Título: La isla de BowenAutor: César MallorquíEditorial: EdebéPáginas: 512ISBN: 9788468304274Sinopsis: 1920. Todo comenzó con el asesinato del marinero inglés Jeremiah Perkins en Havoysund, un pequeño puerto noruego situado en el Ártico, y con el misterioso paquete que, antes de morir, Perkins envió a Lady Elisabeth Faraday. O quizá la historia empezara antes, cuando se descubrieron unas extrañas reliquias en el interior de una viejísima cripta medieval, pues fue precisamente una de esas reliquias imposibles la causa de que el malhumorado profesor Ulises Zarco, director de la sociedad geográfica SIGMA, se embarcara en una aventura inimaginable a bordo del Saint Michel. Tanto Zarco como su ayudante, Adrián Cairo, han recorrido el mundo enfrentándose a toda clase de peligros, igual que el capitán Verne y su tripulación, o el joven fotógrafo Samuel Durango, e incluso las dos damas inglesas que les han solicitado ayuda; pero ninguno de ellos estaba preparado para afrontar el temible misterio que envuelve a la isla de Bowen, más allá del Círculo Polar Ártico.
Porque, como decía Sherlock Holmes: «Cuando se ha eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad».
Opinión personal:
A mí siempre me gustó César Mallorquí. La Catedral me pareció una obra maestra y la verdad es que pasé un buen rato con La caligrafía secreta. Así que cuando llegó este libro a mis manos pensé que me iba a gustar, que me iba a parecer interesante y que lo recordaría con una sonrisa. Nada más.
Error.
Quizá fuera porque lo empecé sin saber a lo que me enfrentaba, o porque llegó sin haber oído o leído antes ninguna crítica sobre él y con la sinopsis como única referencia.No lo sé.Pero, desde luego, no estaba preparada para lo mucho que me ha gustado.
Porque otro autor que me encanta es Julio Verne, y este es el mejor homenaje a sus novelas que me he encontrado.
La historia en principio casi me pareció una historia de Indiana Jones: un científico apasionado por buscar tesoros perdidos (¡iba a buscar a los últimos dinosaurios en los altiplanos andinos!) al que le llega una petición de ayuda de Lady Faradays para buscar a un colega del profesor Zarco (personaje donde los haya, a pesar de no ser el protagonista; ¿o sí?) desaparecido y un misterio que no responde a las leyes de la naturaleza: ¿dónde está el desaparecido investigador al que su mujer quiere encontrar con tanto empeño? ¿Y qué es ese mineral que han encontrado en un yacimiento perdido y que el doctor estaba investigando?Y hubiera sido así si Zarco se pareciera un poquito al doctor Jones. Pero no. A no ser que de viejo Indiana se volviera cascarrabias, misógino y bastante más irónico. Pero, a pesar de todo, lo siento por Harrison, porque yo me quedo sin ninguna duda con este aventurero.
Pero vayamos ya a la historia.
Años 20. Al más puro estilo de Julio Verne (cuyos libros de aventuras y viajes devoro cada vez que llegan a mis manos) una extraña compañía se embarca en este viaje misterioso: el profesor Zarco, su equipo, la señora Faradays y su hija y, Samuel Durango, nuestro protagonista, un joven fotógrafo que, después de aprender el oficio con su maestro durante la Gran Guerra decide dedicar su arte a cosas no tan escabrosas. O eso cree él. Porque Zarco y su colega desaparecido no andan faltos de competidores, precisamente.Así nos encontramos en una carrera contrarreloj contra el tiempo para encontrar con vida al investigador y ganar a sus competidores antes de que este encuentre el motivo de las investigaciones que le han llevado a desaparecer, todo mientras los barcos surcan los mares del norte de Europa.¿Qué misterio ocultarán esas aguas heladas?Leedlo y lo sabréis :D
Esta novela es, sin duda, una historia de viajes y aventuras; pero no solo eso. Poco a poco vamos conociendo la personalidad y el pasado de los personajes, cada uno complejo a su manera.Si hay uno que me ha gustado especialmente es Zarco, sin duda, hacía bastante tiempo que no me reía tanto con un personaje. Tiene un humor y unos puntazos de ironía increíbles y, pese a fachada de serio, es un hombre generoso y, sobre todo, muy inteligente.Pero el otro personaje principal masculino también se ha ganado un lugar especial en mi corazón. Samuel, el joven fotógrafo, el narrador de toda esta historia, es prácticamente todo lo contrario a Zarco y, sin embargo, le admira y se convierte prácticamente en su aprendiz. Es un joven tímido, generoso, con alma de artista más que de científico, y propenso a sonrojarse cuando la señorita Faradays anda cerca.
Del estilo de César Mallorquí creo que no os voy a decir nada, porque me quedaría corta. Como en todas sus novelas, el ritmo es rápido y la lectura fluida. Prácticamente no hay pasajes en que sientas ganas de leer en diagonal y no sobran páginas, todas las escenas están ahí por una razón.
Si tuviera que decir algo malo quizá hablara del final, que me dejó completamente descolocada. Pero ni siquiera eso me sirve como crítica, porque tras la sorpresa inicial todo encaja. Y ya me dejo de spoilers.
Si alguno de vosotros está buscando el próximo libro que leerse este verano, La isla de Bowen sin duda sería mi recomendación. Aventuras, misterio, viajes, pequeñas dosis de acción, humor, una historia de amor muy bien llevada sin ser el centro de atención, la década de los 20 como escenario de fondo y una incógnita continua. ¿Quién da más?
Sinceramente, mucho tiene que cambiar las cosas y muchas maravillas tengo que descubrir de aquí a diciembre para que este libro no esté en mi top-ten de 2013.Valoración: