«Me llamo Josephine Darly, y mi intención es vivir para siempre». Así es como comienza la primera novela de la saga The Blood Journals que narra la historia de Silla, una chica que tras la muerte de sus padres recibe un libro de hechizos enviado por El Diácono. También es la historia de Nick, un chico cuyo padre y cuya madrastra, una escritora de renombre, le han obligado a mudarse de Chicago a un pequeño pueblo cercano. Se conocen una noche en el cementerio, la misma noche en la que ella descubre que su sangre es mágica. La atracción entre ambos es inmediata pero eso no será lo único que una sus destinos. Silla se niega a aceptar el hecho de que la polícia le haya dicho que fue su padre quién asesinó a su madre y después se suicidó, y llegará hasta el final para saber la verdad. En el viaje la acompañarán Resee, su hermano mayor, y Nick.
Además de conocer la historia de Nick y Silla, que narran los acontecimientos de manera intercalada, Tessa Gratton nos adentra en la vida de Josephine a través de las páginas de su diario; cómo pasa de ser una huérfana analfabeta a una poderosa bruja gracias a Philip, su mentor.
Parece un argumento bastante típico, pero no es ni de lejos lo que el lector espera. A medida que va avanzando la novela, la historia toma derroteros inesperados y eso es lo que te mantiene pegado a sus páginas. Todo ocurre con ligereza y agilidad, sin que las escenas de acción o de amor resulten eternas.
Tessa Gratton crea unos personajes verosímiles sin caer en los clichés literarios. Incluso la típica madrastra o la abuela moderna se ganan el cariño del lector y el mayor problema acaba siendo el nombre de la protagonista, (en serio: ¿Silla?). Blood Magic es uno de esos libros que demuestran por qué la fantasía y el romance siguen siendo los ingredientes de éxito en juvenil. Una saga que no te quieres perder, con un final frente al que sólo se puede hacer una pregunta: «¿Cuándo sale la segunda parte?».