Durante muchos siglos en Toledo convivieron pacíficamente tres culturas: la hebrea, la árabe y la cristiana, hasta el siglo XV, cuando comenzaron a cambiar las cosas. En ese período histórico transcurre la novela de la que hoy hablamos, Alba de Montnegre, escrita por la gallega, aunque residente en Valencia, Luz Álvarez, que ha recibido este año el Premio Lazarillo, galardón compartido ex-aequo con la obra Aeternum de Miguel Ángel Mendo.
Alba de Montnegre nos cuenta las peripecias de la familia Montnegre, integrada por un noble castellano Raimundo, erudito y estudioso de la alquimia, y su hija adolescente Alba, una muchacha culta que lee latín y griego, sabe esgrima y montar a caballo, y es la protagonista que da título al libro.
Una falsa acusación motivada por intereses personales será el motor de la acción, lo que dará lugar a intrigas, duelos y lucha de clases, hasta llegar a un final algo precipitado para nuestro gusto. Además, algunos de los misterios planteados se quedan escondidos en el tintero, así que puede que la intención de la autora sea dejar todo trazado para una próxima secuela.
En cuanto al título, surge una duda, porque, en realidad, Alba no es la protagonista de la historia, aunque sí lo parece al principio; la acción de la novela pasa muy pronto, a las pocas páginas, a manos de su padre, y luego, más tarde, es Salvador, el enano recogido en casa de los Montnegre, el que roba todo el protagonismo.
En definitiva, una novela entretenida y bien escrita; aunque comienza con un estilo muy descriptivo y algo sobreadjetivado, al avanzar la acción la autora se mete en la trama y su pluma se vuelve más ágil, lo que se agradece.
Revista Cultura y Ocio
Editorial Bruño