Reseña: las lágrimas del agua, josé luis hinojosa.

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  Título: Las lágrimas del aguaAutor: José Luis HinojosaEditorial: Antonio MachadoFormato: Tapa dura, sobrecubiertaNúmero de páginas: 429¿Saga?: No. AutoconclusivoPrecio libro físico: 19,50€ 

Paula es una atractiva arquitecta que habiendo perdido su empleo y su casa se tiene que adaptar a sus nuevas circunstancias. Pronto empieza a concebir un plan para salir de esta situación, un plan perfecto que no necesita más que de una pizca de suerte y algo de ayuda. Amalio es un joven que ha heredado de su padre una sastrería decadente en Burgos, en la que apenas han quedado algunas telas. Para ganarse la vida trabaja en una tienda en la misma ciudad como aprendiz, pero tiene un plan para el que no necesita más que una pizca de suerte y algo de ayuda. Dos personas y dos planes que parecen perfectos, si no fuera porque en los planes uno debe contar con las eventualidades que el destino les puede deparar. José Luis Hinojosa, en esta su tercera novela, vuelve a hacer gala de una narración repleta de sorprendentes giros cuya lectura atrapa desde las primeras páginas y nos embarca en un mundo que conoce muy bien, el de la industria de la moda en la España de las últimas décadas, con la formación de las grandes firmas de ropa. Una novela que nos ayuda a entender las estrategias de estas compañías, pero es también un libro sobre la soledad de quién está en la cima del éxito, la inquietud de quién mira al abismo, del amor que nace de una mirada, de un gesto o un encuentro casual, o de la traición que domina la ambición. 

Este libro ha sido cedido por la editorial Antonio Machado Libros. Más información sobre sus publicaciones pinchando en el link.

¿La vida se cuenta en objetivos cumplidos o en impedimentos que nos llevan hasta ellos? A mediados del año 2007, en un mes de julio especialmente caluroso incluso para Madrid, Paula escogería la segunda opción. En paro, sin pareja ni proyectos de futuro, los últimos dos años han sido un bache detrás de otro, una sucesión de errores y traiciones. Y cuando ya has creído tenerlo todo y has saboreado el éxito, alcanzando casi todas tus metas, es aún más difícil darte cuenta de que te acabas de estrellar contra el suelo. Sobreviviendo en un minúsculo piso que odia, contando cada céntimo para llegar a fin de mes y añorando la que alguna vez fue su vida, Paula busca desesperadamente razones y proyectos para no rendirse y caer en el total desánimo. Por otra parte, corren los años setenta y España está cambiando. Amalio Ojeda es un joven que no tiene claro qué hacer con su futuro mientras va viviendo según sigue la corriente. Sin embargo sus ambiciones no son tan simples como trabajar eternamente de aprendiz en una tienda de barrio, o ver como la pequeña sastrería de su padre sucumbe al polvo y al desuso. Amalio quiere cosas, aunque aún no sepa cuales son. Tiene ideas, es innovador y optimista, es un empresario sin empresa. Es ese tipo de persona que se arriesga si sabe que merecerá la pena. ¿Pero cómo cambiar algo en una industria que parece que ya lo ha hecho todo? ¿Cómo logrará él, ese perdido chico de Burgos, acabar siendo uno de los magnates más importantes de la moda, décadas después? Y sobre todo, estas vidas tan diferentes, tan separadas tanto por las circunstancias como por el tiempo aunque unidas por el mismo deseo de superación, ¿cómo llegarán a encontrarse? ¿Y a dónde les llevará esto?  

Me gusta la noche porque envuelve mis pensamientos, porque me aísla de la realidad que, iluminada por el sol, se hace entonces más patente, más evidente. En cambio la oscuridad está hecha para que se agite mi sensibilidad, para que salga y explote. De noche siento más mis emociones, vibro más, mi piel se vuelve más sensible. No importa que no haya nadie que la acaricie.

 Tenéis que saber algo antes de comenzar a leer este libro: Las lágrimas del agua es realismo en estado puro. Realismo del que hacía tiempo no me encontraba, del bueno y del malo. Porque si algo representa la historia de esta novela es la moneda y sus dos caras, todo lo que es la vida. Ni más ni menos. Representa situaciones duras y crueles por las que sufre gente buena y que pasan simplemente porque sí, porque a veces no hay más razón que esta. Y gente mala que se sale con la suya porque sí también, porque así son a veces las cosas. Porque la vida no siempre es justa pero aún así hay que vivirla y porque por mucho que llueva al final siempre sale el sol, ¿no? No sé si este era exactamente el mensaje que el autor quería trasmitir, pero a mí me ha gustado, así que me lo he quedado. Esta es una novela de éxito y desengaño, de ambición y traición, de momentos dulces que se pueden volver amargos y de momentos amargos en los que se saborea un poquito de dulzura. Es una historia de amor. De amores de esos que aparecen cuando menos los esperas pero más se necesitan y también de los que te dicen hola en el momento equivocado. Aquí, en esta novela, José Luis Hinojosa toca temas de actualidad y del pasado, nos habla de unos primeros años del siglo XXI dónde la crisis parecía una mera exageración, de un principio de esta que, en el fondo, tomó a todos por sorpresa, de personas que no pensaron nunca en perder su empleo y sin embargo lo perdieron, de desilusión y cambio, pero también de obstáculos que no se quedan ahí estorbando eternamente. La vida es voluble y eso, nuestros dos protagonistas, lo aprenden a lo largo de las páginas de esta historia. Y se adaptan y evolucionan, porque es lo que tienen que hacer.  ¿Alguna vez os ha pasado que comenzáis a leer sin que la historia sepáis si os está gustando o no y aún así os atrapa? Pues voy a ser sincera, a mí me pasó justo eso. Nos encontramos con una novela dividida de una manera de lo más particular: en tres partes y narrada casi enteramente en tercera persona. Una primera parte dedicada a la protagonista, una segunda dedicada a él y una tercera en la que pasado, presente y futuro de los dos convergen, dónde realmente sus vidas se convierten en solo una. Original y fresco, ¿verdad? Y ahí estaba yo mientras los primeros capítulos pasaban, sin tener claro si lo que leía me convencía o no, pero aún así sin poder dejar de leer. Porque hay que decir que sí, que hay momentos predecibles y que en algunos casos los diálogos se me hicieron forzados, pero también cuenta con grandes giros argumentales y un final de infarto. No es una novela perfecta, porque perfectas son pocas, pero tiene un punto clave: la narración. José Luis Hinojosa tiene un estilo muy propio, de lo más fluido, que aún cuando hace más uso de la descripción que del diálogo, consigue sumergirte en los pensamientos y vida de los personajes de una manera tan fácil como amena. Nada de páginas y páginas llenas de descripciones lentas, nada de hojas que parecen no terminar nunca, ni de pesadez y palabras que en realidad no quieren decir nada. José Luis Hinojosa sabe cómo contar las cosas, saber decírtelo de tú a tú y ese es el gran punto a su favor. Directa y franca, su prosa no se puede más que calificar como bonita. Con ese deje poético que te hace releer varias veces la misma frase porque despierta algo en ti, porque tiene su encanto. Y además no nos olvidemos del gran simbolismo que imprime en el agua, ni de lo bien usado que este está. Desde el título hasta la portada, pasando por las escenas de lluvia, por los sueños con paraguas rojos y por la contemplación del mar o de un lago, creedme, al final veréis su significado. A Paula y a Amalio les unen muchas cosas, pero sobre todo les une el agua.  Y ahora un último aliciente para los que os mantenéis reacios a leer esta encantadora novela y, eso sí, una mera observación personal. Algo que me ha parecido muy curioso y por lo que los personajes me han resultado tan tangibles y reales, es precisamente por el paralelismo que el autor crea con respecto a figuras que vemos día a día. Tenemos a Paula, arquitecta recién salida de la universidad que no encuentra un trabajo que se adapte ni a sus estudios ni a sus sueños, por ejemplo. ¿Cuántos os podéis sentir identificados con esto? ¿A cuantas personas así conocéis? Lo más obvio, sí. Pero también hay otro gran y claro ejemplo: Amalio Ojeda. ¿No os recuerda este personaje a alguien? Empresario textil que comenzó sus andanzas vendiendo batas, cuando aún nadie le conocía, que se hizo un nombre y revolucionó el mercado. Hombre que creó una gran fortuna mientras que, sin embargo, la mayor parte de su vida privada se mantuvo en todo un misterio. ¡Si hasta los nombres se parecen! Exactamente, hablo de Amancio Ortega, el creador e la tan famosa compañía Inditex. Y oye, probablemente lleves algunas de sus ropas puestas. ¿Un guiño? Quizás. Ahora qué, ¿os ha picado la curiosidad?  

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