamentales en la historia; diferentes secundarios que, a un tiempo, ayudan a entender a Umbra, y cómo ha llegado a ser como es, y a precipitar los acontecimientos; unos malos, malísimos, pero además…especiales.
Así la planteada la historia, Oesterle demuestra un dominio notable de la narrativa gráfica, optando por un trazo realista que deriva en cierto momentos hacia el expresionismo. Aunque puede sonar muy manido asociar a los historietistas alemanes con la herencia, muy presente, del expresionismo germano, lo cierto es que Hector Umbra es una historia cuyas dos almas (la realista y la, digamos, alter-realista) demandan esta mixtura de estilos. También es un notable acierto todo lo que tiene que ver con el tratamiento de la música, un eje argumental que deviene en protagonista por sí mismo y, como es evidente, de difícil traslación a un medio “mudo” como el cómic. Y, finalmente, Oesterle se luce en el diseño gráfico de sus personajes. Algunos críticos han mencionado que el estilo de Oesterle presenta connotaciones con el de uno de los grandes, Mike Mignola. Ciertamente, se puede entrever un aire de familia y un imaginario con puntos de contacto. No en vano el propio Mignola ha manifestado su admiración por el trabajo de Uli Oesterle.
En definitiva, y retomando el inicio, Hector Umbra es una obra muy bien resuelta y eficaz. Nos va a proporcionar, además de un buen rato de lectura, un gusto clásico muy apetecible combinado con un aderezo muy de nuestro tiempo. Se trata, también, de una obra ambiciosa, que, y esto es solo una indicación de sus aspiraciones, suma más de 200 páginas organizadas alrededor de tres libros que conforman el álbum. Finalmente, agradecer que Dibbuks siga mostrando un afinadísimo criterio editorial que, en una etapa de cierto exceso de oferta, se agradece enormemente.
Para saber más:
Imprescindible una oejada a la web del propio Uli Oesterle, en especial a las páginas que le dedica a Hector Umbra.
Algunas buenas críticas internacionales sobre el álbum en Forbidden Planet, Broken Frontier y CómicBuzz