Villa Torcida, el pueblo de Mar, no tiene ni un solo centímetro llano. Allí, los torcidos y torcidas viven en casas inclinadas, casas que se mantienen en equilibrios imposibles, casas que se apilan sobre otras casas… y sólo hay una que está desocupada: la casa estrecha. Pero esto va a cambiar: una mañana, sin razón aparente, el misterioso Cornelius, su fiel ayudante Tobías y la traviesa cabra Sombra aparecen por el camino del valle dispuestos a quedarse. Y eso sí que es una sorpresa, pues como allí todos saben, muy pocos son los que cruzan el valle Simplón y llegan a Villa Torcida.
¿Qué habrá venido a hacer ese extraño maestro? ¿En qué consiste esa Despensa de imposibles que ha abierto para cubrir las necesidades de todos los torcidos y torcidas? Más aún, ¿qué misterios esconden las enigmáticas caracolas que abarrotan sus estanterías y que brillan de forma tan curiosa? ¿Será Villa Torcida merecedora de una tienda tan, tan especial y sabrá aprovechar lo que puede llegar a ofrecerles si escuchan con el corazón?
Cornelius y la despensa de los imposibles es, por encima de todo, un libro que quedará en el corazón de los lectores más que en su memoria. Con una prosa fluida y elegante, cuidada hasta el último detalle y con unos diálogos que sabrán disfrutar tanto niños como adultos, la nueva novela de Carles Sala i Vila nos habla de amistad, del primer amor y de la ayuda desinteresada al prójimo.
El libro, que se hizo con el 47º Premio Josep M. Folch i Torres en 2010, presenta a unos personajes variopintos, repletos de luz propia y vida. Mar, la protagonista del relato; Tobías, el ayudante del maestro; el sabio abuelo Lucas, quien, a falta de vista, puede hablar con el viento... Todos ellos reflejan diferentes virtudes que se van desarrollando a lo largo de la historia y que serán la clave para resolver los líos que allí se produzcan.
Aderezado con las originales ilustraciones en blanco y negro de Javer Andrada, esta fábula atemporal nos recuerda lo sencillo que es muchas veces combatir nuestras preocupaciones si tenemos el valor de reconocerlas, y la importancia de tener en consideración a los niños cuando la ambición de los adultos impide ver el camino.
Como reza la contraportada hablando de Cornelius “Hay personas que parece que hayan venido al mundo para cambiarlo”. No es difícil pensar que Sala i Vila pueda ser una de ellas.