Abril de 1912. El mayor transatlántico de todos los tiempos, el Titanic, está a punto de zarpar. En él viaja la familia Lisle, compuesta por Lady Regina y sus tres hijos: Layton, Irene y Beatrice. Para ellos el viaje será la oportunidad perfecta para reconducir su vida y empezar a entablar amistad con las altas esferas antes de llegar a América; sin embargo, para Tess, la doncella de Irene, se convertirá en una pesadilla.
A bordo del Titanic conoceremos tanto a personajes reales como el diseñador del barco Thomas Andrews, como a personajes ficticios que hacen que la trama tenga sentido, como en el caso del conde Mijail Kalashnikov, que está muy interesado en una caja que Tess transporta hacia el camarote de los Lisle y cuyo contenido el lector desconoce, o de Alexander Marlowe, un apuesto joven que le salva la vida en dos ocasiones.
Ese será el punto de partida para que las vidas de Tess y Alec se unan, en un intento de sobrevivir y ver cumplidos sus sueños: tener una nueva vida en América, la tierra de las oportunidades. Sin embargo, Mijail no descansará en ningún momento hasta conseguir lo que quiere y, ya de paso, hacer sufrir a Tess e intentar que Alec se una a la Hermandad, una hermandad… de hombres lobo.
Escrita en presente y narrada desde el punto de vista de Tess, Aguas oscuras nos sorprende con esta fascinante historia de amor a bordo del Titanic, coincidiendo con el centenario de su hundimiento. Mezclando la realidad con la fantasía y gracias a una minuciosa ambientación, Claudia Gray logra que te sumerjas en los pasillos y las habitaciones del transatlántico con una historia ágil, fresca y entretenida.
En esta ocasión, el lector cuenta con una ventaja: sabe que el Titanic se va a hundir. Por lo tanto, la pregunta es: ¿se salvarán Tess y Alec de la catástrofe que ocurrirá? ¿O se verán arrastrados a las aguas oscuras del océano Atlántico?