Confieso que ese tipo de mercadeo exagerado me llevó a decidir comprar y leer este libro, que estuvo entre mis manos junto a El Psicoanalista de John Katzenbach, La Cabaña del Tio Tom de Harriet Beecher Stowe y algo de Stephen King (Creo que Mr Mercedes), pero ganó gracias a la morbosa curiosidad que sentí al revisar los comentarios de la Internet y de la contraportada.Primero hablaremos de la autora, Paula Hawkins, de quien nunca había escuchado en el mundo literario pero que ya ha publicado algunas novelas románticas bajo el seudónimo Amy Silver. Debo decir que en Goodreads se encuentran más que excelentes comentarios sobre su libro One Minute to Midnight.En cuanto a los datos del libro, lo más relevante es que ha sido publicado por Editorial Planeta y abarca 496 paginas con letra de gran tamaño que facilita la lectura. El argumento gira en torno a Rachel (el apellido poco o nada importa), una mujer con problemas de alcoholismo que a diario toma el mismo tren a la misma hora. Durante su trayecto tiende a divagar sobre las personas que observa por la ventana, especialmente una pareja que se convierte en su obsesión y a quienes nombra Jason y Jess. Un día algo extraño que llama su atención y por fin empieza la trama.¿La verdad? No ha logrado cautivarme más allá de lo que esperaba, algo que no sorprende cuando es vox populi que un best-seller no es sinónimo de calidad. Sin embargo tampoco puedo catalogarla como mala, pues La Chica del Tren resultó ser una agradable y ligera lectura, digna de una tarde lluviosa o de un viaje en bus, como me ocurrió (El libro lo leí en tres viajes que realicé a la sede central de mi empleo). Pero definitivamente no es el libro del año y mucho menos el del verano, por más que The Times, The Wall Street Journal, The Guardian, Saga Magazine y Usa Today entre otros, nos quieran hacer creer lo contrario.Empezaré por el género: ¿thriller? Más bien un novelón con un asesinato de por medio. Tres puntos de vista femeninos, mujeres despechadas, hombres atractivos, varoniles y machistas, infidelidades y policías de relleno. La tensión y el conflicto, que normalmente aparecen en los primeros párrafos de este tipo de obras, fue colapsado por constantes divagaciones y más divagaciones de la protagonista, que detectaba sospechosos hasta debajo de la cama, solo porque sí. El ritmo es más bien lento y repetitivo, aunque por la forma sencilla y natural en que Hawkins escribe logra en ocasiones pasar desapercibido. El conflicto es interno y la acción apenas aparece al final, tras revelarse la verdad mediante el típico monologo del villano.En ocasiones siento que leí todo el libro por la misma razón que lo compré, mera curiosidad morbosa.Los personajes son en cierto punto interesantes y logran hacer que los odie casi desde el principio, especialmente a su protagonista, la chica ebria y patética deseosa por llamar la atención y que en ocasiones actúa como una adolescente (En serio, más de una vez mi mente recreó a Megan como una jovencita apenas de quince años), aspecto que desconozco si fue adrede. También llamó mi atención el hecho de que los personajes actuaban de una manera poco real y creíble ante algunas situaciones (Reacciones exageradas por asuntos ínfimos o demasiado tranquilas cuando deberían haber explotado).
Conclusión
Es una agradable y digerible obra que puede ser leída con una facilidad de niño de primaria, sin misterios ni suspenso, que es donde radica el problema. El libro se dedica a girar en torno al conflicto de la protagonista (paranoia, inseguridad, temores mal infundados y alcohol, mucho alcohol) y como la autora intenta, sin éxito, confundir al lector sobre la verdad de lo que ocurre a su alrededor: la desaparición, el asesinato y el victimario. Aquí entre nos, creo que la palabra pub se repite tantas veces que el título debería considerarse. Además, cuando terminé de leer me fui a la cama con la certeza de haber comprado una historia romántica disfrazada de thriller. ¿Vale la pena tomarse el tiempo en esta obra? Sí. ¿Cubre todas las expectativas? Quizás, depende de la exigencia literaria de cada quien. Para terminar, sorprende el hecho de que el nombre de Stephen King aparezca en la solapa bajo el siguiente comentario."Una gran novela de suspenso... Me mantuvo despierto casi toda la noche"
¿Es eso posible? ¿Hablamos del mismo King? ¿Un autor de su renombre se arriesga de esa manera por una autora desconocida? ¿Filantropia o mercadotecnia?