Hacía bastante tiempo -concretamente, desde diciembre- que no leía una novela escrita por un autor español. Y cómo me alegro de haber escogido La trama de la telaraña para este año. Este es uno de esos libros que brillan en casi todos los aspectos y a los que no le puede achacar apenas nada. J.D Lisbona (por cierto, esas iniciales quedan muy de protagonista de película) ha escrito una novela entretenida y atmosférica que mantiene la intriga, nunca pierde el ritmo y detalle muy importante para mí- cuya trama se cierra satisfactoriamente.
La historia que nos trata nos traslada a Madrid en el año 1985 y la verdad es que podía imaginarme perfectamente a sus personajes vagando por las calles y los escenarios descritos, como si de una película se tratara (¿Estáis leyendo, productores? Aquí tenéis la siguiente Isla Mínima).
En la novela hay varios personajes principales, aunque el verdadero protagonista es Héctor Selman, un ex-agente de policía que practica boxeo, consume cocaína y es, a todas luces, lo que me gusta bautizar como "un alma torturada". ¿Qué sería de una novela negra sin su detective torturado? En este caso, Héctor cambia el alcohol por la cocaína, porque al fin y al cabo estamos en el Madrid de los 80 y la decadencia prevalece.
Si hay algo en lo que me gustaría haber profundizado más es, precisamente, en el personaje de Héctor, al que a pesar de haber acompañado durante 300 páginas, creo que todavía se le podría sacar más partido. Me ha faltado un toque sarcástico a lo Patrick Kenzie, quizás, o simplemente algo que me hiciera recordarlo para siempre. Como personaje, me ha parecido mucho más fascinante Germán Silvera.
La novela empieza con un prólogo y una misteriosa carta -¿soy la única que pensó por un momento que todo era real?- que ponen en marcha lo que sucederá después. Y además, curiosamente, la estructura es uno de los puntos fuertes de la historia, que sin ser estrictamente lineal, añade fragmentos de interrogatorios a modo de flash-forward; con detalles que todavía no conocemos, y que, por supuesto, nos obligarán a seguir leyendo.
Hay que tener en cuenta que el libro toca temas oscuros y algo desagradables, como cualquier novela negra que se precie. Todos los elementos que nos gustan del género noir podemos encontrarlos en La trama de la telaraña: crimen, corrupción, mentiras... Pero lo que más me ha gustado con diferencia es cómo trata esa delgada línea que separa el bien del mal, los matices, los grises. Un poco como en la reciente serie Shades of Blue, este libro nos presenta a personajes que actúan según sus instintos y su propia escala de valores, en lugar de conformarse con lo que la ley dictamina. Hablamos de lazos familiares y amistades que imperan sobre todo lo demás y que, afortunadamente, siempre dan lugar a grandes historias.
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