Marina ha crecido contemplando desde su azotea el torréon de una casa que nunca ha podido encontrar desde la calle. Jamás ha visto a nadie allí ni oído las voces de sus inquilinos... Hasta que un día de fuerte viento cae en su patio. Al recuperar el sentido, descubre que la casa del torreón es la puerta de entrada a un ... extraño mundo del que no puede escapar. Con la noche, lo más terrible está por llegar...
El torreón. Ahí está, ahí se alza. Desde hace años, Marina lo observa desde el séptimo piso, mientras tiende la ropa. Desde ahí, la casa se ve perfectamente. Y sin embargo, cuando camina por la calle, nunca la ha visto. Un accidente hace que un día, Marina caiga desde el séptimo piso. Y no, trasnochadores. No muere, no se queda paralítica; es más, ni si quiera sufre ninguna gran lesión. Pero eso no es lo más extraño: despierta en el patio de esa misteriosa casa, la entrada a un mundo totalmente distinto - ya no se encuentra en el nuestro, sino que está en tierra desconocida, nada que ver con lo que hasta ahora había visto. Lo que en un principio parece ser un precioso lugar rodeado de casas hermosas y una tranquilidad, sinceramente, algo inquietante (pues no hay rastro de otra gente), resulta convertirse por la noche en un terrible y horripilante lugar lleno de oscuridad, habitada por sombras, criaturas que intentan arrebatar la vida a todo ser humano. Pero, conforme las horas y los días pasan, Marina se da cuenta de que ese no es el único peligro - efectivamente, sí que hay otros humanos habitando esas tierras; humanos sanguinarios y primitivos desesperados por llevarse carne fresca a la boca. Afortunadamente, no todos serán crueles, y Marina se topará con gente que la ayudará, como James, un adorable niño, o Ángel...
Opinión personal (sin spoilers) Miedo. Eso es lo primero que sentí al sujetar mi ejemplar por primera vez. Conocer y considerar a Isabel del Río una buena compañera en estos lares hacía que temiese que el libro no me satisficiese. Y sin embargo, el único temor que conforme iba leyendo pude sentir fue el que, muy acertadamente, Del Río ha sido capaz de transmitir en su novela. Porque La Casa del Torreón ha cumplido mis expectativas y me ha dejado un maravilloso sabor de boca. La prosa de la autora engancha y es dinámica, y al ser tan finito el libro (tiene sólo 200 páginas, y contiene algunas ilustraciones), el libro se lee en un abrir y cerrar de ojos. Me ha encantado la forma en la que escribe Isabel, simple pero cautivadora. La historia está narrada en primera persona por Marina (menos una parte), lo que nos permite conocerla bien, conocer sus temores y ver cómo evoluciona y va aprendiendo poco a poco sobre ese mundo que nosotros también desconocemos.
Es difícil hablar de los personajes sin destripar demasiado. En esta ocasión, la magia de la novela, la verdadera magia, se encuentra en el escenario en sí, y no en ellos. Tengo que decir que hay algunos más trabajados que otros, y aunque no pasemos demasiado tiempo con ellos, la mayoría (tampoco os penséis que os vais a encontrar con miles de personajes, lo que hace la historia más sencilla de comprender) están bien trazados y son profundos. A James, por ejemplo, le he cogido mucho cariño, y es de mis favoritos.
Como bien decía, no son los personajes lo más importante en la historia, sino el mundo en sí. Es un sitio absolutamente mágico y maravilloso. Me alegro de que la relación de Marina con los demás seres en la historia no haya sido complicada, pues la trama en sí es, dentro de lo que cabe, compleja. Nos encontramos ante un mundo 100% timburtiano (es más, como bien dije en la presentación, mientras leía la novela iba imaginándomela adaptada por el director) - una versión oscura de Alicia en el País de las Maravillas en la que nada es lo que parece. Bosques cuya estación cambia conforme pasa el día (por la mañana es primavera, luego verano, por la tarde otoño y por la noche invierno), casas que se desfiguran y cuyos interiores cambian... Sin duda alguna el aspecto que más me ha gustado de La Casa del Torreón el mundo que Isabel del Río ha creado. Es original, haciendo la novela distinta a las que acostumbramos a leer. Recomiendo el libro para los amantes del terror juvenil, un género nada trillado en este mundillo.
Y ¿qué decir de la edición? Es simplemente IM-PRE-SIO-NAN-TE. No hay otra palabra para describirla. La Galera se ha currado mucho el diseño, y nos encontramos con ilustraciones bellísimas pero a la vez tétricas que acompañan la historia, flechas, y símbolos a lo largo de la novela, páginas negras con la letra en blanco... Un lujo de edición, vamos.
Como supongo que sabréis, el libro se publicó hace un par de añitos ya, pero al salir la segunda parte este verano, La Casa del Torreón está volviendo a ser un libro bastante comentado por la bloggosfera. Un libro que, de verdad, vale la pena. La palabra para describirlo es único, pues no sigue ningún tópico de la literatura juvenil de hoy. De lo más interesante que me he leído últimamente.
Nota final: